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¿Todos debemos tener un plan de vida? ¿No sería esto sólo para los jóvenes que apenas comienzas a pensar en el futuro? ¿Qué puede aportarnos un plan de vida cuando ya se es adulto?

Muchas preguntas pueden surgir frente a este tema, y las más de las veces porque solemos relacionar el plan de vida con la planeación a futuro que suele darse más claro en la juventud, cuando se pasa por la elección carrera universitaria o profesión, se plantea la posibilidad de hacer una familia o no, etc.

No obstante, los adultos también pueden requerir de un plan de vida, que sea flexible y renovable, pues el devenir propio de la vida nos presenta nuevos retos, circunstancias antes no consideradas y, por tanto, nuevos planes para enfrentar la siguiente etapa de vida que se nos presente.

¿Qué es un plan de vida y para qué sirve?

Un plan de vida es la consecución de pasos para cumplir ciertas metas u objetivos. Y sirve precisamente para lograr el éxito individual. Conquistar los propósitos que nos planteamos una y otra vez, a través de un método que no sólo nos deje soñar sino lograr hacer realidad esos sueños.

Es un esquema trazado, en un lapso definido, que encaja en el orden de prioridades, valores y expectativas de una persona una vez que ha definido cómo quiere vivir. Concebir este plan nos ayuda a alcanzar propósitos no sólo para «comenzar» la vida —durante la juventud— sino incluso para darle un nuevo rumbo a nuestra existencia o cambiar de estilo de vida.

Para ello, cada persona emplea estrategias, luego de haber quedado claro lo que se desea lograr.

Ahora verás que aun cuando nunca le pusiste el título «plan de vida», muy probablemente tú ya hayas hecho uno alguna vez. Pues el plan de vida no suele estar escrito en algún lado, a diferencia de otros planes, pero sí se trata de un conjunto de ideas e imágenes que llevamos durante gran parte de la vida e incluso no necesariamente compartimos con alguien más.

¿Por qué hacer un plan de vida?

Quizá si en este momento de la vida todo te ha ido bien, te preguntarás por qué hacerlo; incluso tal vez no lo necesitas, pero hacer un plan de vida nos conduce de forma más directa a eso que soñamos ser y hacer.

Hay quienes logran el éxito, pero en el camino han tenido que dar varias vueltas o han tenido tropiezos que pudieron evitar si hubiesen planeado mejor lo que deberían hacer para lograr su objetivo. El plan de vida es un facilitador, digamos, de la conquista de tus sueños a través de un método concreto, diseñado por cada uno.

El plan de vida es una manera de afrontar el futuro con mayor certezas.

¿Cómo hacer un plan de vida? 

Hacer un plan de vida, aunque parece que requiere visualizar da aquí hasta el último día de tu vida, no debe ser complicado, baste con que tengas claro a dónde quieres llegar, cuándo y la forma para lograrlo. Así, el plan de vida parte del propósito que daremos a nuestra vida o esta nueva etapa que estamos por enfrentar.

  • Define tus sueños: para comenzar puedes preguntarte:
  • ¿qué espero alcanzar?
  • ¿por el camino que voy alcanzaré mis sueños?
  • ¿cuál es la visión de mi futuro?
  • ¿dentro de determinado tiempo cómo deseo estar?
  • ¿qué cosas deseo o necesito?
  • ¿qué quiero tener en determinado tiempo?
  • ¿dónde estaré en el próximo año?, etc.

Al responder preguntas similares podrás darte cuenta de lo que esperas hacer de la vida, de cuáles son tus sueños, etc.

Ahora establece cuáles son tus prioridades y cuáles puedes alcanzar ahora, cuáles: selecciona tus sueños en corto, mediano y largo plazo.

Define tus Objetivos: puedes pensar dónde te gustaría estar dentro de cinco años y de ahí establecer tu plan. Este objetivo suele ser a largo plazo. Tener claridad en lo que quieres te ayudará a definir metas y lograr el éxito de tu plan.

Especifica qué quieres lograr, cuánto quieres lograr. Así también sé honesto, honesta y analiza si es alcanzable; define igualmente la relevancia de tus objetivos y no pierdas de vista cuándo quieres lograrlo.

Establece metas: para lograr tu objetivo a largo plazo deberás acotar los tiempos y estrategias a través de metas. Éstas igualmente deberán ser a corto y mediano plazo, y ser mucho más concretas y específicas que los objetivos. Mientras el objetivo es el «qué», la meta deberá definir el cuándo y el cómo.

Ya que tienes objetivos y metas definidas, con las respectivas estrategias, que son la manera en que has decidido conquistar cada meta, ya puedes aplicar tu plan de vida.

Ahora bien, este plan debe ser flexible para hacer frente a las situaciones inesperadas de la propia vida, y también para que puedas revisarlo de manera periódica, de modo que puedas advertir si estás cerca de las metas o debes implementar nuevas estrategias.

En caso de que las acciones realizadas no rindan sus frutos, el individuo está en condiciones de rectificarlas o de proponer nuevos caminos.

¿Qué temas incluir en tu plan de vida?

Tu plan de vida tendrá sentido si te permite desarrollar tus habilidades y potenciar la satisfacción de tus necesidades personales, por ejemplo, podrás definir:

  • qué tipo de alimentación y estilo de vida quieres llevar.
  • qué valores y principios rigen este plan de vida.
  • qué tipo de persona quieres ser.
  • qué actividades laborales estás dispuesto a realizar y cuáles no son de tu agrado.
  • puedes establecer tus preferencias en cuanto a dónde quieres vivir (ciudad, campo, etc.).
  • qué tipo de relaciones sociales y afectivas quieres tener.

 La fórmula para el éxito de tu plan podría ser:

SOÑAR + PLANEAR + ACTUAR + PERSISTIR = ÉXITO 

 

 

 

 

 

 

 

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