0 Items
514 946 5758

Joaquín llega a la consulta confundido, no sabe qué pensar o qué sentir. Hace algunos meses conoció a Laura, una mujer hermosa y brillante que, desde el inicio, se mostró interesada en él. Tuvieron empatía, atracción y momentos de convivencia que él describe como maravillosos.  

Cuando todo parecía ir muy bien, Laura comenzó a distanciarse. En varias ocasiones se excusó con argumentos sobre “demasiado trabajo”. Pero luego Joaquín la notó dubitativa, incómoda. Aunque ella sentía una gran atracción por Joaquín y, durante las primeras semanas de convivencia con él, todo era armonioso y divertido, cada vez le ponía freno a la relación que habían comenzado.  

La fugacidad de Laura 

“Me gustas, pero creo que no estoy lista”. “No eres tú, soy yo”. “Es que me siento un poco asfixiada con todas estas emociones”. “Necesito tiempo”. “Deberíamos de ver a otras personas”. Todas estas frases escuchó Joaquín en las últimas semanas, hasta que decidió darle ese especio que Laura requería y dejó de llamarla.  

Hace un par de días Laura telefoneó a Joaquín. Le habló como si se hubiesen dejado de ver ayer y no un par de meses atrás. Le invitó a una copa y le propuso pasar la noche juntos; pero a la mañana siguiente ella volvió a ser precavida, distante, como si estuviera limitando demás sus emociones. Además, le dijo que no podía verlo el próximo fin de semana, porque ya había hecho planes con Roberto…  

Amor Líquido 

Contado así, me hace suponer que la experiencia amorosa de Laura está basada en el supuesto de una relación líquida. Un concepto propuesto por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, quien en su libro titulado Amor líquido, explica que la posmodernidad o época contemporánea ha transformado las relaciones interpersonales volviéndolas más fugaces.  

De acuerdo con el autor, las relaciones actuales se caracterizan por la falta de solidez, calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales y con menos compromiso. Y aunque esto aplica para las relaciones románticas, Bauman también considera que el concepto puede aplicarse a cualquier otra relación, entre amigos, familia o colegas.  

El contexto social y económico 

El creador del concepto de amor líquido nos llama a tomar en cuenta el contexto social y económico en el que hoy nos desenvolvemos y que afecta nuestra forma de ver las relaciones. Nos vinculamos con otros a través del individualismo y el consumismo, como una especie de transacción en busca de satisfactores inmediatos y pasajeros. Un resultado del sistema global que hoy nos determina.   

Por supuesto no todos lo hacemos así, tampoco es una manera consciente de actuar. Pero sí hay una influencia de cosificar a las personas y convertirlas en instrumentos utilitarios para la satisfacción en nuestro universo emocional.  

Mientras los otros nos satisfacen los “usamos” y, cuando nuestras necesidades cambian o nos aburrimos, buscamos nuevos satisfactores, nuevas personas, como “Roberto” el de Laura.  

Miedo al largo plazo 

Como los productos que han sido diseñados para agotarse pronto y ser sustituidos por una versión más moderna o “mejorada”. Así se van eligiendo nuevos compañeros de vida, relaciones pasajeras que fluyen según pasa el tiempo. Desde el amor líquido, “nada es para siempre”. 

Bajo este comportamiento subyace un miedo a los compromisos sólidos a largo plazo. Pensar en comprometerse a futuro es una carga pesada, como una hipoteca —dice el autor—. No se hacen promesas ni grandes proposiciones, nada es solemne ni se toma suficientemente en serio. Como uno no está dispuesto a dar mucho, tampoco pide mucho y se conforma con menos.  

La Fragilidad del amor líquido

La fragilidad es la característica del amor líquido. Esto se debe a la incapacidad adquirida de comprometernos con el otro a largo plazo, pues las exigencias contemporáneas nos llevan en esta vorágine de cambios y nosotros debemos cambiar con ellos.  

No obstante, no podemos negar que tras de todo esto se encuentra nuestro miedo a sentir, nuestro temor a sentir toda clase de emociones desde la dicha de compartir con otros hasta el dolor de la ruptura.  

Consecuencias emocionales del amor líquido 

Las consecuencias del amor líquido nos llevan a que nuestra autoestima pierda terreno, porque nos vamos adaptando a lo que los demás requieren de nosotros. Intentamos moldear nuestro ser a medida del “mercado emocional” para ser aceptados. Nos hace vulnerables a la manipulación y el chantaje. 

Aunque tarde o temprano, también seremos desechados, como lo haríamos con otras personas. Nuestro valor parecería ser sólo de intercambio y no de permanencia.  

El amor propio se ve dañado, tenemos cada vez más una sensación de soledad, aunque estemos rodeados de personas (o tengamos muchos seguidores en internet). Nos sentimos vacíos, indiferentes, insatisfechos y faltos de sentido. 

¿Qué hacer para no vivir el amor líquido? 

Hay mucho por hacer para cambiar una tendencia cultural como las relaciones líquidas. Pero si queremos dejar de lastimarnos y lastimar con esta manera de amar, debemos: 

  • Reforzar nuestra autoestima. 
  • Trabajar al interior con el mundo emocional. 
  • Hay que hacernos conscientes del motivo por el que usamos a las personas para satisfacer necesidades emocionales propias. 
  • Gestionar los miedos, al amor, al rechazo… 
  • Enfrentar el compromiso y dejar de temerle como a una condena.
  • Habrá que ser más empáticos, asertivos y desarrollar inteligencia emocional 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA 

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

Curso impartido por Jorge Domínguez.

 

La comprensión de sí mismo es un acto obligado. Tal y como aprendimos a caminar, a hablar, a comprender el entorno y su funcionamiento, así mismo es necesario comprender nuestras herramientas tanto con las que hemos nacido como aquellas que con el tiempo se han desarrollado y adquirido.

 

Conocer quién eres y como funcionas, te abre a una riqueza inimaginable para mantener tu mente, tus emociones y tus actos en congruencia, en un estado de salud continuo tanto emocional, físico y psicológico. Te convierte en una mejor versión de ti mismo y es ahí que radica tu fuerza vital.

 

Basar tu experiencia de vida y tu bienestar en la ignorancia de ti mismo te condena a los peores males de tu existir.

 

Es importante comprender que vivimos en el sótano lúgubre de una maravillosa y resplandeciente mansión. A la cual pocas veces, o tal vez nunca, hemos podido conocer sus jardines y sus extraordinarias habitaciones. Para tener acceso permanente a toda nuestra mansión, es primordial conocer nuestra ubicación y la existencia de nuestras capacidades.

 

Frente a la vida contigo es una herramienta obligada para crear una mejor versión de ti, para continuar expandiendo tu conocimiento en plenitud que desembocan en estados de felicidad continua.

 

Durante las 5 horas estaremos frente a frente con aquello que permitirá: optimizar tus relaciones tanto contigo como con aquellas personas que se encuentran en tu entorno, vivir en estados de mayor plenitud con lo que haces, piensas y sientes. Comprender tus actos, tus pensamientos y tus sentimientos. Conocer las diferentes influencias que ayudan o impiden a que obtengas lo mejor de ti.

 

Dirigido a toda persona que desee realizar una mejor versión de sí misma.

 

 

Durante el mismo horario Laura Zazueta imparte la versión infantil, para los más pequeños de la casa: de 6 a 13 años. Si tienes hijos será una experiencia maravillosa para toda la familia.

¡Es ahora tu momento!

You have Successfully Subscribed!

Suscríbete

Suscríbete

 

Recibe temas e información importante para tu crecimiento personal

¡Felicidades! ya te has inscrito