Cómo afrontar conflictos familiares en Navidad y evitar arruinar estas fiestas de convivencia con nuestros seres queridos.
Tiempo de paz, tiempo de amor… lo repito. Para algunos parece que el villancico se cumple a cabalidad, pero para otros la ansiedad navideña por los posibles conflictos en familia pueden ser una tortura en estas fiestas.
Ciertamente la Navidad no es para todos, hay quienes experimentan estos días con la sombra del conflicto, el distanciamiento y el enojo. Y es que estos días representan el encuentro familiar tradicional, siempre cargado de emociones de todo tipo, pero también cargados con un cierto grado de tensión. Muchas veces las celebraciones no salen como pensamos y la historia termina siendo caótica.
Los problemas de esta temporada están relacionados con las demandas afectivas de todos los miembros de la familia. La ausencia de seres amados o el reencuentro con parientes poco apreciados, son algunas de las situaciones más comunes que generan tensiones en estos días tan especiales por la carga cultural, emocional, psicológica y social que encierra la celebración de la Navidad.
Los conflictos pueden ser:
- Conflictos Cotidianos. Problemas que se han a lo largo del año, pero que entran en contraste con lo esperado en estas fechas. Ello hace vivir esos conflictos con mayor intensidad y se acentúan, aunque en otro momento podrían ser cotidianos.
Por ejemplo, los hijos que no sueltan el celular durante las cenas diariamente; pero que tengan este comportamiento en la cena familiar exaspera a los padres y les regañan, comienzan los pleitos, gritos o amenazas de castigos, etc.
- Conflictos propios de las fechas. Estas fiestas atribuyen a cada miembro de la familia ciertas responsabilidades y tareas (preparar la cena, realizar invitaciones, comprar y envolver regalos, etc.) También hay tareas y decisiones que pueden ser complejas, como dónde se reunirá la familia, quiénes serán los invitados, a qué hora deberán llegar… Todo ello crispa los ánimos de la familia pues se ponen demasiadas expectativas en juego y no siempre todo sale como se esperaba.
La tolerancia, la asertividad, la escucha activa y la inteligencia emocional juegan un papel fundamental para solucionar estos conflictos.
- Conflictos profundos. En épocas festivas se ponen de manifiesto problemas y conflictos que ya existen en la familia y que la cotidianidad se ha encargado de ir cubriendo. La falta de comunicación en la pareja, los resentimientos y celos entre hermanos, los rencores entre parientes, etc., se hacen visibles cuando todos se reúnen por algunas horas en el mismo lugar y están de por medio múltiples emociones. Incluso beber alcohol durante las fiestas puede servir de lente de aumento de esos conflictos y desatar peleas.
Frente a la celebración, hay que saber identificar la fuente del conflicto y aprende a gestionar oportunamente las emociones para no arruinar la reunión familiar.
- Conflictos económicos. Aunque parece increíble la Navidad enfrenta a la familia a gastos extraordinarios y posibles dificultades económicas; se pueden enfrentar criterios diferentes en la toma de decisiones sobre ciertos gatos y ello puede incidir en el aumento de intensidad en los conflictos.
Cómo afrontar conflictos familiares en Navidad
Durante las fiestas decembrinas es buena oportunidad para afrontar los conflictos con inteligencia emocional. Quizá no se solucionen del todo aquellos problemas que se vienen arrastrando de años, pero sí se puede abrir la puerta a una posible solución.
Algunas claves que puedo darte para afrontar esos conflictos estas fechas son:
- Reconocer que no es la Navidad el origen del conflicto.
- Identificar cuál es el verdadero origen del conflicto y buscar espacios para tratarlos, no lo hagas durante la cena o el brindis.
- Aceptar que la familia (como ninguna otra) no es perfecta.
- Bajar las expectativas de la celebración. Asume que lo importante de las fechas no es cómo quedó el pavo, sino pasar la noche juntos y unidos.
- Agradecer por lo que se tiene. Agradece porque no estás solo, porque te puedes reunir, porque hay una cena en tu mesa y comienza el camino de reconciliación con ello.
- Que domine la empatía. No sólo tú estás sintiendo diversas emociones, los demás también traen su carga emotiva. Aceptemos que los otros también requieren comprensión.
- Poner límites. Es bueno expresar cómo nos sentimos, qué es lo que no podemos tolerar o lo que nos lastima y no queremos recibir de los demás. Igualmente debemos respetar los límites ajenos.
- Ser oportunos. Quizá sea más conveniente aplazar esa conversación (pleito) o poder hablar el privado más adelante.
Con estas 8 claves de cómo afrontar conflictos familiares en Navidad podrás disfrutar más estos días, pero además reconocer lo que subyace en tus vínculos familiares y, si hay problemas, darte un tiempo para resolverlos.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA FAMILIAR