Grandes científicos, inventores de artefactos que hoy son parte de nuestra vida cotidiana, artistas, deportistas, luchadores sociales, todos tienen en común la persistencia. 

La persistencia es una virtud individual que nos permite enfrentarnos a la vida sin rendirnos a la primera provocación. Persistir nos hace levantarnos una y otra vez tras la caída; es una fuerza que nos lleva a cumplir nuestros metas y deseos a pesar de la adversidad. 

De acuerdo con los psicólogos Peterson y Seligman es una de las 24 fortalezas del ser humano. La definen como “la continuación voluntaria de una acción orientada a una meta, a pesar de obstáculos, dificultades y desmotivaciones”.  

Ser persistente es, muy seguramente, la única manera de conquistar todo aquello que anhelamos aun cuando la motivación claudique. Es por ello que se vuelve tan relevante formar a los niños en la persistencia.  

En la persistencia encontramos valores como disciplina, autocontrol, resiliencia, tolerancia a la frustración. Quien es persistente trabaja muy duro para alcanzar sus metas y perseveran en sus esfuerzos hasta lograr lo que propuesto. Así, la persistencia es una clave esencial del éxito.  

Ejemplos de este éxito asentado en la persistencia hay muchas como el millonario y conferencista Chris Gardner, personaje que inspiró la película En busca de la felicidad, que protagonizó Will Smith; o Marshall Bruce Mathers III, mejor conocido como Eminem, hoy un famoso rapero y productor de discos, pero que a lo largo de su vida se topó con muchos problemas personales, como la pobreza y la adicción a las drogas.  

Formar en la persistencia 

Por supuesto no buscamos que todos nuestros niños sean millonarios o grandes científicos; pero sí buscamos que tengan éxito en todo lo que se propongan. Formarlos en la persistencia es la clave para ello. Estudios recientes muestran que el autocontrol y la persistencia aumentan los resultados académicos con independencia del cociente intelectual. 

• Pensar en el esfuerzo: las creencias que tenemos sobre el esfuerzo afectan los resultados académicos; los niños que piensan que el esfuerzo conduce al logro superan por mucho a los niños que creen que la capacidad para realizar algo depende de rasgos personales fijos (éstos últimos, por tanto, si creen que no está en sus capacidades alguna asignatura no se esforzarán). Así, debemos inculcar en los niños el valor del esfuerzo. 
• La motivación: el esfuerzo tiene un mejor camino si los niños se sienten motivados intrínsecamente. La motivación, a su vez, sólo ha de darse cuando los niños pueden realizar actividades que les apasionen lo suficiente como para esforzarse.  
• Creer que se puede: los niños crecerán con la virtud de la persistencia siempre que crean que pueden hacerlo. Es por ello que habremos de fortalecer su autoestima, su tenacidad y su confianza; apoyarlos en sus emprendimientos y dejarlos experimentar, sin intentar resolverles la vida.  
• Responsabilidad: los niños deben tener responsabilidad, asumir tareas que inicien y terminen; realizar proyectos que concluyan en un tiempo determinado. Donde el adulto pueda guiarlos, impulsarlo y en caso necesario ayudarle con tareas que realmente no puede hacer, pero no evitando que el niño haga cosas que sí puede hacer. Es importante que los niños enfrenten desafíos que puedan superar, aunque le cueste.  
• Ser positivo: poco sirve hablar de persistencia si no se tiene una actitud positiva. Es a los adultos a quienes nos toca demostrar una visión positiva de las cosas para que el niño se sienta interesado en persistir; hay que mantener alta la moral y animarlos a continuar, considerando que todo irá bien.  
• Ser ejemplo: bien sabemos ya que los niños aprenden lo que viven, que se guía más por lo que ven que por lo que oyen. Si le dices “persevera” pero tú no lo haces, de poco servirá. Seamos ejemplo en algo tan importante como la perseverancia, pues una muestra es valiosa para su aprendizaje.  

Considera finalmente que los niños también pueden aprender el “camino fácil”. Si los acostumbramos a tenerlo todo fácil, les ayudamos en todo, obtienen lo que quieren a la primera, seguramente considerarán que el esfuerzo no es necesario. Para ellos será fácil aprender qué deben hacer para no tener que esforzarse.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA