Mis hijos pelean todo el tiempo, ¿qué hago. En psicoterapia, en la escuela, en las conversaciones cotidianas e incluso en las iglesias, ésta suele ser una frase común entre padres.
Los pleitos y discusiones entre los hijos son normales, aun cuando se lleven bien o halla cierta rivalidad entre ellos. Es común, incluso, que pasen de adorarse a detestarse y viceversa (¡todo el día!).
Por supuesto, a los padres esto les produce angustia y desazón, pues se creen con la obligación de hacer que la relación entre sus hijos se amable, cordial y pacífica. Lo que no siempre podrá ser y aquí te explico por qué.
¿Por qué pelean mis hijos?
Existen muchos factores por los que los hermanos pelean. La mayoría de los hermanos experimentan cierto grado de celos o competitividad y esto puede provocar riñas y disputas. Pero también hay otros factores que pueden influenciar la frecuencia y la gravedad de las peleas entre los niños.
Cada cabeza es un mundo
Considera que tus hijos son diferentes, aunque tu sistema de crianza sea igual para todos. Ellos tienen sus propios procesos de crecimiento, temperamentos diferentes y cambios propios del desarrollo. Es natural que los cambios en las necesidades, ansiedades e identidades de los niños afecten la manera en que se relacionan entre sí.
En cada etapa de la vida los niños y adolescentes tienen, cada uno, una visión particular del mundo. En la primera infancia son más posesivos con sus juguetes, por ejemplo, y ello será motivo de pleito; deben delimitar sus posesiones, así como su identidad. ¡Es mío! será el típico grito de batalla.
Los niños en edad escolar suelen tener un concepto fuerte de la justicia y la equidad, por lo que es posible que no comprendan por qué sus hermanos de otras edades son tratados de otra manera o que sientan que un hermano recibe trato preferencial.
Los adolescentes lo que quieren es lograr su individualidad e independencia; no quieren ser tratados como niños ni quieren asumir, aún, responsabilidades adultas. No quieren cuidar a los más pequeños ni tampoco jugar con ellos. Sea esta una buena razón para pelear.
Todas estas diferencias pueden influenciar en la manera en que los niños se pelean.
El temperamento define
El humor, el carácter la adaptabilidad definen el temperamento de cada uno. La personalidad de cada hijo desempeña un papel sustancia en cómo se llevan entre sí.
Factores como el apego a los padres o la independencia, celos o llamar la atención, ser introvertido o no, etc. Determinarán también los motivos de las peleas.
Hermanos con necesidades particulares
Si en la familia existe algún niño que requiera una particular atención de los padres puede que sea un motivo de pleito entre los hijos. El que uno necesite mayor atención de los padres genera conflictos en los otros hijos. Éstos pueden notar las diferencias en el trato y comportarse mal para llamar la atención o por medio a lo que le sucede al otro niño.
Son espejo de los padres
Los hijos en todo momento son reflejo de los padres. Los modelos de comportamiento adulto son enseñanza para los menores. La forma en que los padres resuelven los problemas y desacuerdos da un fuerte ejemplo a los niños.
Si los hijos ven que los padres gritan, dan portazos y discuten en voz muy alta cuando tienen problemas, es probable que adquieran esos malos hábitos en la resolución de conflictos ellos mismos.
¿Qué debe hacer un padre si sus hijos pelean?
Aquí te dejo una lista rápida de qué puedes hacer si tus hijos pelean, comenzando por considerar que el pleito entre hermanos es normal.
- Siempre que sea posible no te involucres. Hazlo sólo en caso de que los niños corran riesgos físicos.
- Por supuesto, no tomes partido. No intentes “salvar” a uno, ya que producirás una situación inconsciente de ventaja y desventaja entre tus hijos.
- Enseña a tus hijos a tener métodos de resolución de conflictos con inteligencia emocional.
- Motívalos a que ellos resuelvan la crisis. Tú puedes ayudarles a hacerlo sin involucrarte en el pleito, sólo siendo guía.
- Si vas a guiarlos a resolver el conflicto empieza por separarlos hasta que se tranquilicen.
- No te enfoques en descubrir al “culpable”. Hazles ver que cada uno tiene una parte de responsabilidad.
- Intenta establecer una situación beneficiosa para todos, en la que ambos niños ganen algo. Cuando ambos quieren el mismo juguete, quizás puedan jugar a algo juntos en cambio.
Cuando los niños son capaces de resolver disputas por sí mismos, están aprendiendo habilidades importantes para la vida como la empatía, la negociación, los acuerdos, y especialmente el control de impulsos agresivos.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA FAMILIAR