Sobreponerte a una traición es una tarea difícil puesto que la herida y el dolor que se padece ha sido cometido por una persona cercana a quien le dimos nuestra confianza, la cual ahora vemos perdida.
Esta pérdida de confianza derivada de la traición nos enfrenta a un proceso de duelo que hay que saber llevar para gestionar la traición sanamente.
Frustración, dolor, vergüenza y enojo son algunas de las emociones que afloran cuando alguien nos traiciona, y se viven de forma intensa por la cercanía de la persona que la comete. El daño es mayor en cuanto mayor ha sido tu confianza, pero también tu afecto y esperanza depositada en el traidor.
De no sanar la herida que nos ha causado la traición, puede provocar un estancamiento emocional en la situación, haciendo que perdamos la confianza en nosotros mismos y todo tipo de relación —amorosa, de amistad o laboral— y ello impide avanzar, así como sanar la herida. De igual modo, gestionar de forma incorrecta las emociones luego de la traición, pueden llevar al enojo e incluso al deseo de venganza, que es aún más destructivo para quien pretende cometerla, así que mejor vayamos a las claves para salir adelante frente a la traición.
Enfrentar la realidad
Contrario a la negación del duelo, lo importante es reconocer lo más pronto posible que nos han traicionado y que nos sentimos terribles. Debemos dar cuenta de nuestras emociones y, especialmente, de las condiciones en las que se ha dado la traición.
Por duro que parezca, es momento de ser autocríticos; dejar de lado el victimismo y la autocompasión que sólo reitera el pesar de la traición y nos impide avanzar. Analizar la situación nos ayudará a comprender si lo sucedido fue por maldad, por error, por debilidad u omisión. Así el panorama de las motivaciones se aclara y comienza a presentar contrapesos a la situación, evitando pensamientos dicotómicos (todo es malo o todo es bueno) que polarizan nuestra mente y nos llevan a una falta de objetividad.
Cuidar nuestras emociones y no ser duro con uno mismo
La traición es una situación dolorosa, con la que pueden surgir muchas emociones; hay que asumirlas, expresarlas y trascenderlas. Recuerda que no hay emociones negativas sino consecuencias de un mal manejo emocional, eso es lo que en realidad nos lastima.
Estar enojado, avergonzado o triste no está mal, es natural y es bueno reconocerlo y procesarlo a través de hablar con una persona cercana o un profesional de la salud, escribiendo o dibujando, etc.
Al dolor de la traición no hay que sumarle la dureza con la que solemos tratarnos después, incluso nos podemos llegar juzgar severamente y castigar por haber confiado en el traidor. Seamos compasivos y démonos oportunidad de sentir a conciencia; es decir, haciéndonos responsable de nuestras emociones y de lo que hacemos con ellas. De tal manera no seremos víctima ni del traidor ni de las circunstancias que nosotros mismo hemos motivado.
No guardar rencor
Si somos capaces de analizar la situación y gestionar las emociones adecuadamente, podremos desprendernos del dolor y no guardar rencor. Suena difícil frente a la traición, pero es necesario hacerlo para no atarnos a sentimientos innecesarios.
Una de las grandes heridas que produce la traición es hacia nuestra auto confianza, hacia nuestro ego y es el que nos impide soltar la rabia, con ello desprendernos del rencor; el cual puede llevarnos al deseo de venganza. Pero es sólo una forma de percibir la situación, percepción que puedes modificar: de sentirte ofendido, puedes cambiar dejar de sentirte ofendido porque ya no lo tomas personal sino como un acto de alguien cometió pero no dependía de ti esa decisión. ¡Suelta!
Aceptar lo sucedido
Es difícil escuchar que te digan que aceptes una realidad, especialmente si se trata una traición. Mas, seguir rumiando lo sucedido vuelve a lastimarte cada vez, y despierta nuevamente esas emociones dolorosas que no pasarán si sigues dando vueltas al tema.
Lo idea es que una vez que has comprendido lo sucedido y sus motivaciones, cuando puedes gestionar tus emociones, y logras soltar el rencor, puedes aceptar tu nueva realidad y continuar.
Perdonar
Perdona a quien te traicionó, porque ya lo aceptado y no debe ir más allá en tu historia personal, pero especialmente perdónate a ti.
Perdonar no significa que debas reintegrar a tu vida la persona que te traicionó, no implica que sigan teniendo algún tipo de relación; ni siquiera tienes que volver a verla para perdonarla.
Considera que el perdón es una forma de sanarte a ti mismo, y es un importante acto de madurez donde no dejas que te domine el ego herido. Incluso el perdón te ofrece muchos beneficios para tu salud física y mental.
Si el dolor de la traición te sobrepasa y te impide gestionar adecuadamente tus emociones, háblalo con alguien más o acércate a un profesional de la salud emocional.