Cómo aumentar tu productividad emocional con inteligencia es una forma de conseguir mejores resultados en tu vida laboral.
Sin duda, estamos hechos de emociones y éstas influyen en todo lo que hacemos. La cotidianidad se define por lo que sentimos, y hoy te hablaré especialmente del área laboral.
El trabajo suele verse afectado por emociones que nacen tanto el ámbito profesional como en aquellas condiciones correspondientes al diario vivir: familia, pareja, temas personales y hasta lo social, influyen en nuestra manera de abordar el trabajo.
Nuestras situaciones emocionales suelen afectarnos en el desempeño y la productividad laboral, retrasando las tareas e incluso exponiéndonos a una reprimida o hasta el despido. Esto según el nivel de influencia de nuestras emociones sobre la eficiencia de nuestro trabajo.
Ciertamente lo que sentimos puede motivarnos a trabajar más y mejor, a permanecer motivados y con niveles más altos de energía. Distraernos o volvernos apáticos, molestarnos o estresarnos demasiado. No estamos exentos a la influencia, positiva o negativa, que nuestras emociones puedan producir en las tareas que cotidianamente debemos cumplir.
Aprender a gestionar lo que sentimos es el punto medular para mejorar nuestra productividad.
¿Qué es la productividad?
La productividad hace referencia a los resultados que se entregan en tiempo y forma, que pudieran superar las expectativas, utilizando el menor número de recursos (incluyendo el tiempo).
Hoy en día, a muchos de nosotros nos importa ser productivos, pues parecería que es una señal de aprovechamiento del tiempo, con altos niveles de concentración y eficiencia, para brindar resultados más allá de las expectativas.
Y así conseguir más… más sueldo, más reconocimiento, más satisfacción. No obstante, en el camino podremos sufrir un desgaste emocional significativo o el llamado síndrome de burnout, ya que es tanta la presión que recibimos para ser productivos…
Gestión de emociones
Ser productivos implica mucha presión y librar temas como la procrastinación, el estrés y las propias emociones que determinan nuestro estado de ánimo. Nuestras emociones tienen un alto impacto en nuestros pensamientos, lo que puede incidir en la concentración, la memoria y la atención para brindar buenos resultados en lo que hacemos.
Daniel Goleman, autor de libros sobre inteligencia emocional, señala que una buena práctica en el trabajo es ajustar nuestro estado mental y emocional a la tarea que tenemos entre manos, dado que la emoción va a afectar:
- La capacidad que tienes de procesar información y retenerla.
- Tu energía física (dándote o quitándote energía).
- La forma que tienes de valorar lo que está pasando.
Productividad emocional con inteligencia
Ser emocionalmente productivos implica tener una clara consciencia de lo que sentimos y un profundo control de ello, de forma que no “estorbe” a nuestro desempeño cotidiano. La inteligencia emocional será la herramienta idónea para lograrlo.
La Inteligencia Emocional en el trabajo interviene en la toma de decisiones favorables, calidad de las relaciones interpersonales y el apropiado control de las emociones como el enojo, la frustración o la apatía, entre otras.
La influencia emocional determina el éxito de la persona, por encima de otros tipos inteligencias, pues las ventajas que ofrece ser más empático, trabajar en equipo y mantenerse equilibrado son fácilmente destacables en cualquier puesto, especialmente en aquellos que requieren liderazgo.
Fases de la inteligencia emocional en el trabajo
De acuerdo con Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional posee cuatro fases o etapas que funcionan de manera simultánea:
- Consciencia de las propias emociones. La persona identifica y comprende lo que siente y por qué lo siente, entiende cómo el entorno le afecta de manera emocional.
- Manejo de las propias emociones. Manejar productivamente lo que siente y lo que piensa. Para poder gestionar o manejar dichas emociones de manera conveniente, debe tener previa consciencia de ellas.
- Consciencia de las emociones de los demás. Percibir cómo sienten y piensan las personas que forman parte de su entorno. También analizar y preocuparse por el comportamiento y las emociones de todas las personas involucradas en sus grupos de trabajo y sociales.
- Manejo de las emociones de los demás. La persona adquiere plena consciencia de las emociones de los demás, lo que le permite influir en ellos de manera juiciosa mediante acciones diseñadas para alcanzar una finalidad concreta ya sea en el trabajo o en su vida personal.
Cuando logramos tener una clara gestión de las emociones personales y las de los demás, es mucho más posible que el desempeño laboral sea productivo y exitoso.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA