Esta vez te hablo de cómo lidiar con el miedo al abandono y sanar tus heridas de la infancia para lograr el crecimiento emocional
La sensibilidad de los niños y niñas suele ser un factor de susceptibilidad ante la sensación de abandono, y aunque los recuerdos se diluyan con el tiempo, la huella emocional puede llegar a ser profunda y determinar el comportamiento afectivo del adulto.
Dependencia emocional, celotipia, inseguridad y baja autoestima, complacencia o manipulación, pueden ser signos de que un adulto lleva la herida del abandono y no quiere volver a sentir ese dolor, por lo que vivirá a expensas de ese miedo.
La herida del abandono, como muchas veces está basada en la percepción del niño, es muy frecuente en los adultos, por ello hoy trataremos cómo lidiar con el miedo al abandono, desde las bases. Acompáñame hasta el final del artículo y compárteme tu experiencia.
La herida del abandono
Durante la infancia se desarrolla lo que se conoce como vínculo de apego, es la relación emocional que experimenta el niño con sus cuidadores (padres, abuelos, tutores, etc.), figuras que cubren sus necesidades y brindan sensación de seguridad.
Si esta relación se da satisfactoriamente, el ciclo continúa hacia un apego sano: el niño adquiere seguridad e independencia, logrando una personalidad propia.
Pero si en algún momento del desarrollo el niño percibe una situación en la que sienta falta de afecto, ausencia del cuidador, falta de disponibilidad emocional por parte de los cuidadores u otros tipos de relaciones dañinas, el niño pudiera sentirlo como abandono y el apego no se desarrolla de forman sana sino patológica, marcado por la herida del abandono.
Miedo al abandono
El miedo al abandono es el resultado de esta herida de la infancia, en la que sentir la ausencia de la figura de apoyo y seguridad del cuidador ha provocado una herida que, a toca costa, se intentará no volver a sentir. De ahí que el adulto viva con este trastorno de ansiedad que supone un temor intenso a quedarse solo. Un problema psicológico cada vez más común, que puede llegar a distorsionar nuestras relaciones con los demás.
Algunas conductas comunes en quien tiene miedo al abandono son:
- Ser extrovertidos. Una persona que teme estar sola suele aparentar ser extrovertida y se acerca a hablar con la gente con facilidad. Lo que está haciendo realmente es asegurarse de que no se va a quedar sola.
- Sentir pánico cuando no obtiene respuesta. Cuando envía un mensaje o hace una llamada y no recibe contestación inmediata entra en un estado de nerviosismo intenso y comienza a tener pensamientos negativos como: “no le importo”, “seguro me va a dejar”, “ya no quiere verme”, etc.
- Chantaje emocional. Las personas con miedo al abandono utilizan como herramienta el chantaje y se expresan con frases como: “si te vas, no sé qué va a ser de mí”.
- Baja autoestima. Una persona que tiene miedo al abandono no se valora, no sabe ver lo bueno que hay en ella y no es objetiva con respecto a sus capacidades. Requiere que otros la validen.
Las personas con miedo al abandono son vulnerables a la dependencia emocional, suelen ser complacientes y exponerse a la manipulación de otras personas con quienes suelen ser complacientes, con tal de que no les dejen.
Cómo lidiar con el miedo al abandono
El miedo al abandono es una herida con profundas raíces, es por ello que muchas veces las personas no logran a reconocerlo, pues su origen es la infancia temprana. Lidiar con éste requerirá de un proceso de autoexploración y compromiso para librarse del temor.
- AUTOESTIMA Y AUTOSUFICIENCIA. Detrás de este miedo hay una autoestima dañada, por lo que es importante trabajar con ella y con la autosuficiencia. Es decir, eliminar la idea de que otros deben validarnos y dejar de depender de los demás.
- AUTOCUIDADO. Muchas personas que crecieron con la herida del abandono crecieron con la idea de que “nadie” les cuido suficientemente, por ello en la adultez deberá reforzar sus prácticas de auto cuidado. Desde tener hábitos saludables hasta dedicarse tiempo a sí mismas. Este autocuidado permitirá que generen la conciencia de que merecen ser tratados con respeto y dignidad.
- TRABAJAR CON LA ANSIEDAD. Aunque más complejo, las personas deberán trabajar con su ansiedad asumiendo que la soledad que perciben no es una soledad por falta de afecto, sino la posibilidad de independencia e individualidad, que le permitirá tener relaciones más sanas y satisfactorias con los demás.
- CAMBIAR CREENCIAS LIMITANTES. Como hemos tratado en otras ocasiones, los individuos nos ponemos límites por las ideas que hemos aprendido desde la infancia. En el caso del abandono suelen presentarse ideas como “no soy suficiente”, “no soy digno de que me quieran”, “no valgo para los demás”, entre otras. Es importante entonces que se realice un proceso de desaprendizaje para cambiar estas creencias.
LEE AQUÍ ¿Cómo desaprender creencias limitantes?
- GESTIÓN DE LAS EMOCIONES. Desarrollar estrategias de inteligencia emocional será fundamental para gestionar el miedo, los celos, la ansiedad y la aprehensión que provoca la idea de quedarse solo o ser abandonado.
- TRANSFORMAR LA IDEA DE SOLEDAD. Mucho del miedo al abandono está enfocado en la idea de soledad. Hay que racionalizar la idea de soledad y cómo se ha aprendido. Preguntarse si el concepto de soledad sólo es negativo y cómo lo has aprendido. Consideremos que la soledad es un espacio propio, necesario y saludable, en el que podemos autoconocernos, explorar nuestras emociones y pensamientos; nos permite contactar con lo que sentimos, nos ayuda a reforzar nuestra autoestima, y ésta nos ayuda a aceptarnos como somos.
Las personas que sufren este miedo pueden encontrar ayuda en la atención psicológica para superarlo, tratar de racionalizar el temor a la soledad y dejar de lado la necesidad de complacer o manipular a los demás para que no se cumpla el gran temor a ser abandonados, pues los otros pueden llegar a cansarse.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA