10 tips de cómo ejercitar nuestra fuerza de voluntad para evitar momentos de flaqueza que nos impidan lograr nuestros sueños, es la esencia del tema que trataremos hoy.
Son las seis de la mañana, suena el despertador y dentro de ti se presenta el dilema de cada día: levantarte a correr o quedarte una hora más en la cama. Ya en la cocina, debes tomar otra gran decisión, ¿qué vas a desayunar? Unas donas y un batido de chocolate o un jugo verde y avena. Decisiones que tomamos a diario y que nos impulsan, o no, a conquistar nuestras metas (como estar más sanos, tener mejores hábitos, etc.) a ser mejores personas o llegar a nuestros sueños.
La fuerza de voluntad es el motor que nos ayuda a tomar las mejores decisiones y llevarlas a cabo de forma constante. La voluntad la aptitud de decidir y ordenar nuestra conducta; es aquello que manifestamos de forma consciente para realizar algo con intención de un resultado determinado, generalmente que nos favorece.
Es un impulso que incluso, a veces, va en contra de nuestras propias ganas, y nos lleva a librar los obstáculos que se atraviesan en nuestro camino al objetivo. Pero no siempre podemos echar mano de nuestra fuerza de voluntad, a veces ésta claudica, está debilitada.
Con frecuencia me dicen, no puedo ponerme a dieta porque no tengo fuerza de voluntad; o no puedo ahorrar porque me falta la fuerza de voluntad y termino gastando todo el dinero. Sin embargo, la voluntad no es un don de super héroe que a unos se les haya dado y a otros no: es una capacidad de decidir actuar de una determinada manera para conseguir lo que se desea.
¿Cómo ejercitar nuestra fuerza de voluntad?
Tener voluntad es lograr llevar a cabo acciones claras, definidas y concretas, basadas en nuestros deseos y nuestras decisiones. Y, como otras cualidades, se desarrolla a través de la práctica constante, así como de la adecuada gestión de emociones; ya sea la frustración, la ansiedad por obtener una recompensa inmediata, la impaciencia, el miedo y la desmotivación.
MOTIVACIÓN
Al respecto, la motivación es uno de los pilares en los que se asienta la voluntad; tener algo que nos mueva hacia un objetivo será la pieza clave para tomar decisiones que nos conduzcan a ello. Cuando falta la motivación nos parece mucho más difícil emprender acciones como ir a trabajar, hacer deporte o iniciar un régimen alimenticio saludable. Y ello depende de diversos factores, pero uno fundamental está en el estado de ánimo o la forma en que nos sentimos emocionalmente en una situación determinada.
AUTOESTIMA
La autoestima bien cimentada ayuda a mantener sólida nuestra fuerza de voluntad. Quien se quiere, quiere cosas buenas para ello y sentirse bien, es más fácil así motivare a cumplir metas: mantener la fuerza de voluntad.
Con un buen autoconcepto y autoestima nos sentimos capaces de lograr objetivos, y si existen obstáculos es más fácil enfrentarse a ellos; la autoestima nos permite los pensamientos y actitudes positivas, incluso frente a la derrota. Si el fallar no pode en riesgo nuestra valía, no tenemos miedo al error y el posible fracaso no nos limita.
Trabajar en nuestra autoestima será un apoyo para fortalecer nuestra fuerza de voluntad.
TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN
En el esfuerzo de alcanzar una meta existen grandes posibilidades de fallar o que factores ajenos a nosotros nos presenten impedimentos, así nuestros planes pueden verse frustrados, con el riesgo de que la voluntad claudique. No obstante, la frustración si se enfrenta con autovalía y motivación, puede manejarse mejor y no podrá detenernos.
Además, hay que aceptar que la frustración es parte de la vida, lo que permite tolerarla mejor porque no será para siempre y ni para todo; el momento pasará y la voluntad puede mantenerse fuerte.
CREENCIAS
Algo que debilita nuestra fuerza de voluntad es nuestro complejo de creencias respecto al cambio, el éxito y el fracaso, etc. No olvidemos que nuestros pensamientos definen nuestra emociones y conductas. Si creo que puedo, puedo; si no creo que puedo la tarea tendrá más dificultades al mermar mi fuerza de voluntad.
Pero nuestras creencias y estilo de pensamiento pueden estar equivocados y pueden ser cambiados.
QUÉ HACER AHORA:
- Analiza la causa real de tu falta de voluntad, pregúntate si tienes miedo, si no tienes suficiente motivación, si te cuesta trabajo el cambio.
- Considera si lo que crees un obstáculo realmente lo es, o más bien es un pretexto.
- Trabaja en tu autoestima.
- Mantente positivo y evita pensamientos o actitudes negativas.
- Revalúa tus creencias respecto al éxito, al esfuerzo, a la disciplina, etc.
- No confundas fuerza de voluntad con sacrificio y sufrimiento, si lo sufres es porque no estás motivado/a y tal vez es porque el objetivo no es lo que tú realmente quieres.
- Practica una y otra vez, aceptando como natural el error.
- Aprende respecto a aquello que quieres lograr, así encontrarás caminos más fáciles para hacerlo.
- No te regañes ni te critiques porque no has hecho las cosas, vuelve a comenzar (el punto 1); considera si realmente es lo que quieres y cómo lo quieres hacer.
- Confía en que puede lograrlo.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA