Beneficios emocionales del vivir al aire libre

Los beneficios emocionales de vivir al aire libre son altamente significativos, no solo para la salud física sino para la mental.

Quizá por ello cada octubre, en Canadá, se celebra un día muy particular: “Take Me Outside Day”. Este tiene como objetivo crear conciencia sobre la necesidad de que los niños y jóvenes pasen tiempo al aire libre. Busca implementar el aprendizaje al exterior como parte de un currículo escolar, alienta a los niños a encontrar un equilibrio entre pasar tiempo adentro y afuera; además, promueve el distanciamiento de pantallas como computadoras y teléfonos.

Con el pretexto de esta celebración de la vida al aire libre, originada en 2011 por el director de la YMCA, Colin Harris, me animo a contarte sobre los beneficios emocionales que tiene pasar tiempo al exterior.

La vida en el exterior

Un tema relevante, pues hoy, más que nunca, vivimos confinados en espacios interiores. Según las estadísticas, pasamos hasta un 90 por ciento de nuestra vida entre cuatro paredes, totalmente desconectados de la naturaleza, aunque esta sigue estando profundamente enraizada en nuestro lenguaje, nuestras tradiciones y nuestra conciencia.

Pero afortunadamente, en pleno siglo XXI, coincidiendo con nuestro alejamiento de la naturaleza, ha empezado a emerger un fascinante campo de investigación científica que confirma esta intuición ancestral y demuestra la importancia del contacto con la naturaleza para nuestro bienestar psicológico o el desarrollo de nuestras facultades cognitivas y afectivas.

En el libro Perdiendo el Edén, Lucy Jones lo explica detalladamente con una amplia gama de ejemplos. Un tratado profundo que cuestiona cómo hemos roto nuestro vínculo con la naturaleza y el costo que en la salud mental tiene.

Diversos estudios han demostrado que el solo hecho de mirar una imagen del mundo natural puede ser beneficioso, por lo que respecta a la reducción del estrés e incremento del bienestar.

Si antes de la pandemia el uso de apps y espacios digitales ya era usual, hoy hay una gran cantidad de posibilidades de diversión con el simple hecho de tener un teléfono o un dispositivo conectado a internet. Eso ha sido también otro factor de cambio en la convivencia entre jóvenes, que los relega aún más al sedentarismo y la vida al interior.

Veamos entonces cuáles son los beneficios de estar fuera, en sitios que permitan el contacto con la naturaleza.

Jugar en el jardín

Si los adultos pasan tanto tiempo en el interior, los niños también, evitando las aportaciones que el jugar en el jardín pueden brindarle a su desarrollo. Por ello comienzo con los más pequeños. Esto son los beneficios:

Estimular su creatividad.

Fomentar la sociabilización.

Ayudar con la exposición solar, necesaria para la asimilación de la vitamina D, que permite al desarrollo saludable del organismo.

Descubrir el mundo que les rodea a través de los cinco sentidos.

Mejor oxigenación al permitir que los niños jueguen o hagan ejercicios aeróbicos como caminar, correr, nadar, etc.

Cuidar sus ojos, gracias a que se exponen en mejor medida a pantallas de dispositivos electrónicos.

Mayor libertad, pues al aire libre suele haber mucho menos reglas que cumplir.

Unión familiar. Cuando hay salidas a escenarios naturales suele ser en familia, con mayor convivencia y por ende, mayor unión.

Mayor empatía y cuidado del medio ambiente.

Más movilidad, permanecer en el exterior permite juegos con mayor rango de movimiento, lo que ayuda en el desarrollo neuronal del niño.

En el caso de los adolescentes, son múltiples los beneficios tanto de salud como escolares que pueden obtener al practicar alguna actividad extraescolar al aire libre.

Asimismo, realizar ejercicio en un exterior motiva por una simple y sencilla razón científica: el color verde relaja, transmite energía y motiva para comenzar una actividad.

Beneficios emocionales del vivir al aire libre

Además de los beneficios físicos de estar al aire libre, también el alma se ve afectada positivamente por ello. Aquí algunos de esos beneficios emocionales:

Mejora del estado de ánimo

La luz del sol suele ayudar a aliviar los síntomas de la depresión, como el bajo estado de ánimo y la fatiga. Si se padece, por ejemplo, depresión estacional, se notará mejoría al cabo de unos días de vivir al aire libre. Si tiene una depresión mayor, puede tardar de 2 a 5 semanas en notar la mejoría.

La creatividad y atención

En el caso de los adultos, la exposición a la naturaleza también es positiva. De acuerdo con un estudio publicado en Psychological Science, interactuar con la naturaleza da al cerebro un descanso de la sobreestimulación a la que está sometido todos los días, lo que puede tener un efecto reparador en los niveles de atención.

En este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Utah descubrió a que pasar unos días en la naturaleza mejoraba la creatividad de la gente en un 50%.

Mayor motivación

La exposición a la luz, más el contacto con elementos de la naturaleza y la mejora en la oxigenación, sustentan mayor motivación. La dopamina en los individuos que están pasando un momento agradable se incrementa y ayuda a sentir mayor motivación.

El agua es un antidepresivo

Una investigación realizada por la Universidad de la Escuela de Medicina de Exeter, en Inglaterra, sobre las cualidades esenciales del agua y su papel en nuestro bienestar psicológico, encontró que los iones negativos del agua son antidepresivos naturales. Estos iones negativos se encuentran en gran cantidad incluso en un cubo de agua.

Pasear cerca de lagos, ríos y arroyos, incluso charcas y fuentes, es muy beneficioso para la salud emocional. Si además puedes darte un chapuzón, los beneficios se multiplican.

Restauración mental

La sobre estimulación continua de la mente, que se produce hoy con tanta información, puede aumentar los riesgos del estrés crónico. El mundo natural, por el contrario, puede ofrecer un refugio mental y emocional cuando necesitas desconectar y recargarte.

Las investigaciones hechas en 2020 sugieren que pasar tiempo en la naturaleza puede ayudarte a sentirte más relajado y concentrado, especialmente cuando te tomas el tiempo de observar tu entorno.