Me siento perdida y no sé que hacer, una típica frase cuando la vida parece haber perdido su rumbo, aquí te diré por qué te sientes así.
Pronto este periodo de incertidumbre terminará, una nueva realidad nos enfrenta y quizá nos sintamos algo perdidos. Es normal y no será la primera ni última vez que nos sintamos así.
Transitar de forma errática por la vida nos ha pasado a todos, especialmente en la adolescencia; con ello viene un sentimiento de extravío. Pero éste también puede llegar cuando experimentamos un duelo o hay grandes cambios en nuestra existencia, o incluso cuando nos descuidamos y dejamos de tener contacto con nuestro interior.
¿Qué se siente al estar perdid@?
Aunque todos podemos pasar por algo así, estar perdido es una sensación desoladora que puede venir acompañada con depresión, falta de sentido de la vida y baja autoestima. Igualmente hay una desconexión con uno mismo, donde se pierde incluso la propia identidad.
No encontrar un lugar propio ya sea en el trabajo, la familia o la pareja es causa de este sentimiento. Asimismo, alguien que se siente perdido no vive plenamente ni puede sentirse feliz, por supuesto. Y es que uno no sabe qué quiere hacer con su vida, a qué dedicarse o qué sueños desea cumplir.
De continuarse esta sensación podrían desarrollarse cuadros de ansiedad y depresión, por lo que es importante analizar el porqué se llegó a este momento y cómo se puede salir de él.
¿Por qué me siento perdid@?
Cada persona tendrá sus propias razones que le orillaron a sentirse perdida; sin embargo, podemos encontrar algunas coincidencias en general. Una persona se pierde porque:
1. No dedica tiempo a conocerse
Cuando uno no se conoce a sí mismo, no sabe qué le gusta o lo que desea en la vida. ¿Qué mayor razón que ésta para sentirse perdido?
Desconocerse a sí mismo suele llevarnos a complacer a otros, a imitarlos o seguir pautas impuestas por una presión social que no encaja realmente con nosotros. Cuando nos empezamos a sentir falsos, incómodos o cansados de cumplir expectativas que no son propios, comenzamos a sentirnos perdidos.
Por el contrario, el autoconocimiento nos permite:
- Tener el control de tus emociones.
- Actuar acorde a tus emociones y deseos.
- Comprenderte y actuar en congruencia
- Enfrentar las complejidades de la vida diaria.
- Alcanzar tus sueños.
- Construir relaciones sólidas con los otros.
Dedícate tiempo
Pasar tiempo con uno mismo ayuda a identificar no sólo quiénes somos y qué nos gusta, sino también los cambios que se vamos presentando, así como los nuevos intereses y nuevas aptitudes, que ahora tenemos.
2. No hay un propósito en la vida
Quien no se conoce, generalmente tampoco sabe qué quiere hacer de su vida. Pero el sentido de la vida está en hallar un propósito, en asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y nuestro entorno. A través de él, intentamos darle un porqué o un para qué a nuestra existencia.
Pregúntate cuál es tu pasión, ¿qué es lo que te mueve?
Sea lo que sea, debe haber algo que te ayude a encaminar tus pasos hacia una meta. No importa si este primer paso es en temas de familia, profesionales, de pareja… Trata de encontrar eso que te gustaría hacer toda la vida.
Define lo que quieres
No importa que tan descabelladas parezcas tus metas, define lo que quieres. Sin embargo, al plantearte propósitos también define planes para concretarlos. Pero eso sí, evita que tus retos sean demasiado difíciles de conseguir en un corto plaza, mejor divide tus grandes retos en pequeñas metas en plazos más cortos.
3. Se ha dejado de creer en el crecimiento
Ya hace un tiempo escribí aquí sobre aquellas personas que no se creen suficientes para… Hay quienes se dejan llevar por sus ideas limitantes y se estancan, dejan de aprender, de esforzarse y creen que el lugar donde están es todo lo que podrán hacer. ¡Se conforman!
También hay quienes tienen miedo al éxito y se quedan en su zona de confort, hasta que ésta deja de ser tan confortable como creían y se dan cuenta que han dejado de caminar por la senda trazada y están perdidos.
Por el contrario, la sensación de crecimiento, expansión y progreso provoca felicidad y plenitud. Por ello hay que atreverse a salir de la zona de confort. No hay que tomar nada como definitivo, hay que probar y cambiar. No olvides que la vida consiste básicamente en prueba y error, es así como crecemos realmente.
4. No queremos arriesgar
Ese mismo miedo al éxito o al fracaso, en contraste, es el que nos impide arriesgarnos. De pronto parecería que estamos dando vueltas en círculos, perdidos, porque nos aterra la idea de cambiar de senda o dar vuelta en una esquina. Nos da miedo la incertidumbre del cambio y nos paraliza.
Pero entre más cosas experimentemos más contrastes de la vida tendremos y podremos expandir nuestros horizontes con información más certera: nadie nos lo contarás, lo sabremos de propia mano.
Cuestiónate y experimenta nuevos retos
No creas todo lo que piensas. Cuestiónate sobre lo que podría pasar si haces cosas diferentes a las que siempre has hecho, ello te ayudará a experimentar nuevos retos. Para ello es esencial abrir la mente, estar dispuestos a hacer cosas nuevas, atreverse a salir de la zona de confort y moverte en otras áreas de acción que no has experimentado.
Así, conseguirás probar otras actividades, pero también te sentirás mejor contigo al haber sido capaz de hacerlo y abrirte nuevos caminos.
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JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA