Mucho hablamos del tema, pero algunos tenemos una falsa idea de lo que es, por ello hoy te digo 4 cosas que no son amor propio.
Desde las conversaciones de café hasta los consultorios terapéuticos, todos en algún momento hemos hablado de amor propio. Nos referimos a ese grado de aceptación, respeto y consideración que sentimos hacia nosotros mismos, que a veces es fuerte y otras flaquea.
El amor propio es un pilar de la salud emocional y psicológica de los seres humanos, al que vamos por la vida tratando de construir, cuidar, mantener o reconstruir después de algunos golpes naturales de la existencia.
Este es resultado de diversos procesos de introspección y aceptación a niveles profundos, de conocernos y querernos a nosotros mismos, sin necesidad de cambiar la propia esencia para satisfacer a los demás.
¿Cómo es una persona con amor propio?
Las personas que tienen amor propio se identifican por ser amigables, respetuosas, amorosas, independientes, siempre se preocupan por su crecimiento personal, su salud, su formación y por dar lo mejor de sí en todo aquello que realizan. Su desarrollo se fundamenta en el autocuidado, el valor propio, el autoconocimiento y la autoestima.
Por el contrario, la falta de amor propio expone a las personas a caer en relaciones de mucha dependencia, donde la propia valoración se deposita en la normativa de los demás. Los vínculos se sustentan desde un aspecto inmaduro y herido de sí mismo, perdiendo la autonomía e independencia emocional.
Hábitos de amor propio
El amor propio se expresa a través de 5 hábitos que definen la calidad del vínculo con nosotros mismos. Estos hábitos son:
- Autoaceptación.
- Disposición al aprendizaje y capacidad de adaptación.
- Confianza en nuestras capacidades y valoración de nuestras virtudes.
- Certeza y convicción personales, expresada como seguridad para tomar decisiones y avanzar.
- Priorización, atención y cuidado a nuestras necesidades en los planos físicos, emocional, mental, social y espiritual.
4 cosas que no son amor propio
Pero el amor propio no es fácil, tiene sus tropiezos y debilidades, se trabaja a diario y, en ocasiones, se cofunde con otras cosas. Por ello hoy te diré algunas cosas de lo que no es el amor propio.
1. No es egoísmo
El amor propio no es egoísmo, no se fundamenta en un egocentrismo en el que se busca el beneficio personal y autovalor, especialmente, de los demás.
Si bien el amor propio nos impulsa a ver en primera instancia por nuestras necesidades y poner límites a los deseos e imposiciones de los demás, no implica ignorar los derechos y anhelos ajenos. No se trata de una satisfacción unilateral e indiferente al resto de las personas.
Un amor propio puede ser tan abarcador que nos permite estar bien con nosotros mismos y también con los demás.
En cambio, una persona orgullosa, envidiosa, soberbia o egocéntrica no necesariamente posee un gran amor propio; a menudo ocurre justamente lo contrario, las personas con poca capacidad de autoaceptación se refugian en actitudes hostiles hacia los demás, pues consideran que cualquier protagonismo ajeno constituye una amenaza para ellos.
2. El amor propio vs la autoestima
Aunque la diferencia entre ambos conceptos sea sutil, existe. El amor propio y la autoestima son temas separados, aun cuando suelen emplearse como sinónimo.
El amor propio se fundamenta en una dinámica profunda y honesta, generalmente compleja y difícil de conseguir; mientras que la autoestima es una sensación de valoración, algo más superficial, sostenida en la autopercepción y en la que influye la aceptación de los demás.
Es posible tener poco amor propio y mucha autoestima, pero es imposible que esto ocurra al revés, pues la gente con amor propio experimenta también una buena autoestima, al poder aceptarse tal y como es.
3. Falso autocuidado
El amor propio se manifiesta en el cuidado que nos proporcionamos; sin embargo, hoy se habla de un falso autocuidado asentado en el consumo. En múltiples publicaciones en redes sociales he observado que éste trata de un baño relajante con sales y bombas de burbujas, o de comer libremente viendo series en plataformas de streaming, hacerse un spa de manos o una rutina de belleza, incluso pagarse unas vacaciones.
Y aunque todo ello nos brinde mucho placer y descanso, el autocuidado tiene que ver con una protección de la salud física, mental y emocional. Es una actitud activa y responsable con respecto a la calidad de vida que podamos proporcionarnos.
4. Aislamiento
Cuando buscamos reforzar nuestro amor propio, podemos caer en la falsa idea de independencia e individualidad. Y es que comenzar a amarnos nos deja claro que no requerimos a otras personas para satisfacer nuestras necesidades emocionales.
Esto puede generarnos una tendencia al aislamiento: “no necesitamos a nadie que nos valide”. No obstante, esto representa un error, pues el aislamiento puede resultar un mecanismo de defensa de quien tiene conflictos emocionales y siente amenaza por parte de los demás.
Parte de la salud mental y emocional que soporta el auto amor es la posibilidad de vincularnos sanamente con los demás. El aislamiento se opone a este principio. Querernos a nosotros mismos no significa que no requiramos el amor de los demás.