Practica estos 15 hábitos de autocuidado emocional y mejora tu calidad de vida y bienestar con independencia.
Hoy se habla cada vez más de autocuidado; sin embargo, muchos han aprovechado esta práctica para vender productos con el pretexto de que una mascarilla, un baño de burbujas y una caja de bombones es suficiente para “estar bien”. Sabemos que no es así, que el autocuidado requiere de un trabajo consciente, profundo y constante, especialmente cuando se trata de ver por nuestro entorno emocional.
¿Qué es el autocuidado emocional?
El autocuidado emocional es la práctica de un conjunto de hábitos cuya meta es alcanzar el bienestar y mantenernos saludables, física, mental y espiritualmente. Implica un estilo de vida adecuado que comprenda todos los ámbitos del ser integral. Desde una rutina de ejercicio físico, hasta el trabajo espiritual cotidiano.
Tristemente, es común que el autocuidado emocional se subestime, a veces se considera que refleja egoísmo y puede parecer inútil para los demás, especialmente para quienes se veían beneficiados con nuestro descuido en ámbitos como el espiritual y el emocional.
¿Qué sucede cuando no hay autocuidado emocional?
Cuando evadimos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos, tanto en lo físico, como en lo mental y espiritual, ponemos en riesgo nuestra salud y bienestar. Se omisos en la práctica de hábitos que nos brinden calidad de vida también promueve conductas de riesgo, automatismo e inconsciencia del devenir de nuestra historia.
Tal vez en lo inmediato no pareciera que las consecuencias significaran mucho; pero con el tiempo la indiferencia nuestro cuidado pasa factura: estrés, irritabilidad, ansiedad, depresión pueden ser las consecuencias a mediano plazo.
15 hábitos de autocuidado emocional
1. Aceptar y expresar las emociones. Reconocer que todas las emociones son válidas y merecemos no juzgarnos por sentir lo que sea que sintamos.
2. Reconocer cuáles son nuestras necesidades emocionales. Evitar pretender que somos autosuficiente, hay que encontrar un equilibrio entre la dependencia emocional y el aislamiento por temor a las heridas. Es importante validad lo que requerimos, desde una palabra de reconocimiento hasta un abrazo, todo es necesario y está bien incluso pedirlo a la persona adecuada.
3. Cuidar y fomenta las relaciones personales. Vinculado al punto anterior, recordemos que no somos una isla, que requerimos de los demás; que nuestra salud mental depende de una apropiada socialización. El aislamiento es un riesgo para el bienestar.
4. Establecer límites. Si tuviera que elegir una sola práctica del autocuidado sería ésta: poner límites define, para uno mismo y para los demás, aquello a lo que estamos dispuestos a soportar. Los límites son la garantía de respeto y dignidad que merecemos, pero sólo nosotros podemos determinarlos.
5. Manejar el desacuerdo. Junto con los límites, también debemos aprender a manejar los desacuerdos con normalidad. Está bien no estar de acuerdo con los demás, ello no debería generar conflicto. Aceptar y respetar es la base de una comunicación asertiva que nos lleve a posicionarnos en ciertos temas sin temor al rechazo y el enfrentamiento.
6. Dejar de ir a la deriva. El autocuidado implica saber hacia dónde vamos y cómo lo haremos, disminuir la incertidumbre y los riesgos de navegar sin rumbo o perder el tiempo. Se requiere definir los objetivos vitales, plantearse metas y tareas cotidianas. Al mismo tiempo debemos ser tenaces, flexibles y realistas.
7. Tomar el destino en las manos. Cuidar de las propias emociones es asumir que se tiene el poder de decidir. Cuando conocemos nuestras necesidades y límites, podemos ser capaces de tomar decisiones propias y reforzar el autoestima de forma que no requieras que otros las “acepten” o las aprueben, simplemente decidirás de forma libre.
8. Dedicarse tiempo. Más allá de la mascarilla y el baño relajante, que sí son importantes esos tiempos, darse un tiempo a uno mismo es el camino al audoescubrimiento, el cuidad y el crecimiento. Debemos de asegurarnos que estamos cómodos con quienes somos y cómo estamos viviendo.
9. Practicar el autoperdón. Pueden existir muchas cosas que no nos gustan de nosotros mismos, sentirnos avergonzados por ciertos comportamientos o situaciones vividas, cuestionarnos las decisiones que hemos tomado. Es parte de la vida estos desatinos, aunque a veces algunos los cargamos como fracasos o una afrenta; por ello es importante agradecer lo vivido, aprender la lección y perdonarnos, para continuar sin lastimarnos a nosotros mismos.
10. Ser positivos. Ciertamente, hoy hay un optimismo tóxico que pareciera negar las emociones incómodas; ese tipo de prácticas de “todo va a estar bien” no son del todo convenientes. Pero es importante también mirar hacia el futuro con esperanza, siendo positivos, solo de esa manera dan ganas de ir hacia allá. Una mirada negativa del futuro nos frena y puede llevarnos incluso a la depresión. Hay que trabajar con la gestión de nuestros pensamientos y emociones negativas.
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