Al parecer, sentirnos estresados es una constante en la actualidad. Nos estamos acostumbrando a enfrentar las exigencias de la vida cotidiana con reacciones que nos provocan efectos fisiológicos y emociones desagradables que nos incomodan hasta trastornar nuestra funcionalidad diaria.
No obstante, sentirnos estresados constantemente no tiene su origen en las condiciones de vida que experimentamos a diario sino en nuestras preocupaciones derivadas de lo que pensamos. Efectivamente, gran parte del estrés que padecemos tiene su raíz en nuestros pensamientos.
La tensión psicológico y emocional está en nuestros pensamientos, en la forma en la que evaluamos la situación; está también en lo que pensamos de nosotros y de nuestra capacidad para enfrentarla.
Nos estresamos cuando consideramos que:
- Algo puede causarnos un daño o molestia importante, ya sea física o psicológicamente.
- Lo que estamos por vivir o estamos viviendo tendrá resultados adversos.
- No tenemos la capacidad para solucionar el problema.
Esta clase de pensamientos nos predispone a una idea adelantada de lo que será el futuro y que en realidad es incierta; nos genera una sensación de posible peligro o amenaza física o emocional. Pensar en ese futuro, en una situación sobre la que no tenemos control o posibilidades de solución nos termina angustiando. Asimismo, mientras más inseguros nos sentimos respecto a ese futuro, mayor es nuestro estrés.
Por eso es importante aprender a eliminar las preocupaciones que causan nuestros pensamientos y enfrentar adecuadamente las dificultades que se nos pueden presentar. La preocupación sólo es útil cuando ayuda a actuar para solucionar el problema o cuando sirve para evitar una situación, anticipándonos a ella para solucionarla.
Enfrentar el Estrés desde el Pensamiento
Los pensamientos negativos y equívocos, nuestros juicios y evaluaciones de la realidad también equivocados, aumentan nuestro dolor si no nos damos cuenta de la verdadera causa que los provoca.
Para mejorar nuestra calidad de vida al controlar el estrés —que tanto daño nos hace— busquemos ser conscientes de nuestros pensamientos. ¿Qué tipo de pensamientos tenemos ante los problemas o las situaciones difíciles y aquello que nos produce emociones negativas?
Asimismo, si eres “preocupón/a”, analiza con qué frecuencia te estresas por ciertas cuestiones, y que finalmente no han sucedido aquellos temores que te agobiaban. Pregúntate qué pruebas tienes que garanticen que aquello que temes pueda suceder y aprende a distinguir aquello que realmente debe preocuparte y aquello que no.
Si existen posibilidades de que suceda lo que temes, considera si realmente puedes evitarlo. De lo contrario, haz lo que está en tus manos y prevé las consecuencias de lo que suceda sin darle demasiadas vueltas a las cosas. No te desgastes inútilmente.
Claves para evitar la preocupación que generan tu estrés
Te doy ahora algunas claves para lidiar con los pensamientos y angustia que causan el estrés.
- Analiza la situación que te preocupa: descríbela detalladamente.
- Escribe todo aquello que supongas puede suceder. Todos los pensamientos que vengan a ti al respecto.
- Frente a lo que has escrito previamente pregúntate si no estarás exagerando, aunque sea un poco.
- Todos aquellos puntos que consideres algo exagerados o poco objetivos, elimínalos. Replantéate de la situación, como en el primero y segundo punto.
- Ahora, pregúntate cómo vería esta situación aquella persona a quien admiras.
- Compara tu última descripción (punto 4) y la de esa persona que admiras. Identifica las diferencias.
- Considera quien podría tener más razón o ser más objetivo.
- Plantea nuevamente la situación, retomando el punto anterior (7).
- Si con lo anterior no has podido terminar de discernir con mayor objetividad si la situación de verdad debe preocuparte o no, comparte tus pensamientos con alguien que te ayude a ser objetivo y a encontrar una solución.
- Si ahora tienes claridad sobre el problema que te estresa y la solución no depende de ti, piensa que opciones hay para protegerte o evitar consecuencias funestas. Una vez que tomes medidas, deberás dejar de pensar en ello y dejará de estresarte.
Si la solución depende de ti, actúa.
Muchos de nuestros pensamientos nos hacen sufrir innecesariamente o aumentan nuestros problemas. Cuando esto sucede, es importante analizarlos y cambiarlos. En ocasiones podemos hablar de pensamientos negativos, pero con frecuencia, se trata de pensamientos equivocados o distorsionados.
Para ello puede servirte también la lectura: Cómo lidiar con los pensamientos negativos que producen ansiedad.