Aprender algunas claves de cómo vivir y dejar vivir nos abre caminos a la plenitud personal y dejar de importunar a los demás con carencias y necesidades emocionales individuales.
Pasamos tanto tiempo de nuestras vidas observando a los otros y juzgando su actuar en referencia a qué tanto nos “afecta”. Somos aquellos que establecemos estándares, definimos expectativas y exigencias hacia los demás, tanto como los demás suelen hacer con nosotros.
¿Es que nadie está viviendo su propia vida?
Cuando esos parámetros no se cumplen, cuando los demás no hacen lo que consideramos adecuado, lanzamos un embate contra aquellos que no han encajado en nuestra regulación de cómo “debería ser la vida” o cómo deberían comportarse.
En muchos casos, es una constante que nos mantienen pendientes de las acciones y la vida de otras personas, dejando de lado el disfrute y mejora de la nuestra. Es ahí cuando entra la consabida frase: “vive y deja vivir”.
Una postura que no siempre es fácil de cumplir ya que requiere un compromiso personal; mirar hacia uno mismo en vez de distraerse con lo que hacen o deja de hacer los demás. Pero que puede llevarnos a la reconciliación con la vida y su disfrute en plenitud.
Dejar vivir implícitamente nos lleva a vivir más en nuestra propia vida, nos deja arreglar lo que no está bien y mejorar lo bueno, para vivir más en consciencia y disfrutar.
¿Por qué dejamos de vivir nuestra vida?
Aunque cada caso es particular, solemos “abandonar” nuestra vida y meternos en la de los demás por el miedo de afrontar la realidad. Puede ser un mecanismo de evasión frente a situaciones y emociones que nos incomodan, nos desagradan.
Lo contrario a la evasión es, justamente, enfrentar nuestras emociones, reconocer lo que sentimos, asumirlo como parte de nuestra naturaleza humana y desarrollar habilidades para una sana coexistencia con las emociones de otros: inteligencia emocional, asertividad, desarrollo de la autoestima, y poco a poco conseguir la armonía que ello puede implicar.
Igualmente, solemos atribuir a otras personas aquellas carencias o necesidades emocionales; esperamos que sean otros quienes nos satisfagan. Por ello le exigimos parámetros de vida que pocas veces pueden llegar a cumplir, y al “fallarnos”, comenzamos a enjuiciarlos severamente.
Claves de cómo vivir y dejar vivir
Por supuesto, para vivir y dejar vivir implica un trabajo interior, enfocado en el cambio personal, ya que se trata de no involucrar a los demás en lo que adolecemos nosotros. Así que podemos trabajar de la siguiente manera:
1. Nadie te ha ofendido
Nuestro ego y autoestima pueden verse lastimadas porque otros no cumplen nuestras expectativas, pero debemos considerar que son ideas que aprendimos erróneamente. Es necesario reconocer que las personas nunca van a encajar en el esquema que hemos creado porque éste es sólo una idea personal, no una realidad.
Si los demás no cumplen tus deseos, no es un tema personal: no lo hacen por ofenderte o por negarte un beneficio, ni por maldad. Simplemente no les corresponde cumplir con tus ideas.
2. Deja ser a los demás
Si permites que los demás expresen su verdadero ser te enriquecerás más que si los “obligas” a cumplir tus expectativas. Permite que tomen decisiones y vivan como les plazca, benefíciate de su felicidad en lugar de luchar contra su libertad.
3. Deja de pensar
Dar vueltas a las cosas no sirve de mucho si no vamos por soluciones, rumiar nuestras frustraciones o problemas sin atrevernos a ir más allá nos limita y amarga.
Los pensamientos obsesivos empiezan a ocupar todo el espacio de la mente, hasta que no puedas dejar de centrar la atención en hechos negativos, ya sean pasados o los que puedan ocurrir en el futuro. Esto es fuente de malestar, manifestado en forma de ansiedad, irritabilidad y tristeza.
Pensar ha de llevarnos a la solución que pongamos en práctica para mejorar nuestra vida. Lo ideal es que dejemos fluir las cosas, tener una visión amplia de la realidad y estar dispuestos a nuevas experiencias.
4. Cuídate más
Antes de enfocarte en otros, pon atención en ti. Debemos descubrir nuestros valores, atributos positivos, nuestras dolencias; enfocarnos en el autocuidado y fortalecer nuestra autoestima.
Del mismo modo, hay que trabajar en nuestras debilidades, en aquello que nos limita y evita que seamos personas más plenas.
5. Aprovecha el tiempo
Date cuenta lo fugaz que es la vida, los últimos tiempos con la pandemia de Covid 19 hemos sido testigos de cómo todo cambia vertiginosamente y el tiempo se nos esfuma sin casi advertirlo. ¿Quieres llegar a ese momento final sin haber vivido tu propia vida?
6. No pretendas la perfección
Querer arreglar a los demás, meterte en su vida para que cumplan tus prejuicios es un grave error porque, de inicio, no es empático. Es una actitud autoritaria y olvida que la perfección no existe, que no alcanzaremos esos cánones que vamos imponiendo en la vida de otros y, muy probablemente, en nuestra propia vida.
Seamos generosos con otros, no sólo dejemos de intentar controlar sus vidas como una tarea tiránica; trabajemos en nosotros y entreguemos a los otros la mejor versión de uno mismo.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA