Estas claves para la gestión de emociones te habitúan a procesar de manera inteligente aquello que sientes de manera positiva.  

Si eres capaz de identificar lo que sientes y actuar en consecuencia, de manera asertiva eres una persona que ha desarrollado su inteligencia emocional.  

Sin embargo, no todos somos capaces de ello y con frecuencia somos “reactivos” a nuestras emociones. Es decir, reaccionamos a lo que sentimos, sin detenernos a gestionarlo de forma apropiada.  

La manera en que experimentamos una emoción es personal y única, depende de las expectativas, deseos y de lo vivido previamente, así como el conocimiento de nuestras propias emociones y la gestión que hacemos de ellas.  

¿Qué es la gestión emocional? 

Una gestión positiva de nuestras emociones es la base de nuestra inteligencia emocional. La correcta gestión de las emociones determina en mayor o menor medida el éxito en distintas áreas de nuestra vida, como pueden ser el de las relaciones interpersonales o el trabajo. 

A su vez, la inteligencia emocional ayuda a mejorar el conocimiento de nosotros mismos y de nuestras emociones, tomar mejores decisiones, favorecer la empatía y el bienestar psicológico.  

La gestión emocional nos ayuda a entender que no somos agentes pasivos ante nuestros propios estados emocionales, sino que siempre tenemos la actitud de hacer algo al respecto cuando nos sentimos de un modo determinado. 

Gestionar las emociones es un proceso interior de autoconocimiento, para identificar nuestros procesos emocionales, sus raíces, detonantes y los efectos que tienen en nosotros.  

A partir de una conciencia emocional podemos tomar acciones en función de administrar nuestros impulsos y manejar apropiadamente cada situación. Únicamente identificando con claridad nuestras emociones y sus causas podemos superar de manera satisfactoria las etapas de nuestra vida que nos presenten dificultad. 

Es importante reconocer que la gestión de las emociones no implica el “control” de éstas, donde subyace la negación y supresión de los impulsos que determinadas emociones generan en nosotros, estos procesos de supresión únicamente van a fortalecer los ciclos negativos que puedan causar en nosotros. 

Claves para la gestión de emociones

1. Tomar conciencia de las emociones

Lo primero que debemos hacer es la experimentación, esto consiste en permitir sentir cada una de las emociones: enojo, tristeza, alegría, miedo… así como sus matices. Puedes hacer un esquema de toda la gama de sensaciones que vives con cada emoción 

Por ejemplo, cuando te sientes enojado, enojada, tal vez tu rostro aumenta su temperatura, tus músculos se tensan y se acelera el pulso. En cambio, cuando te sientes feliz, estás más relajado, relajada y tu presión arterial se normaliza.  

Igualmente, puedes identificar la gama de emociones que puedes tener. De la tristeza se puede experimentar melancolía, nostalgia, tristeza, pesadumbre, cada una aumentando la intensidad. 

Así, puedes tener un “catálogo” personal de emociones que te ayuden a identificarlas y nombrarlas justamente.  

2. Llevar un diario emocional 

No hace mucho escribí en este blog sobre el desahogo emocional y cómo podía ser útil llevar un diario emocional para hacerlo. 

• Cada día destina 20 minutos, mínimo para hacer un balance de tu día en cuanto a las emociones que viviste.  
• Anota qué emociones sentiste, con qué intensidad, qué fue lo que las detonó y qué hiciste al sentirlas.  

• Igualmente toma nota sobre los efectos de tu emoción e incluso si pudiste manejarla de forma positiva.  

Además de ayudarte a identificar tus patrones emocionales, la manera en que sueles reaccionar a lo que sientes, también encontrarás importante información sobre ti mismo, sobre ti misma. El autoconocimiento emocional es el comienzo de la correcta gestión de las emociones. Sin saber qué sentimos y cómo nos afectan no podremos regular nuestras emociones. 

3. Aceptación 

La aceptación es lo que sigue, el entender que las emociones son parte de la vida y que son una consecuencia de los pensamientos.  

Tristemente la cultura nos ha enseñado que hay emociones positivas y otras negativas, que uno debería de estar la mayor parte del tiempo feliz y alegre, en tanto que la tristeza es tolerable en ciertas condiciones, pero el enojo no, el enojo es una emoción estigmatizada como negativa.  

Debemos desaprender este prejuicio y asumir que todas las emociones son naturales, aceptables y propias de nosotros. Que no está mal sentirse enojado por alguna ofensa y que lo mismo puedes sentir nostalgia sin sentirte culpable. 

4. Entre lo incómodo y lo agradable 

Cuando se han identificado las emociones y se conocen los propios procesos emocionales, es posible saber qué emociones nos incomodan y cuáles no, incluso aquellas que nos son agradables. Entonces es momento de centrarse en los positivo y agradable, y trabajar con lo incómodo o “negativo.  

Si algo nos causa incomodidad, está bien poner límites, está bien reclamar asertivamente, está bien alejarse de aquella situación o persona que nos lo causa.  

5. Expresar las emociones 

Como lo he escrito antes, es muy importante expresar lo que sentimos, pues es la forma en que podemos darle el curse propicio.  

Las emociones, de no externarlas oportunamente, pueden ser causa de somatización que derive en enfermedades como psoriasis, dermatitis, padecimientos gástricos, migrañas, dolores musculares, incluso cáncer; o provocar una sobre carga de estrés que, igualmente, repercuta en la salud. 

Igualmente hay que practicar la escucha activa, que nos permitirá atender de manera consciente a lo que los demás sienten. De esta forma podremos comprender su actuar y no tomar ciertos comportamientos sólo como una agresión o algo personal.  

Una vez que identificamos las emociones que sentimos y les damos curso, es momento de pasar página y estar abiertos a toda clase de experiencias de forma saludable. Pero si aún te cuesta trabajo que tus emociones fluyan sin daños ni a ti ni a terceros, podemos trabajar este tema desde la psicoterapia de manera profesional. 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA | CITAS