¿Cómo despedirnos de los padres? Porque solo haciéndolo podremos recorrer un camino personal donde desarrollar una historia única y sin conflicto.
Somos hijos, nos alojamos en el seno materno y al cobijo del padre, es natural. Ocupamos el lugar del menor en el sistema familiar y de ellos recibimos la vida. Sentimos la seguridad de estar al amparo de los mayores y, muchas veces, por ello ejercemos una lealtad ciega que limita nuestro propio proyecto de vida.
Pero prolongar hasta la adultez esta relación dependiente hacia los padres nos daña la vida, muestra un vínculo enfermizo con ellos, y puede agotar la relación de pareja que intentemos llevar. Por ello es necesario despedirnos de nuestros padres.
Bert Hellinger señaló: “El camino de la purificación exige la despedida de los padres, de las ilusiones y de las implicaciones en los destinos de la familia; la despedida de los sentimientos secundarios y ajenos, y del reproche; el asumir las propias posibilidades, los propios límites, la propia responsabilidad y la propia culpa. El asentimiento al mundo tal como es, y tanto la disposición de tomar como la de dar”. Es así como encontramos el camino hacia la maduración real y plena.
¿Por qué sigo dependiendo de mis padres?
Desde el estudio sistémico, podemos señalar que un adulto quiere tener el cobijo de sus padres y mantiene vínculos poco sanos debido a una de estas causas:
- Busca seguir teniendo su protección. Los hijos sobreprotegidos se sienten inseguros para avanzar sin sus padres.
- Negarse a madurar. Cuando hay vínculos negativos, sienten que hay amor a través del conflicto y por ello se mantiene con ellos para escalar los conflictos porque es la manera que aprendieron a demostrarse amor.
- Cuidarlos. Los adultos sienten que es necesario cuidar a los padres, los convierten en los pequeños y los ven desvalidos. La idea es que puede apoyarlos a sin necesidad de vivir con ellos.
- Ser el adulto. Algunas personas, para asumir el papel de adulto ante los padres, quieren mantenerlos, ayudarles o encargarse de ordenarles la vida.
- Son pareja emocional de uno de ellos. Si uno de los padres no tiene pareja, el hijo siente una responsabilidad moral hacia ese padre y establece emocionalmente una relación con él o ella.
- Intermediario. Cuando se mantienen unidos por el hijo, el hijo desea mediar entre los conflictos paternos y se queda para ser intermediario entre ellos.
- Reconciliación tardía. Cuando por algún momento se rompió el vínculo y existe una reconciliación, los hijos quieren disfrutar de ese nuevo lazo y permanecer con los padres por el tiempo que no estuvieron unidos.
Observemos que todas estas causar afectan los órdenes del sistema familiar y a la postre cobran factura con enfermedad y conflicto, propio, con la pareja, el trabajo o el resto de los miembros del sistema.
¿Cómo restablecer la relación ordenada con los padres?
Para poder tomar la vida y realizar nuestros proyectos con fuerza y entusiasmo necesitamos haber integrado la fuerza de ambos padres en nuestro corazón. Debemos saber que somos capaces de sostenernos emocionalmente por nosotros mismos. Solo de esta manera sentimos su bendición y tenemos la fortaleza para superar las vicisitudes que la vida nos presente.
¿Cómo despedirnos de los padres?
Para despedirse de los padres debemos:
- Sanar el vínculo y liberarnos de cualquier resentimiento y apego hacia ellos.
- Ocupar nuestro lugar delante de ellos respetándolos y mirándolos con amor.
- Mirarlos como los grandes, sin subestimarlos o creer que depende de uno. Ellos son capaces de salir adelante por sí mismos.
- Permanecer el tiempo suficiente y no más. Desde el respeto y agradecimiento, debemos integrar a nuestros padres en nuestro ser y, luego, prepararnos para partir.
- Ir dando pasos por uno mismo es necesario para nuestro desarrollo. Tomar pequeñas decisiones para avanzar.
- Dejar de inmiscuirse en los asuntos de pareja de los padres.
- Darnos permiso para despedirnos de ellos; es decir, construir una vida propia donde poner en práctica todo lo que ellos nos enseñaron.
Sólo así podremos crecer como adultos y encontrar nuestro propio camino, sin romper los vínculos con nuestros padres: siendo adultos, pero llevando su amor en el corazón.
