En esta época decembrina es común que algunos experimentemos el síndrome de la silla vacía, una condición emocional que se detona al revivir el dolor por quienes ya no están, ya sea porque han muerto o se han separado de nosotros.
Al margen del duelo y la tristeza que se padece cuando se ha perdido a alguien especial, el síndrome de la silla vacía cobra intensidad en momentos en que deberíamos estar festejando y viviendo con gran entusiasmo o alboroto algunas fechas en particular, como la Navidad.
En días como éstos se produce un choque de emociones entre la tristeza de la pérdida y el gozo de las fiestas y celebraciones que nos llevarían a pasar el momento de la mejor manera y con buena cara, aun cuando por dentro se sintamos dolor.
No obstante, al ver ese lugar vacío donde debería estar la persona extrañada se comienza a sentir un enorme oquedad, angustia y frustración. La situación trae a nuestra memoria el cómo nos sentíamos y disfrutábamos en momentos como estos con quien ya no está.
A ello se suma que, en fiestas como la Navidad, las actividades cotidianas se suspenden y caemos en una etapa de ocio que nos deja tiempo para pensar y regodearnos en la tristeza, reabriendo con ello las heridas de la ausencia que nos causan dolor.
El surgimiento de este sentir y su intensidad está fuertemente vinculado al proceso de duelo. Cuando vivimos la pérdida de alguien querido debemos pasar por un periodo natural en el que tenemos que acostumbrarnos a vivir sin esa persona y experimentar épocas de dolor. Es en algún momento de este tiempo en el que podemos experimentar el síndrome de la silla vacía.
No obstante, la tristeza y el dolor que ahora sentimos, a través de un duelo saludable pasará. En tanto, para alejar o minimizar los daños de este síndrome se puede recurrir a ciertas claves. y salir bien librado de ello.
Claves para sobrellevar el síndrome de la silla vacía
Para enfrentar este síndrome especialmente si el fallecimiento es reciente o si es la primera vez que convivimos con la ausencia, hay que prepararlo aún más.
- No te aísles ni silencies lo que sientes
Cuando sufrimos este síndrome tendemos a buscar más soledad y el dolor nos impide socializar y hablarlo por miedo a sufrir aún más. Solemos alejarnos de los demás y guardar silencio, pero ello acentúa las emociones de tristeza y duelo. Hay que esforzarse por interactuar, aunque sean pocas las ganas, hablar con los demás y, si es necesario, pedir ayuda.
- Prepara la fiesta previamente
Es importante hablar y ponerse de acuerdo en cómo celebrar el momento, quiénes serán partícipes, qué habrá de cenar y quién cocinará; considerar si habrá regalos, en dónde será la celebración, etc. Así, se puede tener una idea de lo que sucederá y estar preparada ante el momento y tener, dentro de lo posible, el control de las emociones para disfrutar la ocasión.
- Organiza el día
Planea el día de celebración en el que te dispongas a realizar diversas actividades y tareas que te mantengan en actividad y vencer la apatía frente a las fiestas. Es importante que no omitas tu participación en las reuniones familiares y de amigos.
- Resignifica tu visión respecto a la silla vacía
Aun cuando la silla vacía suele ser motivo de tristeza y representación de tu pérdida, puedes también reinterpretar este sentir: en lugar de darle un significado meramente negativo y nostálgico, atribuye a ésta elementos amigables y que te ayuden a transitar hacia un estado más animoso en estas fechas. Puedes hacer un brindis o utilizarla para un ritual de cierre de ciclo. Esto te ayudará a sentir alivio o pasar el momento sin tanto dolor.
- Reinterpreta el espacio físico
Aunado a lo anterior, cambia de lugar los muebles y acomoda de diferente manera los elementos del espacio físico donde realizarás la celebración, de modo que nada sea igual a lo anterior y el recuerdo sea menos intenso a fin de que la herida sea más punzante.
- No evadas las emociones
Aunque se plantea disponer del entorno festivo de una manera que disminuyan las posibilidades de acentuar el dolor de la pérdida, date permiso de sentir y no intentes evadir tus emociones. Es válido conmoverse, expresar dolor sin avergonzarse por llorar, sentir rabia porque nos sintamos abandonas, o cualquier otra emoción que forma parte del duelo.
Estas ideas pueden ayudarnos a reinterpretar el significado de la silla vacía y asumirla con una mejor disposición emocional, procesando mejor el duelo y rememorando a la persona querida de una forma menos dolorosa.
Si para ti esto aún es complicado, si el dolor te ha marcado demasiado y te impide no sólo disfrutar las fiestas sino de la vida misma y has perdido el sentido, tal vez es momento de considerar la asistencia y guía de un profesional de la salud emocional. Hay veces que todos necesitamos un poco de ayuda extra que nos ayude a salir adelante.