Esta temporada decembrina, para muchas personas puede ser origen de sufrimiento debido a su miedo a engordar en Navidad.
Las fiestas decembrinas suelen ser motivadoras de múltiples emociones. A la felicidad típica que se le adjunta la celebración de Navidad y Año Nuevo, se suman emociones como la melancolía o la nostalgia, el duelo o síndrome de silla vacía, entre otras. Pero también aparece un miedo particular: el de engordar.
Una agenda llena de reuniones familiares y con amigos, estar en casa sin la actividad habitual o salir de vacaciones durante la temporada, representan para muchos, especialmente las mujeres, una situación estresante ante la posibilidad de caer en excesos de alimentación y bebida. Lo que tendría como consecuencia “engordar”.
En lugar de disfrutar las reuniones con los seres queridos o el descanso de los días de asueto de la temporada, las fiestas decembrinas son motivo de angustia, no sólo por el temor a “caer en la tentación” de comer más de lo acostumbrado, sino las consecuencias “nefastas” que podría traer subir un par de kilos.
El miedo a engorar es real y cada vez más se refleja en las redes sociales, donde la gordofobia y el bullying corporal son una constante. Éste es una fobia que impide a sus víctimas disfrutar de la comida sin preocuparse de la cantidad de calorías que podría estar consumiendo.
La obvia reacción ante este miedo es la restricción, pero no sólo del número de calorías a consumir sino también de la convivencia. Se restringen las salidas y el acudir a reuniones, por el miedo de no poderse controlar. También pudiera haber comportamientos compensatorios para quemar aquello consumido.
Por supuesto, las consecuencias de este miedo son los trastornos de la conducta alimentaria: anorexia, bulimia, trastornos por atracón o vigorexia.
Imagen corporal negativa
Más allá del miedo, existe un gran problema de imagen corporal, esa es la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico, que en estos casos es negativa y provoca gran rechazo de la propia persona.
Una imagen corporal negativa implica que la persona tiene una percepción distorsionada de su cuerpo, viéndolo diferente de cómo es realmente. La persona se siente ansiosa y avergonzada de sí misma y de cómo es su físico. Se siente incómoda y angustiada dentro de su propio cuerpo.
Presión social
Si a la imagen corporal negativa se suma la presión social, la ansiedad y angustia por el miedo a engordar se ve incrementado. Los mensajes sociales de rechazo y burla a las personas de cuerpos grandes cada día se evidencian más crueles y envilecidos. Exponerse a este juicio social es una carga que muchos y muchas no pueden tolerar, de ahí su gran miedo a engordar un par de kilos.
El body shaming hace que las personas se comparen constantemente, siempre tengan sensación de insuficiencia, vergüenza y negatividad. Refuerza la idea de que las personas deberían ser juzgadas por su apariencia.
Además, este miedo es un acicate para la venta y promoción de dietas o productos para adelgazar, por lo que la industria de las dietas lo acentúa y exacerba.
Autoestima negativa
No está demás decirte que el miedo a engordar está íntimamente relacionado con una merma en la autoestima. La consecuencia de tener una autoestima negativa es que una persona no se ame a sí misma; que se vuelva insegura de lo que hace, siempre se inclinará al derrotismo y negativismo.
Una autoestima negativa también puede llevar a una persona a sentirse desvalorada y, en razón de eso, a estar siempre comparándose con los demás, subrayando las virtudes y las capacidades de los demás. Los ven como seres superiores a ella. Siente que jamás llegará a rendir como ellos. Esta postura le puede llevar a no tener objetivos, a no ver sentido en nada, y a convencerse de que es incapaz de lograr cualquier cosa a que se proponga.
Todos estos factores pueden detonar un miedo irracional a engordar desmedidamente. Sin embargo, tener una doble porción de postre o comer un poco más de pavo no son factores significativos para subir de peso. Este es un problema de una distorsión cognitiva que hay que prevenir o, ya presente, tratar con la guía de un profesional.
Recordemos que, de no hacerlo, pueden desatarse trastornos todavía más graves.
Acciones para no ser víctima del miedo a engordar en Navidad
- Trabajar con fortaleciendo el autoconocimiento y la autoestima.
- Aprender a gestionar los vacíos emocionales.
- Fomentar la imagen corporal positiva, especialmente en los niños.
- Promover la resiliencia como una forma de enfrentar la adversidad y la crítica.
- Aprender a identificar debilidades y fortalezas.
- Alejarse de las personas tóxicas que sólo se comparan y critican.
- Practicar el auto amor y el body positive.
- Depositar nuestros valores no sólo en lo físico sino en lo mental y espiritual.
- Cuidar los pensamientos negativos y las ideas rumiantes que nos juzgan y castigan.
- Dejar de seguir cuentas de redes sociales que sólo nos generan comparaciones y frustraciones.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA