La adolescencia es un periodo de adaptación, como otros, en el que el individuo sufre transformaciones físicas y psicológicas, que le impulsan a buscar una identidad propia que lo separe de la niñez y lo ubique como un adulto. Estas transformaciones en las que se involucran diversas hormonas hacen del adolescente un ser cambiante, intrépido, impulsivo y temperamental…
Además, la carga hormonal y la búsqueda de identidad llevan al adolescente a buscar un distanciamiento con los padres como una forma de diferenciarse de ellos, mostrando una aparente rebeldía que reta a la autoridad de los mayores. Los padres deben aprender a mediar entre dejar crecer y establecer límites a personas que pasan por la etapa más complicada de la vida. Ello puede llevar a conflictos y pleitos constantes en el ámbito familiar.
Trabajar con la comunicación entre padres y adolescentes permitirá ayudar, tanto a los jóvenes como a los padres, a transitar por esta edad de forma empática y asertiva, provocando las menores heridas emocionales posibles.
Por ello te dejo aquí algunas sugerencias para mejorar la relación entre padres y adolescentes.
1. No lo tomes personal. A veces los padres creen que el comportamiento de los adolescentes es una afrenta personal, que son rebeldes y hacen las cosas sólo por desobedecer o molestarlos. Pero no es así, ellos buscan distancia entre ellos y sus padres para diferenciarse. Los padres deben responder a su comportamiento con tolerancia, sin tomarlo como una afrenta personal.
2. Practica la empatía. Es importante comprender y empatizar con los jóvenes sin distender los límites. Asimismo, puede ser un buen momento para analizar detenidamente cuánto espacio se está dejando a los hijos para que sean individuos y que nos cuestionemos temas como: ¿Soy un padre controlador? ¿Escucho realmente a mi hijo? o ¿Permito que sus opiniones y gustos difieran de los míos?
3. Escucha de manera activa. Para establecer una buena comunicación es muy importante que los padres escuchen sin interrumpir y no se precipiten en dar su opinión ni en juzgar. Aprender a escuchar es esencial para que el adolescente sienta empatía por sus padres.
4. Usa la asertividad. Muchas veces los disgustos y los pleitos no son por lo que se les dice sino la manera en que se les dice. Utiliza la crianza positiva también con los adolescentes, no grites, no ordenes, no prejuzgues. Considera que ya no son niños, y un trato así les causa irritación.
Aunque no sean adultos es conveniente que se vayan gestionando ciertos asuntos como si lo fueran, así se sienten tomados en cuenta, adquieren poco a poco más responsabilidad y les ayudará a madurar. La palabra “no” debe sustituirse por otras alternativas como “preferiría” o “estaría bien”.
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5. No seas su amigo o amiga. Los padres desean mantener los vínculos con los hijos tal como cuando eran pequeños, que éstos sean dóciles y que acepten el contacto físico afectivo como antes. Pero como los adolescentes no aceptan ese trato porque “ya no son unos niños” y los padres, entonces, desearán convertirse en amigos para seguir manteniendo ese vínculo y es un error.
La adolescencia es una etapa llena de cambios en la que los hijos necesitan ser acompañados, recibiendo pautas de los padres para poder enfrentarse a esos cambios con autonomía. Los padres son una figura clave que debe establecer límites y comprender sus nuevas inquietudes, algo que los amigos no hacen.
6. Escoge tus batallas. Si quieres dejar de pelear constantemente con tu adolescente elige reñirle por lo que realmente valga la pena. A los ellos les gusta sorprender a los padres y es mucho mejor dejarles que lo hagan con cosas que son temporales e inofensivas como pintarse el cabello o vestir de forma estrafalaria.
Reserva los regaños y objeciones para temas que de verdad son importantes, como el consumo de alcohol y tabaco, drogas o cualquier otra conducta de riesgo. Puedes preguntarle a tu adolescente sus motivaciones para vestir o cambiar su aspecto de tal manera, cómo se siente con ello; puedes ayudarle a que analice cómo lo verán los demás cuando vista de ese modo y si realmente es lo que quiere.
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7. Dales su espacio. Los adolescentes necesitan un espacio personal, donde su intimidad se respete, donde pueda encontrarse consigo. Quizás en la adolescencia, este recluirse en sí mismo conlleve momentos de angustia, que han de ser acompañados desde el respeto y la distancia por los padres, pero ayudan a crecer.
Muchas veces la tensión familiar causada por los roces entre padres y adolescentes puede ser intensa y caótica; para ello la psicoterapia familiar puede ser una gran herramienta que guíe a la familia a encontrar el equilibrio.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA FAMILIAR