Cuando las cosas se ponen feas y las tormentas amenazan la estabilidad del entorno, nuestro bienestar emocional se ve comprometido dejándonos en una situación de vulnerabilidad. No obstante, no podemos evitar los problemas, enfrentarlos es necesario para crecer y avanzar.
Mantenernos serenos y centrados frente a los embates de la vida es la mejor manera de sortear los problemas y salir adelante. Lo contrario nos dificultaría afrontar la realidad, nos causaría mayor estrés, angustia y ansiedad.
Encontrar un punto de equilibrio entre el conflicto y la ecuanimidad no es fácil, a veces nos perdemos en ello y sucumbimos a la situación. Sin embargo, siguiendo algunas claves elementales para mantenernos enfocados y serenos nos ayudará a ser dueños de la situación y salir avante.
¿Qué hacer frente a la tempestad?
Frente a la tempestad hay que pararse firme y no huir. Evadir una realidad sólo prolongará el problema. Los problemas no se solucionan mágicamente, por más que nos parezca posible.
1. Por un momento cierra los ojos y respirar
Hacerlo nos ayuda a centrarnos, pues al cerrar los ojos podemos hacer un alto en el camino y establecer un límite frente al caos. Cerrar los ojos nos permite hacer un alto en el camino y al abrirlo tener la mirada despejada para ver el panorama completo y vislumbrar posibles soluciones.
Respirar, por su parte, nos permitirá regular el ritmo cardíaco y llevarlo a su nivel normal. Además, una respiración metódica ayuda a oxigenar el organismo y promover un mejor riego sanguíneo, particularmente al cerebro, el cual es el órgano que más consume este elemento.
Cerrar los ojos y respirar nos da tiempo para recobrar el control de nosotros mismos y evita reacciones abruptas que pudieran ser erráticas y añadir leña al fuego.
Esto nos devuelve a nuestro centro y ancla en lugar seguro para afrontar la tormenta.
2. ¡Suelta el control!
Muchas de nuestras grandes agitaciones, o de los episodios de angustia y ansiedad son producto del deseo por tener siempre el control. Pero es como querer asir el viento, tener el control de todo y todo el tiempo es prácticamente imposible.
No tener el control genera irritación, frustración e impotencia, lo que agrega negativismo a la situación; por ello hay que soltar.
En situaciones de conflicto es bueno recordar que no podemos tener el control y aferrarnos a ello no ayuda. Fluir con la vida nos distancia del problema y nos ubica en la posición de observador, lo que nos ayuda a tener una mejor panorámica de la situación.
3. ¡Relájate!
Si conseguimos libertarnos del control y relajarnos físicamente, la mente también se sentirá relajada. Ello también nos permitirá tener una mejor visión de la realidad. A medida que lo observamos todo vamos comprendiendo las cosas poco a poco y la posibilidad de solución podrá fluir con nosotros.
La mente percibe esta calma física y por lo tanto responde de acuerdo a ello.
4. Busca una actividad creativa
Cuando las cosas no van bien nos sentimos cercados por el destino y vulnerables. Esta sensación de pérdida del control e incapacidad para solucionar las cosas nos hace sufrir.
Pero salir de este estado debemos recuperar nuestro centro a través de herramientas que nos relajen, y generen una sensación de bienestar.
El arte es un excelente camino para hacerlo. Hay que realizar actividades creativas y que nos ayuden a liberar nuestras emociones, nos ayuden a desahogarnos y a dejar libre nuestro pensamiento, lejos de la angustia de nuestros problemas.
Una mente más libre de pensamientos podrá encontrar mejores soluciones y más creativas.
También podemos hacer deporte, explorar la meditación y el mindfulness. El propósito es evitar la dispersión mental (la cual llega cuando nos sentimos en el caos) y encontrar mejores soluciones ante la tempestad.
5. No olvides reír
Ya que el cerebro no distingue si reímos por algo concreto o fingimos una sonrisa, hay que intentarlo en momentos de angustia. Cuando sonreímos de cualquier modo el cerebro genera hormonas de bienestar y podrá permitirnos un estado de relajación, propicio para enfrentar los problemas.
Si nos cuesta trabajo sonreír en semejantes momentos podemos usar películas de humor, revisar memes en las redes sociales, leer libros cómicos o pedir a los amigos que nos ayuden contándonos chistes.
Así como las actividades creativas y sonreír nos pueden ayudar, también lo hace el contacto con la naturaleza y animales. Son excelentes oportunidades para generar esos neurotransmisores que nos hacen sentir bien.
Estas prácticas nos ayudarán a conseguir bienestar emocional frente a la tormenta y librar sus embates con mayor efectividad. ¡Inténtalo!
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA