Cómo lidiar con la ansiedad para comer es una interrogante frecuente por todos aquellos que quieren bajar de peso o adquirir hábitos saludables, y la respuesta está en las emociones, como aquí te lo explicaré.
Al comienzo del año, luego de las fiestas decembrinas, cuando tenemos el propósito de dejar los postres y comilonas propias de la temporada, pareciera que la ansiedad por comer es nuestro peor obstáculo a vencer.
Iniciar un régimen restrictivo para bajar de peso o simplemente mejorar nuestros hábitos alimenticios no es una tarea fácil; tenemos muchas cosas en contra.
Desde el entorno que nos muestra publicidad de toda clase de comida poco saludable pero muy apetitosa hasta la falta de voluntad, pasando por un cerebro al que no le gustan las dietas y que puede ser el causante de nuestra ansiedad por comer.
¿Cerebro con hambre?
Existe una razón fisiológica de la ansiedad que experimentamos cuando nos ponemos a dieta y es que al cerebro no le gusta la restricción calórica de las dietas.
Bajar el número de calorías a causa de una dieta restrictiva provoca que el cerebro sufra, ya que la falta de alimento es percibida como una amenaza a la supervivencia y, por tanto, el cerebro reacciona con todos los síntomas de estrés.
Asimismo, la hipoglucemia o baja en los niveles de glucosa —debida a la disminución en el consumo de alimentos— genera síntomas de ansiedad, misma que altera al cortisol y produce hambre.
En estos casos, lo ideal es llevar una dieta dirigida por un profesional en la que no falte ninguno de los nutrientes esenciales que requerimos cada día. Así el cerebro no se sentirá con hambre y evitarás los estados ansiosos.
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¿Hambre emocional?
No obstante, al margen de las reacciones del cerebro frente a la dieta, existen también estados de ánimo que nos producen esta ansiedad. De igual manera, hemos aprendido a asociar ciertos alimentos con determinadas emociones.
Culturalmente, solemos vincular las emociones con la comida a través de comportamientos aprendidos en la familia o en el entorno social. De esta forma, no buscamos satisfacer la necesidad fisiológica de alimentarnos sino paliar emociones latentes.
También puede que utilicemos los alimentos para llenar vacíos afectivos; en esos momentos de hambre buscamos aquellos que produzcan serotonina, la hormona de la felicidad, y suelen ser alimentos como el chocolate, el plátano y los carbohidratos en general.
Ansiedad por comer
La ansiedad por comer, cuyo origen es emocional y no una verdadera necesidad de nutrientes, se caracteriza por una espiral de antojo, culpabilidad y vergüenza, que más que un bienestar momentáneo, nos causa frustración, angustia y hasta depresión.
Asimismo, el hambre emocional se detona cuando experimentamos algún tipo de exaltación emocional. Lo ideal será que identificar en qué momento se comenzó a sentir hambre: ¿qué estábamos haciendo?, ¿cómo nos sentíamos en ese momento?, ¿podrías sustituir ese chocolate que tanto se nos antoja por una ensalada?
Si el cuerpo pide agua, frutas, verduras, cereales integrales o legumbres, está pidiendo alimento y apoyo. En cambio, si constantemente se siente la necesidad de comer alimentos azucarados, salados y grasientos, hay que preguntarse: ¿Qué quiere mi cuerpo físico y emocional?, y ¿por qué?
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¿Qué hacer con la ansiedad por comer?
Lidiar con la ansiedad por comer es un trabajo difícil porque implica afrontar nuestras emociones “incómodas” que nos llevan a comer. Pero con un trabajo disciplinado podemos lograr el entendimiento de esas emociones a través del autoconocimiento y el desarrollo de nuestra inteligencia emocional.
Te dejo algunas sugerencias que pueden ayudarte lidiar con esta ansiedad.
Aliméntate
La culpa que produce el ciclo de ansiedad por comer puede llevarte a un trastorno alimenticio severo; es por ello que debes reconciliarte con la comida porque ésta no es la razón de tu ansiedad, sino tus emociones.
No dejes de comer, porque tu cerebro ya sabes cómo responderá: con más ansiedad. Procura tener una alimentación balanceada, que cubra todos los grupos alimenticios, sea completa y diversas.
Si no eres capaz de diseñar un régimen alimenticio saludable por ti misma, por ti mismo, consulta a un especialista en nutrición que haga un plan que cubra específicamente tus necesidades alimenticias.
Entiende a tu cerebro
Recuerda que controlar la ansiedad por comer no es dejar de alimentarse sino entender al cerebro.
Cuando el cerebro se siente en peligro, está estresado o tiene algún tipo de miedo, busca respuestas para mitigar o reducir esas emociones de inseguridad. La hormona cortisol es la encargada de promover el consumo de energía a través de los alimentos como una forma primitiva de obtener alivio (aunque es un falso alivio).
¿Es antojo o es hambre?
Aprende a distinguir el hambre real del antojo. Recuerda que la ansiedad aparece de forma repentina y no se origina en el estómago sino en la mente. Es decir, aparecen imágenes concretas en las que puedes ver el alimento que se te antoja, y es específico: pan de chocolate, helado de nuez. Si fuera hambre real buscarías cualquier cosa que la pudiera saciar y su aparición sería paulatina, según transcurran las horas luego de tu última comida.
Identifica tus emociones
Quizá sea uno de los momentos más complicados del proceso de ansiedad por comer. Enfrentar las emociones que te están orillando a comer no es fácil ni se resuelven en el instante, pero es indispensable que identifiques lo que sientes que te está llenando de inquietud y que te induce a comer.
Si deseas lidiar realmente con esta condición, puedes monitorear por algunos días cómo son tus emociones a lo largo de tu jornada y en qué momentos es cuando sientes más ansiedad: cuando tienes tareas pendientes, cuando estás aburrida o aburrido, cuando tienes que socializar con alguien… éstos pueden ser algunos momentos, pero lo importante es que tú identifiques en qué ocasiones sientes la compulsión por comer y cuáles son las emociones que te lo producen.
Distrae tu mente
Los antojos desaparecen en pocos minutos. Si realmente deseas evitar la ansiedad por comer y caer en la tentación, distrae tu mente.
En cuanto sientas el antojo, distrae tu mente: puedes concentrarte en tu respiración, escribir lo que sientes, salir a caminar o alguna otra actividad que te guste y relaje. Sigue algunas técnicas para lidiar con la ansiedad que puedes aplicar cada vez que tengas antojo.
Sustituye alimentos
Si tu antojo es completamente irresistible, todavía puedes salvar la tentación sustituyendo alimentos. En vez de un chocolate lleno de calorías, elige alguna fruta. Ciertamente ésta no sabe igual, pero será menos carga calórica que un postre.
Un profesional de la nutrición te puede ayudar a encontrar las mejores opciones para sustituir los alimentos “pecaminosos” por otros más saludables.
Y si definitivamente no puedes dejar el alimento, intenta disfrutar de una porción. Degústalo lentamente, se consciente de que te alimentas y evita los atracones. Luego de ello, sigue tu jornada sin atormentarte por haberlo comido. El próximo antojo lo harás mejor.
Más allá de las causas orgánicas que despierten tu ansiedad, la provocada por la comida tiene mucho que ver con tu relación con la comida, de la que ya he hablado antes; y particularmente la forma en la que aprendiste a gestionar las emociones.
Por ello es que debes aprender a manejarlas y si aún te superan pide ayuda de un profesional para que te enseñe cómo hacerlo.
Jorge Domínguez | Psicoterapia