En los años 40 del siglo XX, Ingrid Bergman protagonizó una película llamada Gaslight. La historia trata de una pareja de recién casados que se mudan a vivir a casa de una tía recientemente fallecida; no obstante, la mujer pronto empieza a sentirse angustiada hasta que pasa a sentir que se está volviendo loca.
La realidad es que el marido intenta robar la fortuna que ella tiene oculta, y para ello implementa una serie de acciones que poco a poco la trastornarán. El hombre manipula a la mujer para que crea que está loca y así quedarse con la riqueza de ella.
Él esconde objetos (cuadros, joyas) haciéndole creer a su esposa que ella ha sido la responsable, aunque no se acuerde. También atenúa la luz de gas (no había electricidad) y le hace creer que el fuego sigue brillando en la misma intensidad que antes, de tal manera que ella crea que no ve con claridad la realidad.
Eso hace que la protagonista sienta que se está volviendo loca, no quiera salir de la casa, se encuentre ansiosa y llore continuamente. El esposo le advierte que dejará la relación, y la amenaza con mandarla a un doctor para que la medique o recluya. Por supuesto, el abusador sabe muy bien lo que está haciendo y casi consigue su cometido si no fuera por un investigador que descifra la situación y desenmascara al ladrón.
La sutil manipulación en las relaciones
La historia fílmica da nombre a esta forma “sutil” de manipulación que con frecuencia se ejerce de forma consciente o inconscientemente en las relaciones.
Frente a un pronunciamiento como “eso que dijiste me hizo sentir mal”, el otro miembro de la relación puede responder con frases como:
- Yo no dije eso, tú lo imaginaste.
- Era sólo un chiste, eres muy exagerada.
- Eso nunca pasó, tú estás loca.
- Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.
Frases como ésta o cualquier otra que demerite o contradiga el sentir del otro puede ser un signo de este método de manipulación.
Cómo identificar si estás siendo víctima de Gaslighting
Analiza tu situación y considera si has experimentado alguna de estas situaciones o varias.
- Te cuestiona tus ideas o acciones constantemente.
- Te pregunta si eres demasiado sensible muchas veces al día (como diciendo que predominan tus emociones sobre tu parte racional).
- Tú siempre te estás disculpan con los otros, incluso por cosas que no hiciste ni provocaste.
- Te preguntas por qué no eres feliz, si aparentemente están pasando tantas cosas buenas en tu vida.
- Constantemente ofreces excusas a tus familiares o amigos por el comportamiento de tu pareja.
- Te ves a ti mismo reteniendo u ocultando información para no tener que explicar o dar excusas a parejas o amigos.
- Empiezas a mentir para evitar que te cambien de realidad.
- Te cuesta tomar decisiones, incluso aquellas simples.
- Sientes que no puedes hacer nada bien.
- Te preguntas si estás siendo lo suficientemente buena hija/amiga/empleada/novio/a constantemente.
Considera que estos signos de manipulación forman parte de un abuso psicológico constante que, por sutil, puede no identificarse oportunamente y que, a la postre, puede ascender a otro tipo de abusos.
Cómo no ceder ante el Gaslighting
1. Confía en tu intuición. Confía en lo que piensas, en lo que sientes, en lo que has dicho.
2. No busques la aprobación de los demás, eso te hace vulnerable a la manipulación.
3. Recuerda que lo que sientes es válido para ti y eso basta. Las emociones no son buenas ni malas, nadie debe calificarlas, negarlas o contradecirlas. Tampoco debes disculparte por lo que sientes.
4. Mantén tus límites. Es importante que determines lo que eres capaz de aceptar y lo que no, que lo hagas saber a los otros y seas clara y firme al respecto. Si los otros no respetan tus límites, debes dialogar, pero no ceder con los otros frente a lo que no quieres en tu vida.
5. Frente a amenazas, como aquellas que dicen que “si lo dejas nadie te querrá como él (o como ella en su caso)”, es momento de que te cuestiones si es la persona con la que realmente mereces estar, pues está jugando con tu autoestima.
6. El otro aparece siempre como una víctima; nunca nada es su culpa en la realidad alternativa que ha creado. Considéralo y sé clara/o y usa la asertividad para rechazar las acusaciones.
Etapas del Glaslighting
Hay tres etapas de gaslighting en una relación: idealización, devaluación y descarte:
- Idealización: la víctima pierde la cabeza por quien la manipula pues proyecta una imagen de sí mismo como el compañero perfecto.
- Devaluación: la víctima pasa de ser adorada a ser incapaz de hacer algo bien, pero después de haber probado el ideal, está desesperada por arreglar las cosas.
- Descarte: en la que se deja caer a la víctima para pasar a la siguiente víctima. Esto sucede a menudo simultáneamente con la fase de idealización con la próxima víctima.
Si crees que eres víctima de Gaslighting es importante que recobre el control de tu vida, pongas límites y si es necesario te alejes de quien te intenta manipular. Asimismo, puedes contar con el apoyo de un especialista en salud emocional.
*Tomado de The gaslighting effect, libro de la psicóloga Robin Stern.
