Mi padre me abandonó, ¿cómo sano la herida? Este es un tema recurrente en la gestión emocional de los adultos que han vivido como víctimas.
Por supuesto no hay una única forma para sanar la herida ante el abandono del padre; especialmente porque el padre puede tener diversos motivos para dejar el seno familiar.
Claro que ninguno de esos motivos podría ser justificable, pero no todos tienen que ver por desamor hacia sus hijos.
¿Por qué abandona un padre?
Un padre puede abandonar por inmadurez, porque en su interior sigue siendo un niño incapaz de asumir la responsabilidad de la paternidad. Pero también puede abandonar como secuela de un propio abandono; su padre lo abandonó a él y es la forma emocional que aprendió de (no) asumir esa responsabilidad.
El rechazo a la propia responsabilidad y al compromiso suele ser una causa típica del abandono paterno, y ésta se encuentra vinculada con alguna clase de miedo. Pero el miedo también puede ser por sentirse desplazado por el niño frente a la madre.
Asimismo, el apego del padre a su propia madre y el miedo a perder su posición como hijo es otro motivo; quiere mantener su juventud y su libertad.
¿Cuáles son las consecuencias del abandono del padre?
Aunque el abandono del padre influye de diferente manera al hijo que a la hija, las consecuencias esenciales son:
- Baja autoestima. La ausencia del padre puede generar falta de confianza en sí mismos, miedo y frustración.
- Bajo rendimiento escolar. Los síntomas suelen ir en cascada, el niño cuyo padre se ha ido, además de perder la confianza en sí mismo suele perder el interés en la escuela y, en general, la vida cotidiana. Por ello, los temas escolares le serán complejos.
- Depresión. Los niños pueden sufrir depresión, desánimo, falta de interés, ansiedad, estrés y falta de concentración.
- Mala conducta y rebeldía. El abandono del padre genera frustración y enojo, ello se puede manifestar en rebeldía y mala conducta. Los adolescentes incluso comenzarán a tener conductas de alto riesgo como relaciones sexuales prematuramente, consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias.
- Problemas de identidad. Al perder la figura paterna los niños pueden sufrir problemas de personalidad.
- Dificultad para vincularse con el sexo opuesto. Sin la figura paterna, los niños no tienen modelos directos de cómo relacionarse con la otredad: el niño con las mujeres, la niña con los hombres. Incluso pueden llegar a tener relaciones violentas, por esta causa.
10 pasos para sanar la herida por abandono del padre
Generalmente las consecuencias del abandono paterno son a largo plazo y no siempre son un tema consciente en la vida de las personas. Éstas se ven reflejadas en la forma cómo establecen vínculos afectivos o cómo gestionan sus emociones ante sí mismos. Por ello el primer paso es:
1. Toma de conciencia. Reconocer que se está sufriendo por el abandono o ausencia del padre.
2. Contactar con las emociones y miedos. Muchas veces la ausencia del padre promueve un bloqueo emocional que causa conflicto. Para contrarrestar este bloqueo hay que detectar qué emociones se desencadenan dentro de sí, por qué se dan estas emociones, de dónde vienen y qué quieren decirnos.
3. Validar las emociones. Es importante reconocer y aceptar las emociones y miedos, validarlos como correctos e incluso buenos; darles espacio en la vida y asumir que existen como algo real.
4. Gestión de las emociones. Aprender a procesar la furia, el miedo, la frustración sin etiquetarlas como emociones “negativas”. Dejar que se expresen a través del llanto, los gritos, etc. En un espacio seguro como la psicoterapia puede haber golpes a un cojín o “maldiciones” que se manifiesten en un entorno de intimidad y sin juicio, así como sin daños a nadie más.
5. Niño interior. Contactar con el niño interior, reconocerlo, escucharlo y atenderlo. Decirle que estará bien, que se harán cargo del dolor y estarán seguros. Este trabajo interior puede ser guiado por un experto en salud emocional.
6. Hacerse responsable. Aunque haya sido el padre quien se fue, las emociones son personales y nos corresponde a nosotros asumirlas. Debemos ser responsables por hacernos cargo del dolor del niño interior, pero también del dolor de uno mismo, responsabilizarse de la propia vida.
7. Aceptación. Acepar que se fue herido y que se sufre por el abandono es importante. Pero también es importante aceptar que ya es momento de ser responsable de la propia vida y de sí mismo.
8. Autoconocimiento. Aceptar el dolor y gestionarlo, así como hacer el recorrido de sanación permite a la persona descubrirse a sí mismo, pues ha entrado con sus miedos y debilidades, ahora los puede transformar en fortalezas para seguir su propio destino.
9. Auto perdón. Perdonarse a uno mismo por haber vivido como una víctima es la reivindicación emocional del quien se siente abandonado. Se debe llenar de compasión y amor hacia sí mismo. Luego podrá proyectar todo ello para perdonar a quien se necesite, desde el interior.
10. Auto nutrición. Es momento de llenarse de cosas positivas, escuchar, cuidar y proveerse de emociones positivas.
Este no es un proceso sencillo, ni es una guía de pasos a seguir que se vivan igual en todas las personas. Lo ideal es buscar un guía en el proceso y llevar acompañamiento de un experto en salud emocional.
