Aceptarse, amarse y cuidarse es nuestra responsabilidad, especialmente porque si no lo hacemos, nadie lo hará por nosotros. De lo contrario no seríamos libres, viviríamos dependiendo de un tercero. Es por ello que hoy te daré algunas claves esenciales para vivir más en armonía con uno mismo.
Aceptarse
Es paradójica la forma en que muchos de nosotros hemos llegado a rechazarnos, incluso algunos se han llegado a odiar cuando se ven en el espejo. La mayoría renegamos de alguna de nuestras características, especialmente cuando se trata de apreciar nuestro físico.
No aceptarse a uno mismo tiene consecuencias negativas, no sólo nos deja vulnerables a la voluntad de otros, cuando buscamos aprobación ajena, también nos llena de miedo al fracaso, ansiedad e inseguridad. En extremo, puede incluso generar depresión e ideas suicidas.
Aceptarse a uno mismo empieza con el autoconocimiento, identificar tanto nuestras habilidades y destrezas como nuestros defectos. Sin embargo, no siempre es fácil hacerlo, especialmente porque solemos ser nuestros peores jueces.
Hacer una lista
Si somos capaces de hacer una lista de lo que nos gusta de nosotros mismos y lo que no nos gusta, estaremos en el camino de conocernos.
Tal vez la columna de lo que no nos gusta sea más larga que aquellas cosas que nos encantan de nosotros. En tal caso, el reto es buscar tantas cosas positivas como negativas. Veremos que con un poco de esfuerzo empezaremos a valorarnos mejor.
Luego habremos de anotar las cosas que nos gustaría cambiar, no importa si son mentales, emocionales o físicas. En seguida escribir cómo creemos que podríamos cambiarlas y qué tan dispuestos estamos a intentarlo.
Claro que a ti puede no gustarte tu estatura, algo que es prácticamente imposible cambiar; sin embargo, puedes aprender trucos de estilo para vestirte y arreglarte con el fin disimular eso que no te agrada.
No hay que fijarnos únicamente en los errores, hay que celebrar y recordar nuestros éxitos personales y aciertos.
Aceptarse no es resignarse
Algunas personas creen que si se aceptan como son, incluyendo lo que no les gusta, deben quedarse así para toda la vida. Esa no es la esencia de la autoaceptación, no se trata de resignarse.
La autoaceptación es un acuerdo con nosotros mismo para vivir en paz con quienes somos, tratando de sacar provecho de nuestras virtudes y mejorando en aquello que no nos gusta. Aceptarse es reconocer los límites y trabajar con lo que sí podemos hacer. Es una gran oportunidad de crecimiento.
Evita el miedo
Cuando nos aceptamos se pierde el miedo de ser quienes somos. Por el contrario, podemos atrevernos a ser más, a aprovechar nuestros recursos y a trabajar con las debilidades que se tienen.
Es importante luchar contra los miedos que nos impiden avanzar, como el miedo al fracaso, que una vez haya sido superado, es cuando realmente logramos desarrollarnos como personas.
Amor propio
El amor propio es nuestra capacidad de valorar lo que somos y apreciar lo que hacemos. Es producto de la aceptación. El amor es dedicación y cuidado que nos propinamos porque sabemos que lo merecemos.
Para amarnos un poco más tenemos que ser conscientes de nosotros mismos, tener claro lo que pensamos, lo que deseamos, lo que sentimos. Ello es nuestra esencia y al conocerlo mejor, somos capaces de proveernos bienestar a partir de ello.
El amor propio es individualidad e independencia. Cuando nos conocemos y somos capaces de aceptarnos y amarnos adquirimos el poder de poner límites y no actúan en función de lo que otros quieren para ellos.
Una persona que se ama se protege de las personas tóxicas y no pierde el tiempo con aquellas que intentan envenenar su espíritu.
Al amarse a uno mismo, la vida cobra un sentido, se tiene una intensión de vida. Si la intención es vivir una vida significativa y saludable, debemos tomar decisiones que apoyen esta intención. Esto permitirá estar bien con uno mismo cuando se tenga éxito en este objetivo.
Autocuidado
Cuando nos amamos nos queda clara la obligación que tenemos de cuidarnos, en todos los sentidos. El autocuidado implica poner atención a nuestra salud física y mental, así como atender nuestras necesidades y proveernos bienestar de manera asertiva.
El autocuidado es todo lo que hacemos por nosotros mismos, para mejorar. Comprende acciones cotidianas como identificar los pensamientos positivos o negativos, descubrir los límites y comunicarlos de forma asertiva, cuidar la apariencia, etc. Es decir, conocernos y vivir en congruencia a lo que somos.
Cuidar de nuestras propias emociones es asumir que tenemos el poder de decidir. Cuando conocemos nuestras necesidades y límites, podemos ser capaces de tomar decisiones propias y reforzar nuestra autoestima sin requerir que otros las “acepten” o las aprueben, simplemente decidirás de forma libre.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA