Lee la historia de Victoria y entenderás por qué no debes guardar rencor. Ella se metió en una espiral de enojo que sólo dañó su felicidad.
Cada vez que Victoria recordaba a Mauricio —su exmarido— le nacían ganas de golpearlo, quería verlo pasando las peores desdichas y bajo condiciones miserables. Le guardaba rencor porque hacía ya 13 años que la había abandonado con una bebé recién nacida y sin un centavo en la cuenta bancaria.
Pero ese rencor no solucionaba la vida de Victoria. De cualquier modo, tuvo que salir adelante por sí misma y criar a su hija de la mejor manera posible. Pero a últimas fechas la gente le decían que había cambiado, que estaba amargada, frustrada y casi siempre de mal humor.
Aunque ella lo atribuía al estrés del trabajo, a las preocupaciones por tener una hija casi adolescente, a que la vida cada vez era más difícil; muy dentro Victoria sabía que los sentimientos hostiles que sentía contra su exmarido eran los que la tenían así.
Victoria había dejado de vivir su propia existencia por estar “espiando” a Mauricio, esperando que un día a él no le fuera tan bien como parecía, que no fuera tan feliz como creía que era. Pero sucedió que él siguió su vida, lejos de ellas, en paz y con otra pareja con la que se realizó plenamente sin siquiera acordarse de su pasado.
Y por muy mal que nos parezca la conducta de Mauricio, Victoria tampoco actuó de forma adecuada. El daño que se hizo a sí misma por vivir pendiente del otro, deseándole el mal por rencor ni siquiera le permitió disfrutar sus propios triunfos.
Cuando ella se dio cuenta de que había pasado 13 años cargando su rencor a cuestas, sin gozar de sus vivencias, decidió sanar esa parte de sí misma.
¿Qué es el rencor?
Como el enojo, la rabia o la frustración, el rencor es una emoción humana común. Sin embargo, como hemos visto en la historia de Victoria, es una emoción perjudicial.
Es un sentimiento de hostilidad hacia alguien que nos ha dañado o que creemos que así lo ha hecho, y que creemos injusto. Puede considerarse un enojo prolongado en el tiempo y por tanto suele ser crónico porque es persistente en el tiempo.
Quien siente rencor es que no ha perdonado a quien le dañó, de modo que cada vez que aparezca algo que lo lleve a pensar en la situación que motivó su enojo, sentirá rencor, deseo de venganza y actuará en consecuencia.
Y como hemos visto, no sólo se manifiesta en forma de odio hacia el que nos hirió sino también nos causa malestar, un dolor que nosotros aceptamos que nos afecte, pese a que le podemos buscar solución.
Esta emoción puede ser tan fuerte y tan mala que, a veces, puede desequilibrarnos, enfermarnos tanto en lo físico como en lo mental.
¿Por qué guardamos rencor?
Generalmente guardamos rencor hacia personas en las que confiábamos y por las que nos hemos sentido lastimados. Son personas a las que queríamos y nos provocaron ira, tristeza, dolor.
Estas emociones, por el tipo de vínculos que tenemos con quien nos lastimó, suelen ser intensas y abrumadoras. Nuestra incapacidad para gestionar lo que sentimos es la primera causa del rencor. En estos casos, solemos dejar que los sentimientos negativos remplacen a los positivos.
Dependen entonces de la adecuada gestión de sentimientos y tolerancia hacia la decepción o frustración que formemos en nosotros. Así algunos son más tolerantes que otros, algunos no suelen guardar rencor y otros viven con él durante años, como el caso de Victoria.
No obstante, casi cualquier persona puede aprender a ser más tolerante, incluso los rencorosos.
Motivos por los que no debes guardar rencor
Cuando guardamos rencor vivimos las consecuencias de acumular esta serie de emociones negativas que con él se acumulan, y que tarde o temprano nos pasarán factura a nosotros, sin que el objeto de nuestro rencor tenga consecuencias.
En tal caso, éstos son los motivos por los que no debes guardar rencor:
- Llevas la ira y el rencor a cada relación y experiencia nueva.
- Te preocupas tanto por lo que está mal que no puedes disfrutar el presente.
- Te sientes deprimido o ansioso.
- Sientes que tu vida no tiene sentido ni propósito, o que estás en desacuerdo con tus creencias espirituales.
- Pierdes una conexión valiosa y enriquecedora con los demás.
- El rencor acumulado nos lleva a comportarnos de forma muy contraria a cómo somos, queriendo tomar venganza, perdiendo el control.
- Nos impide disfrutar de la vida.
El perdón es solución al rencor
Luego de algunas sesiones de psicoterapia, Victoria acepto finalmente que sentía rencor por Mauricio y que ello le había llevado a una vida desgraciada, así que comenzó a trabajar con el perdón.
El perdón es el camino recto a librarnos del rencor y sanar nuestras heridas. Es un compromiso con un proceso de cambio personalizado para dejar de sufrir. Por eso aquí te dejo algunas claves para trabajar en ello:
- Trata de distinguir y explicar qué te disgustó
- Reconoce el valor del perdón y cómo puede mejorar tu vida.
- Identifica lo que es necesario remediar, quién tiene que ser perdonado y por qué.
- Entiende que lo que buscas es la paz contigo mismo que se proyectará en tu vida.
- Reconoce las emociones que te provocan el daño que te hicieron y la manera en la que afectan tu comportamiento, y esforzarte por descargarlas.
- Ten presente que la molestia que sufres procede del dolor que estás experimentando ahora, no del daño original que la provocó.
- Busca alejarte de la situación para verla con perspectiva y bajo las verdaderas circunstancias.
- Decide perdonar a la persona que te ofendió.
- Deja atrás el papel de víctima y liberarte del control y el poder que tuvieron en tu vida la persona y la situación que te ofendieron.
- No dediques demasiado tiempo a pensar en el daño que sufriste; emplea ese tiempo en la búsqueda de nuevas formas de convivencia mucho más asertivas.
A medida que te liberes de los rencores, la forma en la que te hirieron ya no definirá más tu vida. Incluso podrías hallar compasión y comprensión.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA | SESIONES ONLINE