Si me preguntaran qué tan importantes son las palabras de amor, yo diría que son muy importantes. Pero no me refiero a las frases hechas, los lugares comunes; palabras cursis y casi vacías de sentido de tanto que se repiten, ni las palabras para toda ocasión o las que intercambiamos sólo para sustituir el silencio.
Cuando hablo de palabras de amor me refiero a expresiones, orales o escritas, que manifestamos a nuestros seres más queridos para hacerles saber o recordar lo importantes que son para nosotros. Son palabras que importan porque que afectan el alma y nuestro espíritu. Pueden edificar, ayudar o estimular; y por el contrario otras sin amor pueden herir, desalentar e incluso destruir.
Las palabras dan sentido, color, sabor, textura, grosor, y calibre a nuestra vida.
Aunque, cuando hablamos de afecto, las caricias y el contacto físico tiene un poder especial que es el de comunicar apegos y sentimientos que establecen vínculos, las palabras complementan la comunicación emocional que fundamenta las relaciones humanas.
Palabras de amor son: te amo, te admiro, te quiero, me haces falta, te echo de menos... Son las más comunes, las más usadas; aunque, a veces, van perdiendo profundidad. No obstante, también son palabras de amor:
- ¡Cuídate!
- Lo vi y me acordé de ti.
- Estoy contigo.
- Te ayudaré a solucionarlo.
- Yo sé que tú puedes.
- Cuéntame qué pasó.
- Lo traje porque pensé que te gustaría.
- Te ves muy bien.
- Yo te acompaño.
- Avísame cuando llegues.
Estas entre muchas otras frases de comprensión, empatía, solidaridad y preocupación que decimos a quienes amamos, sea la pareja, los hijos, amigos; son vitales para hacer que el otro sepa de nuestro afecto y refrende el vínculo que hemos tejido mutuamente. Son palabras que trascienden la forma y van hacia la profundidad emotiva; por ello son también producto de la inteligencia emocional.
Inteligencia Emocional
Este tipo de frases no se le dicen a cualquiera, detrás de ellas hay un conocimiento de las personas a las que amamos, hay estrechez en la relación; están llenas de entendimiento y dedicación. Y son palabras de amor porque están cargadas de nuestras emociones más sinceras.
Asimismo, se dicen reafirmando un terreno de confianza que se ha construido entre las personas involucradas. Cuando expresamos lo que sentimos o cómo nos sentimos, pueden gestarse relaciones más sanas pues hay respeto, confianza y credibilidad mutua. Y es que al hacerlo proyectamos una personalidad más auténtica, que nos acerca a los demás.
La confianza y la credibilidad que inspira una persona que expresa sus emociones apropiadamente afecta positivamente a las relaciones interpersonales. Asimismo, las expresiones emocionales de este tipo son parte importante de la inteligencia emocional; nos permiten ser conscientes de lo que sentimos por otros, de lo que para otros queremos.
Por otra parte, expresar nuestras emociones con palabras afectivas que denoten interés o preocupación por los demás genera grandes posibilidades de que los demás sean recíprocos con nosotros; de tal manera que nuestra autoconfianza se fortalezca y veamos satisfechas nuestras necesidades emocionales de manera positiva.
Las mejores palabras de amor son aquellas que expresan la autenticidad de nuestras emociones y pueden insertarse en la vida cotidiana, incluso como parte de la rutina: buenos días, cómo te fue, te preparé algo de cenar —que ostentan atención y cuidado para los nuestros—; también son espontáneas y demuestran empatía y solidaridad: estoy contigo, pensé en ti, creí que te gustaría.
Palabras como éstas hacen que los otros adviertan que hemos dedicado tiempo a conocerlos, a saber qué les gusta o no, y que hemos procurado complacerlos, apoyarlos y acompañarlos sin condición. Lo mismo nos harán sentir si nuestras demostraciones afectivas son correspondidas.
Como observas, no necesitas ser poeta para dedicar palabras de amor, más bien requieres poner en práctica tus habilidades en inteligencia emocional y empatía, y no meter a expresar lo que sientes.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA