Saber cómo incrementar la paciencia es una cuestión que puede cultivarse a través de cambiar la forma de pensar respecto a las cosas que “deben” suceder.
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algo. Según la tradición filosófica, podría ser definida como: «la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el ser humano no se deja dominar por él».
Por el contrario, la impaciencia es una actitud cargada de emociones intensas que, con frecuencia, se vincula con inquietud y nerviosismo, y puede llevarnos a decisiones irracionales y a precipitarnos; aunque en ocasiones también suele ser el detonador de acciones que nos ayuden a afrontar retos.
Así, la impaciencia tiene un aspecto positivo como motivador, y uno negativo si hace que las emociones se desborden y estallemos en conductas inapropiadas, según el caso. Incluso puede provocar daños a nuestra salud. Es por ello que incrementar la paciencia en favor de conseguir nuestros objetivos de forma adecuada es una virtud que todos podemos promover y, asimismo, gestionar los sentimientos de la impaciencia.
Consecuencias de la impaciencia
Aunque la impaciencia puede impulsarnos a realizar planes con mayor ímpetu y avidez, también se sabe que puede causar daños a nuestra salud.
- Obesidad: Expertos han señalado que las personas impacientes tienen más probabilidades de ser obesas que aquellas que saben esperar, pues suelen alimentarse peor y consumir mayores cantidades de comida rápida, sobre todo cuando tienen fácil acceso a ella.
- Hipertensión: La Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés) incluye la impaciencia como un factor de riesgo de la hipertensión, incluso entre adultos jóvenes. Esto se debe a que el estrés asociado a la impaciencia, que puede llegar a estrechar los vasos sanguíneos, incrementando la presión arterial.
- Envejecimiento: Un estudio de la Universidad Nacional de Singapur y de las universidades norteamericanas de Berkeley y Pensilvania, recientemente publicado en Proceeding of the National Academy of Science, reveló que ser impaciente también puede acelerar el envejecimiento.
Claves para incrementar la paciencia
- Piensa en las razones por las que quieres algo. Generalmente la paciencia se pone a prueba frente aquello que queremos conseguir. Si pensamos las razones por las que lo deseamos podremos diferenciar si esta precipitación por obtenerla será una condición ideal para disfrutar o no lo conquistado en su momento.
- Replanteate el concepto de impaciencia y considera el tiempo de espera como una ayuda que prolongue el disfrute de lo que quieres obtener. Es disfrutar el camino y no sólo el resultado.
- Cambia los pensamientos de tipo “y si luego ya no está…” “Y si me quedo sin ello”. Este tipo de pensamientos hace más fuerte la sensación de que no debes perderte la “oportunidad” y por lo tanto te lleva a precipitarte en la toma de decisiones y acciones, sin evaluar las consecuencias.
- Deja de centrarte en el bienestar que te dará lo buscado. Pensamientos como “no voy a poder sentirme bien hasta que lo consiga” no ayudan de ninguna manera; en cambio, estás negándote un bienestar en el aquí y el ahora.
- Haz predicciones realistas del esfuerzo y tiempo que cuesta conseguir lo deseado; de tal modo podrás mantenerte paciente pues sabes el tiempo calculado para que se logre lo que buscas.
- Habitúate a practicar métodos de relajación para ayudarte a controlar la sensación de ansiedad y malestar que produce la impaciencia.
Ser paciente también tiene que ver con el autocontrol, nuestra capacidad para tener controlados nuestros pensamientos, gestionar nuestras emociones y regular nuestra conducta ante los estímulos y condiciones de la vida diaria. Asimismo, es una cuestión que se adquiere con práctica y no un condicionante inalterable de nuestro ser.
La impaciencia suele no ser tan buena consejera y es capaz de alterar nuestra salud emocional por la carga de estrés, angustia y ansiedad que le da a nuestra mente; pero también porque la precipitación con la que solemos tomar decisiones puede llevarnos a consecuencias indeseadas que a la postre nos perjudiquen, frustren o incomoden.
Es por ello que ante la imposibilidad de practicar la paciencia, es importante contar con ayuda para reestructurar tu forma de pensar.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA