La crianza positiva como modelo educativo contra la violencia puede ser una alternativa idónea para este mal que crece en el mundo. Su finalidad es permitir el desarrollo integral de las personas en un ambiente de respeto y confianza, donde la afectividad sea el sustento de crecimiento y no la agresión o el castigo.
Viejos estilos de crianza
Cuando se golpea a un niño se le envía un mensaje de que la violencia es la forma de arreglarlo todo. El viejo estilo de crianza basado en el castigo corporal —los golpes y, en general, el maltrato— habría sido entonces una gran campaña de mensajes educando a niños en la violencia que hoy cobra factura a nivel mundial.
Esto significa que el hogar puede ser una de las principales cunas de la violencia, tanto al interior de la familia como hacia el ámbito social.
Tomar en cuenta esto, nos ayuda a ser conscientes de la importancia que tiene el papel de padres y cuidadores de los niños en la prevención de la violencia en su más amplia expresión. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que las estrategias centradas en la familia tienen una eficacia demostrada o son prometedoras para prevenir la violencia.
Estas estrategias se basan en la formación de los padres en materia de desarrollo infantil, disciplina no violenta y aptitudes para resolver los problemas; fomento de la participación de los padres en la vida de los niños y adolescentes a través de programas que desarrollen la alianza entre el hogar y la escuela, y programas de tutorías destinados a establecer vínculos entre jóvenes de alto riesgo y adultos que los cuiden y les proporcionen habilidades sociales y una relación sostenida.
Crianza Positiva, contra la Violencia
Considerar la eficacia que estos programas han tenido en el mundo, nos permite tener la claridad de que la violencia se previene en el hogar a través de la forma en que se tejen vínculos afectivos con niños y jóvenes; y la manera en que estos vínculos promueven la autoestima, la asertividad y los límites, a través de la crianza positiva como herramienta fundamental.
La crianza positiva nos permite educar a los niños, desde temprana edad, fomentando las habilidades, capacidades y actitudes necesarias para la vida; siempre desde el respeto y el cariño. Esta modalidad de crianza libera a los padres de tener que llevar su paternidad de forma autoritaria para hacerla más afectiva y democrática, y a los niños les permite fortalecer su individualidad, autonomía y confianza.
En un entorno de crianza positiva, los niños pueden expresarse en un ambiente de confianza, en el que saben que se privilegiará el diálogo y no el castigo, la agresión verbal o los golpes. El afecto predomina en este modelo educativo, aunque no por ello se relaja la disciplina ni se omiten los límites.
Claves para criar de forma positiva
1. No lo juzgues, compréndelo. Intenta a través del diálogo descubrir las motivaciones de su comportamiento.
2. Escúchalo sin interrumpirlo. Al igual que la anterior, este es la base de una comunicación asertiva que puede crear lazos de confianza.
3. Sé empático y comparte tus emociones. Ponte en sus zapatos, y permite que el niño se ponga en los tuyos compartiendo tus propias emociones en situaciones similares.
4. Corrige con respeto. Recuerda que los gritos e insultos son tan violentos como los golpes; cuando lo corrijas hazle ver sus errores sin criticarlo ni humillarlo. Explica por qué su conducta es inapropiada.
5. Trabajen en equipo. Es importante que el niño se sienta reconocido y parte de su grupo primario, por ello hay que hacerlos partícipes de actividades y tareas comunes a la familia.
6. Establezcan acuerdos. Si el niño participa en la creación de normas y reglas que debe seguir, así como de las consecuencias de no cumplirlas, estará más dispuesto a seguir los límites que de forma acordada se le hayan establecido.
Como podemos ver, la crianza positiva es un instrumento de desarrollo que hace que los niños se sientan personas importantes, valiosas y más plenas; que sean felices, maduros, respetuosos, y con habilidades de trabajo en equipo, así como para llegar a acuerdos, resolver conflictos, expresarse de manera empática y con ello evitar la violencia como forma de solución a los problemas.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA