Una pregunta elemental cuando nos hacemos padres o madres ¿cómo fortalecer la relación con tus hijos? Una respuesta que puede ser tan fácil como las vocales, a, e, i, o, u… conoce aquí cuál es.
La vida no trae instructivo para nada, mucho menos para ser padres. Sin embargo, la experiencia de otros y los estudios de los profesionales nos pueden ayudar a encontrar muchas claves de cómo tener mejores relaciones con nuestros hijos y hacer que se desarrollen de la mejor manera posible.
En la primera infancia los más pequeños requieren vínculos que les otorguen seguridad y confianza en el entorno, pero a la vez les dejen crecer; ya entrados en años, los niños deben ir descubriendo su lugar en el mundo, mientras que los adolescentes deben encontrar su propia identidad.
En cada etapa de la vida nuestros hijos requieren algo diferente de nosotros, así también nuestros métodos de educación se deben ir adaptando a ello. A veces acertamos y otras no, a veces se afianzan las relaciones con ellos y otras pareciera que todo lo que hacemos nos distancia.
A E I O U
Estrechar esos vínculos con los niños no es fácil puesto que, como padres y madres, nos corresponde la ardua tarea de educarlos, de disciplinarlos y regir el inicio de sus vidas. Educar y ser amigos de nuestros hijos no es compatible, y ello hará que los niños se enojen, se sientan heridos, se frustren con nuestras respuestas.
Sin embargo, educar en la crianza positiva, tomar estrategias educativas que beneficien su desarrollo pero a la vez los mantengan cerca de los padres, será una buena forma de mejorar esa relación.
Es por ello que hoy te propongo considerar algunas claves para fortalecer tur relación con los hijos. Para ello retomaré la idea de Samantha Biosca (licenciada en filología y con amplia experiencia docente) quien ha creado el método A, E, I, O, U. Sí, con cada vocal nos da un consejo específico para mejorar nuestra relación familia.
A: Aprende a escuchar
Tus hijos siempre tendrán la necesidad de que los reconozcas, los valores y los tomes en cuenta. Eso sólo puede lograrse a través de la escucha activa. Los padres, por su parte, suelen tener demasiadas ocupaciones y/o preocupaciones, a veces no escuchan a sus hijos y dan por sentado algunas cosas que creen saber “porque son sus hijos”. Sin tomar en cuenta esos cambios de los que hablaba en párrafos anteriores.
Escuchar es abrir todos los sentidos, dispuestos a captar todas las señales que los otros nos envíen. Es estar atento no sólo a las palabras que salen de la boca de esas pequeñas criaturas que siempre quieren algo de nosotros sino de su lenguaje corporal, sus expresiones, entonaciones hasta la selección de las palabras que hacen.
Saber escuchar es acallar la voz interior que nos hace suponer, que intenta llenar huecos desde la perspectiva propia y no de los demás, la que intenta adivinar o la que está pensando “tengo tantas cosas que hacer”…
Cuando a los niños se les escucha de verdad, ellos se sienten tomados en cuenta, se saben valiosos y pueden desarrollar lazos emocionales desde la confianza y la estima.
E: Ejemplifica
Una de las cosas más complicadas en la educación de los niños es enseñar con el ejemplo. Solemos decirles que no mientan, pero si nos buscan los cobradores nuestra respuesta es “diles que no estoy”.
La congruencia y la consistencia en la educación de los niños es fundamental, pero siempre y cuando nazca de la honestidad de nosotros mismos.
Consideremos que los niños aprenden por imitación. Tan sólo hay que analizar cuántas cosas han aprendido por sí mismos tan solo de vernos sin que les hayamos explicado nada.
No debe caber duda entonces que el ejemplo es arrollador, para bien y para mal. Que pesará más en la relación con tus hijos lo que hagas que lo que les digas.
I: Infórmate
Reitero que la paternidad es complicada, pero ya no vale decir que no tiene instructivos. Hoy en día existen muchos estudios, libros, documentos, páginas web en la que podemos formarnos e informarnos para elegir las mejores opciones en cuanto a paternidad se refiere.
Aunque tus hijos sean completamente diferentes a los de tu hermano o tu vecino, todos los seres humanos tenemos procesos de desarrollo similares. Conocer cuáles son los posibles cambios en su desarrollo, qué esperar en cada etapa, qué necesitan para pasar por ciertos momentos será una herramienta fundamental.
De ese modo la improvisación propia de ser padres disminuirá y podrás tener más claridad de lo que requieres brindarles a tus hijos en cada etapa.
Incluso si tienes dudas, siempre podrás contar con la ayuda de su pediatra, sus profesores y otros profesionales como los psicoterapeutas que te brindarán la información y ayuda necesaria para estar cerca de tus hijos de manera sana y positiva.
O: Ordena
Cuando nos referimos a ordenar, no hablamos de pegar de gritos y regaños como si tu casa fuera un cuartel sino de la estructura, el orden y los límites que todo niño requiere.
«Debemos dar órdenes a nuestros hijos, marcando hábitos a seguir, horarios que cumplir, obligaciones que se deben realizar, señalando límites que no se pueden cruzar. Siempre acompañados, como no, de mucho amor».
Sigue las estrategias de la crianza positiva que busca establecer ese orden, así como establecer límites, bajo una concepción clara del amor, la confianza y la dignidad de la persona.
U: Unifica
Ser congruentes en la educación de los niños exige que haya una constancia en lo que se les enseña y, especialmente, en las normas disciplinarias. Unificar criterios entre los miembros de la familia, tutores y cuidadores será fundamental para que los niños se sientan seguros y sepan cómo comportarse, digamos, siempre.
Esto significa que todos los responsables de su educación sigan una misma línea, sobre todo los dos progenitores.
También es muy importante que el colegio que elijan los padres siga una coherencia con la educación que se da a los hijos en casa, puesto que la mayor parte del día la pasan en la escuela.
Cuando la educación es consistente y ordenada los niños se siente confiados y seguros, porque saben a qué atenerse. La confianza es el “pegamento” más sólido en la relación con los padres.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA