¿Por qué sigo el destino de mis padres? Responderlo esclarece los conflictos que enfrentamos cuando brindamos a los padres lealtad ciega.
La vida suele ser cíclica, pero no se trata de repetir patrones e historias que siguen el destino de nuestros padres, incluso de forma inconsciente. Por lealtad al sistema familiar, seguimos los pasos de nuestros padres buscando encontrar el equilibrio y reordenamiento que el alma común necesita; sin embargo, seguir un destino ajenos nos adentra en el conflicto.
Desde la perspectiva de las constelaciones familiares, este seguir el destino de los padres parte desde que tomamos de ellos lo más esencial: la vida. Lo hacemos tal como nos la entregan, de forma que todo lo que de ellos llega nos afecta.
De los padres, además de la vida, tomamos su sistema de creencias, de pensamientos y actitudes ante la vida y por amor a ellos pretendemos perpetuarlas; no obstante, las consecuencias sean negativas.
Seguir a los padres implica:
- Sentir falta de energía.
- Dificultad para seguir los propios planes y anhelos.
- Continuar una misma historia de sufrimiento.
- Recibir como herencia emocional sus mismos padecimientos y enfermedades.
- Dificultad para llevar sanamente una vida en pareja.
- Depresión y angustia.
- Sensación de que se vive otra vida que no nos pertenece.
Condiciones y sensaciones que imposibilitan la plena realización del individuo, encausado hacia su propio destino.
¿Por qué sigo el destino de mis padres?
La lealtad a la familia es una fuerza mayor que nos lleva a seguir los pasos de otros. En este caso esta lealtad ciega es dirigida por “sacrificio” que han hecho nuestros padres por nosotros, para que realizáramos nuestros propios sueños.
Esto nos causa también culpabilidad inconsciente y seguir su destino es una forma de agradecer y disculpar todo ese sacrificio. Incluso, existe la posibilidad de estar haciendo aquello que, por este sacrificio, nuestros padres no han podido hacer. Renunciamos a un destino propio por brindarles a ellos lo que “perdieron” por criarnos, por devolverles la felicidad que ellos nos han dado al sacrificarse.
Pero no perdamos de vista que comportamientos como éstos alteran el orden sistémico, pues son los padres los que dan y los hijos quienes deben recibir. Ellos llegaron primero y nosotros somos los pequeños.
¿Cuáles son las consecuencias de seguir el destino de los padres?
Continuar los pasos de los padres nos aleja de nuestra propia vida, lo que nos lleva a una pérdida de sentido y una depresión. Entonces pueden evidenciarse algunos de estos signos:
- Falta de energía y de fuerza para seguir los sueños propios.
- Sentimiento de responsabilidad sobre el cuidado de los padres.
- Culpabilidad en caso de no poder ayudar a los padres.
- Entregar a los padres el dinero ganado.
- Se continúa viviendo en la casa paterna, aunque se vida ya con una pareja.
- Estar lejos de los padres provoca un sentimiento de vacío.
- No se puede disfrutar del propio éxito; por el contrario, hay tristeza.
- Incapacidad de avanzar.
- Limitar las actividades a áreas cercanas a donde viven los padres.
- Rechazar todo lo que nos distancie de ellos.
- Sensación de depresión.
¿Cómo dejar de seguir el destino de mis padres?
Negar a los padres o rebelarnos no sirve de nada, pues aquello que negamos nos somete. Lo ideal es mantener un equilibrio en el que podamos aceptar el destino de los padres con respecto y agradecimiento, pero también tener la fuerza de asentir al propio destino como es.
Para liberarnos de ese destino ajeno, existen algunas claves esenciales que debemos hacer:
- Honrar a los que nos precedieron.
- Reconocer que los padres nos han dado la vida y que nunca lo podremos devolver.
- Analizar si los sueños que estamos buscando son propios o preguntarles cuáles fueron sus sueños para ver que no estamos tratando de cumplirlos.
- Dedicar a los padres los éxitos conquistados. Saber que cada éxito es gracias a ellos.
- Soltar la necesidad de compensar. Evitar “el dame y te doy”.
- Reconocer que la manera en devolver lo que han hecho por nosotros es siendo felices y teniendo nuestro propio éxito.
- No renunciar a los propios sueños por cuidar exclusivamente a los padres en su envejecimiento.
- Olvidarnos de la idea de que no podemos tener más éxito que los padres.
- No intentar hacer aquello que nuestros padres hubieran querido hacer. Evita el “yo lo hago por ti”.
- Se puede acordar su cuidado en manos de terceros, no sin que ello implique nuestro descuido.
Constelaciones Familiares Montreal