Estas 4 formas de practicar el desapego te llevarán a conquistar la liberación emocional que estás necesitando.
Es normal tener relaciones muy estrechas con las personas, ya sea algún miembro de la familia, un amigo o una pareja. Lo que no es adecuado para el desarrollo personal es la dependencia que se genera en torno a una determinada persona, sin la cual parecería que no podríamos vivir.
Suele ser frecuente que las personas emocionalmente dependientes tengan apegos patológicos que dificulten sus relaciones afectivas y generen entornos negativos para su desempeño emocional. Por ello hoy hablaremos de las mejores formas de liberarnos emocionalmente de esos apegos enfermizos.
¿Qué es el desapego?
A veces se cree que el desapego emocional es igual a la indiferencia; por tanto, se le califica con negatividad. Por el contrario, el desapego es uno de los ejercicios emocionales más saludables que supone el crecimiento del individuo.
Hoy en día está muy de moda hablar de soltar, liberar y justamente eso es el desapego. Es saber amar, apreciar e involucrarnos en las cosas desde un punto de vista más equilibrado y saludable, liberándonos de excesos que nos sujetan y someten, especialmente a la voluntad de otros.
Por el contrario, dejemos de creer que el desapego es un desprendimiento absoluto de, incluso, aquello que tiene un peso significativo para nosotros. El desapego NO es romper con vínculos o relaciones personales que forman parte de lo personal.
La consecuencia del desapego es la liberación emocional que nos da opciones de vida más honestas y auténticas, acordes a nuestras necesidades y deseos; sin dañar a los demás.
4 formas de practicar el desapego
El desapego conlleva mucho trabajo interior de por medio, pero sus frutos son altamente favorecedores para nosotros, por ello hoy hablaremos de estas cuatro leyes del desapego cómo nos liberan emocionalmente.
1: Eres responsable de ti mismo
Trata de tomar consciencia de que eres plenamente responsable de ti mismo, de ti misma. Habrá que dejar atrás la idea de que otra persona llegará para hacerte más feliz, para validarte, para aceptarte o para protegerte.
Todo ello depende única y exclusivamente de nuestro trabajo interior, del desarrollo de una autoimagen positiva y el fortalecimiento de nuestra autoestima.
Esta primera ley del desapego nos evita seguir buscando la felicidad en otras personas o en lo que los demás nos puedan dar. Se trata de cultivar la propia felicidad con responsabilidad en uno mismo.
2: Vive el presente, acepta y asume la realidad
Dejemos de estar con pie puesto en el pasado y otro en el futuro, omitiendo vivir en el aquí y el ahora. El desapego, en este punto, nos permite soltar los rencores, desavenencias, traumas y pérdidas que en el pasado nos han herido.
Hay que movernos hacia la sanación del pasado y tomar la vida como es en el presente, sin esperar el pago de ciertas deudas (que nadie nos debe). Todo eso que fue nos ancla, nos aprisiona y condena al estancamiento.
El apego tóxico al pasado nos impide la libertad de avanzar.
El perdón nos hace liberarnos de apegos tóxicos y nos ayuda a concentrarnos en lo que realmente importa.
3: Promueve tu libertad y permite ser libre a los demás
Asumamos ya que el desapego es libertad, pero ello no significa romper los vínculos afectivos que tenemos. Es por el contrario poder ser tal como somos frente a los demás, sin opresiones ni dictámenes ajenos difíciles de satisfacer.
Si reconocemos en nosotros mismos la posibilidad de vivir libres y dejar atrás las expectativos que nos coaccionan, también podremos dejar que los demás sean tan libres como les sea posible.
Ello no va a impedir formar vínculos con otras personas; al revés, nos permitirá lograr lazos afectivos más sólidos, sanos y perdurables.
El desapego implica que nunca debes hacerte responsable de la vida de los otros, al igual que los demás, no deben tampoco imponerte sus principios, sus ataduras o cadenas personales para aferrarte a ellos
4: Todo es prestado, asume la pérdida
La vida es efímera, todos partiremos de ella en algún momento, es mejor que nos acostumbremos a esta idea y vivamos conforme a este presente que podemos gozar. Dejemos de ser aprehensivos no sólo con el pasado sino también con el futuro.
Asimismo, aceptemos que el cambio es la constante en la vida. Todo se trasforma, deja de ser, crece o muere, debemos evitar aferrarnos a lo que ya no es. De esto trata el asumir la pérdida.
Toma la vida con todo lo que es y acepta que algunas personas se irán para siempre, los niños crecerán, algunos amigos dejarán de serlo y algunos amores nos dejarán… No obstante, otras cosas y personas llegarán a nuestra vida, de igual modo que nosotros llegaremos a nuevos lugares.
Un desapego sano nos permite ser nosotros mismos, en libertad y plenitud, así como nos impulsa a practicar mejores formas de amor.
