¿Se heredan las emociones? Sí se heredan las emociones con más frecuencia de lo que imaginamos. En el legado de aquello que nuestros padres nos brindan —más allá de la cuestión económica o patrimonial— está la educación, la tradición, las costumbres, pero especialmente las creencias y, con ello, las emociones.
Es muy frecuente que experimentemos emociones que no nos corresponden y que nos atan a un destino ajeno. A medida que vamos creciendo, así como imitamos maneras y gestos de los padres, vamos haciéndolo con las emociones, asimilando lo que vemos y escuchamos.
Si a nuestra madre o cuidadora le causa irritación una persona, seguramente aprenderemos que esa persona debe irritarnos también a nosotros, y tal vez a la postre seremos propensos a irritarnos ante personas similares. No obstante, observemos que algo así no es un proceso razonado, sino imitativo.
Pasa igual con los miedos, por ejemplo. Muchos de nuestros temores los tomamos de la madre/padre o cuidadores de forma inconsciente; nos atemorizan cosas que gran parte de las ocasiones ni siquiera comprendemos o hemos pasado por tal experiencia.
Y esto es porque las madres, en torno a situaciones que les causan temor a ellas mismas, tienden una red de protección hacia el hijo llegando incluso a sobre pasar el límite. Esto predispone a los hijos a crecer con temor hacia aquello que las madres le evitaron experimentar, incluso quedándose sin recursos para enfrentarse a ello si la vida así se los presenta.
Así también los mitos y leyendas que se difunden en la familia y los grupos primarios, como el señor del costal, el coco, etc., también generan una herencia culturar de temor que asumimos en la infancia hasta que los hacemos conscientes y los procesamos por lo que son.
Por otro lado, existen teorías derivadas de algunos estudios que señalan que las emociones, especialmente las traumáticas, quedan marcadas en el ADN y ello hace que se hereden estas emociones hacia las siguientes generaciones. Pero los estudios aún son experimentales y no tenemos al respecto una total certeza.
LAS EMOCIONES SE CONTAGIAN
Y así como asimilamos las emociones de nuestros padres y las imitamos, podemos contagiarnos de emociones.
Seguramente te ha pasado que te reúnes con un amigo que comienza a quejarse de todo, pasa tanto tiempo quejándose que tú comienzas a sentir desazón y también te quejas, te comienzas a sentir de mal humor o incómodo. Afortunadamente también sucede con las emociones positivas, que suelen ser las más contagiosas. Este fenómeno tiene que ver con la influencia o carisma que algunas personas ejercen sobre otras.
¿CÓMO DESHACERNOS DE EMOCIONES AJENAS?
Si no queremos deshacernos de emociones ajenas, lo cual sería muy saludable, lo mejor que podemos hacer es adquirir habilidades de inteligencia emocional que nos ayuden a reconocer nuestras auténticas emociones vs. las emociones ajenas y adquirir habilidades para su saludable gestión.
Si te sientes detenido por esas emociones que no son tuyas y que has adquirido por herencia o por costumbre familiar, juntos podemos trabajarlo y liberarte de lo que te es ajeno.
JORGE DOMINGUEZ | PSICOTERAPIA