Preguntarte a qué te aferras y por qué es el punto de partida para aprender a desprenderte de aquello que te duele y lastima, de lo que no te deja alcanzar el bienestar emocional que tanto deseas. Por ello hoy analizaremos juntos a qué solemos aferrarnos y por qué lo hacemos, para luego aprender cómo soltar.
Aferrarse es someterse a situaciones o personas de las que somos cautivos por voluntad, aun cuando sea de manera inconsciente; es tener la necesidad obsesiva e insana de poseer algo o alguien con lo que creemos somos felices (aunque nos haga más daño que bien). Aferrarnos nos lleva a forzar situaciones o relaciones, a luchar de manera infructuosa para mantener situaciones que no pueden ser. Terminamos heridos y con un gran desgaste emocional, además de los daños que podemos hacer a los demás.
¿A qué nos aferramos?
Entre las cosas a las que nos podemos aferrar, por diversos motivos están:
- Una relación: Solemos hacer depender nuestra felicidad de otros porque nuestra autoestima no es suficientemente fuerte o no creemos que podemos darnos felicidad a nosotros mismos; asimismo nos cuesta aceptar que una relación terminó.
- Pensamientos equívocos: Con los años aprendemos ciertos pensamientos equívocos que, por miedo al cambio, no nos atrevemos a modificar, y porque ello nos permite evadir la responsabilidad de tomar decisiones por nosotros mismos lejos de creencias erróneas.
- Emociones negativas: Nos habituamos a emociones que nos hacen sufrir innecesariamente, como la culpa, el enojo o el resentimiento. Ello aparentemente nos da energía o motivación, nos permite tener el control, y por ello nos aferramos a ellas, pero en realidad sólo duelen y nos desgastan, así como nos aíslan de los demás.
- Eventos y recuerdos dolorosos: Nos aferramos a éstos, porque refuerzan nuestra imagen de víctimas o porque nos mantienen en una posición en la que no tenemos que esforzarnos para enfrentarnos a un presente, que no podemos o sabemos manejar.
- Esperanza: Aferrarse a una idea esperanzadora que no fructificará es muy frecuente pues, en apariencia, nos da una razón de ser, para continuar y luchar, pero que en realidad no está basada en la realidad y nunca sucederá. Lo cual nos daña constantemente.
- Personas y objetos: Cuando nuestra autoestima es incapaz de proveernos bienestar, autoconfianza y autorrealización, solemos depositar la “responsabilidad” de hacernos felices en otras personas o cosas, como el dinero, los objetos, etc.
Nos aferramos a ello porque nos creemos incapaces de tomar decisiones por nosotros mismos, actuar en consecuencia y hacernos responsables del destino de nuestras vidas. No obstante, nada a lo que nos aferremos será la respuesta a nuestro bienestar.
¿Por qué nos aferramos?
- Entre los principales motivos por los que nos aferramos, están:
El miedo al cambio y a lo desconocido, lo que solemos considerar difícil de manejar. - Disgusto por perder algo que, aparentemente, nos gusta y da placer.
- No queremos perder la sensación de control y poder que nos da aquello a lo que nos aferramos.
- Los apegos exagerados y negativos que se gestaron inadecuadamente cuando éramos bebés.
- Una mala autoestima que nos inmoviliza, aun ante lo negativo.
¿Cómo soltar aquello a lo que me aferro?
Para soltar cualquier situación, persona o cosa, en general, es importante descubrir qué ganancias secundarias obtenemos al mantenernos en esa posición y qué creencias y pensamientos equivocados tenemos al respecto. Una vez que los descubrimos, podemos hacer los cambios necesarios.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA