La forma en cómo afectas a los niños cuando los sobreproteges puede ser la diferencia entre un desarrollo exitoso y una vida llena de frustración. Las consecuencias de extremar los cuidados y la protección hacia los hijos no son mínimas, tienen que ver incluso con posibles distorsiones en la dinámica familiar y el desarrollo integral del individuo.
Sobreproteger a un niño es una tendencia de los padres contemporáneos que sienten que deben paliar su ausencia con demasiados cuidados y consentimientos. Luego de que padre y/o madre vuelven de largas jornadas de trabajo, intentan compensar el tiempo con satisfacer al máximo las necesidades de los hijos.
Aún más, estos esfuerzos son un intento de que los niños sufran lo menos posible, que no pasen las batallas que ellos ya libraron para que tengan una vida mejor; y no obstante el papel de los padres no es evitarles el sufrimiento a sus hijos, sino darles las herramientas para sobrellevarlo.
El deber de los padres es proveer el cuidado de los niños para brindar salud, seguridad y bienestar, pero a veces se diluyen los límites de esto y se tiende a solucionar toda clase de problemas que los niños pudieran tener, pues se intenta hacerles la vida “fácil”.
Consecuencia de la sobreprotección
Los padres que sobreprotegen a los hijos están criando individuos inseguros, con baja autoestima, limitados para explotar sus propias capacidades; también podrán ser faltos de responsabilidad.
Al tomar decisiones por los niños, éstos se hacen dependientes e inseguros, lo cual hace que sigan siendo niños a través del tiempo. Asimismo, un niño que lo tiene todo no aprende a luchar.
Cuando un niño es incapaz de resolver un problema o enfrentar una situación propia de su edad, la cual cualquier otro niño puede solventar con más o menos facilidad, estamos ante un signo evidente de sobreprotección. Es un niño al que sus padres le han evitado la confrontación con las vicisitudes de la vida.
La consecuencia del excesivo cuidado de los niños es la carencia de herramientas para que puedas desarrollar estrategias que le permitan abordar y resolver los problemas que la vida le va presenta.
A este tipo de consecuencias se unen el sentimiento de inutilidad y la dependencia; sobreprotegerlo es enviar un mensaje inconsciente de “tú no puedes” (por eso tus padres lo hacen por ti).
Al sentirse incapacitado tenderá a depender de los otros para solucionar sus problemas con asistencia de sus padres, y cuando éstos no estén será con los maestros o cuidadores, el resto de la familia, etc. Y si éstos no corresponden a la dependencia del niño se sentirá inseguro y frustrado.
Los niños sobreprotegidos no tienen iniciativa para emprender proyectos o aventuras, y ello es por esa inseguridad generada del exceso de protección. Se ve minada la seguridad, pero también la creatividad y el desinterés de explotar sus propios talentos y habilidades.
Asimismo, el mensaje de la sobreprotección pareciera decir que sólo el niño importa y que la vida familiar (y del resto de las personas) gira en torno de él o ella. Esto disminuye el nivel de empatía y la indiferencia hacia las necesidades de los demás. Hay un cierto nivel de egocentrismo y de necesidad de atención, incluso con personas ajenas al núcleo familiar.
Cuando el niño se ha acostumbrado a la atención y a que todo se les facilite, puede tender a la manipulación al tiempo que su insatisfacción irá creciendo incluso ante sus propios logros.
Claves para evitar la sobreprotección de tus hijos
Como padre o como madre siempre el cuidado de los hijos no sólo es una responsabilidad sino una forma de expresar nuestro amor, pero por ello mismo será necesario poner ciertos límites y preguntarnos si lo que hacemos es por nuestros hijos o por nuestros propios temores (temor a ser mal padre, a que le pase algo al hijo, a que nos juzguen otros, etc.) Es importante ser honestos y confiar en la individualidad de los hijos.
- Deja que aprendan, fomenta el aprendizaje a través de la experiencia personal, el diálogo y la exploración. Genera para ellos un ambiente de confianza donde puedan explotar sus capacidades, sus límites y gustos; por supuesto el ambiente debe ser seguro, pero tú debes ser sólo una guía no un hacedor de las tareas que corresponden a tus hijos.
- Establece límites y obligaciones. Los niños sin límites ni obligaciones crecen inseguros, ellos mismos podrían tener comportamientos que evidencien su necesidad de orden en el proceso de crianza. Aun cuando lo niños se enojan o se resistan, los niños saben aceptar esos límites y los agradecen.
- La socialización con otros niños de su edad les ayudará a seguir su propio camino. Observarán que otros son capaces de hacer cosas sin asistencia de los padres e intentarán hacerlo poniendo a prueba sus propios recursos.
- Procura que hagan algún tipo de deporte, pues éste les requiere esfuerzo, constancia, rutina y trabajo en equipo.
- Trabaja con tu autoestima. A la medida en que dejas que tus hijos se desarrollen por sí mismos en actividades y aprendizajes propios para cada uno, no olvides que la sobreprotección es un síntoma de alguna necesidad emocional tuya o algún miedo. Será ideal que te analices y te preguntes por qué tienes la tendencia a la sobreprotección de tu hijo y qué pasaría si dejas de hacerlo.