Lealtades invisibles, ¿una deuda que pagar en familia? Conoce la historia de Susana y descubre cómo nos enganchamos en lealtades ocultas generación tras generación
Susana permanecía soltera, no encontraba el amor. Aunque había conocido algunas personas con las que pasaba buenos momentos y hacia las cuales se sentía atraída, ninguna relación se consolidó. Así habían pasado diez años, los mismos desde que su madre enviudó.
Resignada, optó por vivir con su madre y acompañarse mutuamente, hasta que conoció a un ser encantador con quien realmente quería pasar la vida. Temerosa de perder la oportunidad como las veces anteriores, comenzó a indagar los motivos que frenaban sus relaciones y descubrió que estaba limitada por una lealtad invisible que la ataba a su madre.
Como la historia de Susana, muchos otros hemos puesto un freno a la felicidad, el progreso laboral, la prosperidad. Nos hemos atado a un destino común con el sistema familiar a través de una lealtad invisible.
Dinámica familiar y la lealtad
La dinámica familiar considera las diversas situaciones psicológicas, biológicas y sociales presentes en las relaciones que se dan entre los miembros de una familia y que les posibilita el ejercicio de la cotidianidad, tanto en la comunicación, como en los vínculos afectivos, entre otras cosas.
Estas dinámicas son diversas según la familia, cada una desarrolla comportamientos particulares entre los miembros que la conforman, difícilmente repetibles en otros sistemas.
Pero hay algo que caracteriza a toda dinámica familiar: la lealtad que hay entre todos miembros del clan. Una lealtad inconsciente a la que los expertos Ivan Boszormenyi-Nayi y Geraldine M. Spark han llamado “lealtad invisible”.
Esta es un sentimiento de solidaridad y compromiso que unifica las necesidades y expectativas del sistema familiar, así como sus pensamientos, sentimientos y motivaciones. Todos toman en cuenta y asumen como propias la necesidad de los otros.
Pero también, estas lealtades pueden entenderse como las expectativas de apego a ciertas reglas y la amenaza de exclusión del sistema a quienes desobedezcan dichas normas implícitas. Por tanto, la estructura psicológica de un miembro de dicha familia es una internalización de expectativas y percepciones lealmente aceptadas.
En el caso de Susana, la viudez de su madre era una declaratoria de permanecer sin pareja que fue asumiendo para ella misma, como una forma de ser leal a su sistema familiar. Inconscientemente ella hacia cosas que alejaban a las posibles parejas.
Lealtad invisible: ¿Pagando deudas?
Una lealtad invisible resulta una potente fuerza que nos lleva a repetir acciones o conductas familiares sin darnos cuenta. Lo hacemos de manea inconsciente para ser leales a los códigos o normas que aprendimos en familia.
De alguna manera, nuestro comportamiento se dirige hacia la repetición de experiencias vividas en la familia, que de alguna manera hemos internalizado, almacenado en los esquemas mentales y vinculado a una deuda hacia los padres.
Susana inconscientemente creía que, a la muerte del padre, ella debía permanecer con su madre para cuidarla y acompañarla, ser solidaria en la soledad de su viudez. Y es que su madre nunca la había dejado sola, ¿cómo ella podría abandonarla por una pareja?
Pero en el sistema familiar, recordemos que —bajo la mirada de Constelaciones Familiares— son los padres quienes deben dar y los hijos recibir. En tales condiciones los hijos no tienen deuda con los padres, no le deben nada. Por el contrario, deben tomar a los padres como son y honrar la vida cumpliendo su propio proyecto de vida.
Limitar la vida y la plena realización del individuo se basa en una lealtad invisible de carácter patológico que impulsa a los hijos a seguir el destino de sus padres, o de algún miembro de la familia que, en su momento, fue excluido. Sin embargo, la propia vida nos exige independencia y autonomía, asumiendo cada uno nuestro orden en el sistema.
Heredar la lealtad
Ser leales al sistema familiar hace que los códigos aprendidos se transmitan de generación en generación, se hacen leyes, se repiten y se convierten en compromisos heredados al sistema familiar.
La historia continuaría con la hija de Susana viviendo soltera a su lado, para acompañarla; tal como su madre hiciera con la abuela.
Esta repetición y lealtad hace que el proceso parezca un mérito ganado dentro del sistema familiar pagando una deuda a nuestros ancestros. Por supuesto, impidiendo que el individuo se realice plenamente.
Esto hace evidente la conexión que se tiene con las familias, actuales y las de otras generaciones. Que hay situaciones previas no resueltas y que la siguiente generación tratará de resolver inconscientemente, aunque no sea su responsabilidad.
Hoy sabemos que la abuela de Susana vivió un matrimonio violento, luego de años de golpes y maltratos, el marido la abandonó, dejando un claro mensaje a las generaciones siguientes: el matrimonio es un lugar de sufrimiento, es mejor no estar en pareja y permanecer consolando a la madre.
Una manera de deshacernos de una lealtad invisible que nos daña es crear consciencia y desenmascarar la lealtad para romper el ciclo de códigos interiorizados. Evitar así que la siguiente generación repita la historia.
Constelaciones familiares es una herramienta que puede permitirnos vislumbrar esa lealtad invisible y restablecer el orden del sistema, para encontrar solución a los conflictos.
Constelaciones Familiares Montreal