No somos lo que comemos, pero si nuestro estado de ánimo y emociones lo son. Como muchas otras áreas de la vida, las emociones depende del estilo de vida y alimentación que llevamos.
Hace algún tiempo escribí en este blog sobre el hambre real y el hambre emocional y, no hace mucho, también lo hice de sobre los factores psicológicos que nos evitan bajar de peso. Conocer estos vínculos de la alimentación y su relación con las emociones pueden ayudarnos a identificar cómo vivir más sanamente tanto física como emocionalmente. Es por ello que hoy te hablaré de los alimentos que te ponen de buenas y los que bajan tu ánimo.
Dime lo que comes y te diré qué sientes
Si abordamos el tema desde el ámbito fisiológico, debemos tomar en cuenta que nuestro cerebro segrega una serie de sustancias que están vinculadas con nuestra condición emocional y mental; a su vez, las neuronas y la producción de las hormonas que las interconectan depende de los nutrientes con que satisfacemos las necesidades del cerebro.
Por ejemplo, el cerebro requiere de glucosa para tener energía, y es muy sensible a las variaciones de la glucemia, necesita colesterol para sintetizar las bandas de mielina, aminoácidos (precursores de neurotransmisores), vitaminas, minerales (el sodio es indispensable para la transmisión nerviosa) y por supuesto oxígeno. Cuando estos elementos faltan, comienza a haber un mal funcionamiento del cerebro y la producción de hormonas que influyen en nuestro estado de ánimo y emociones.
La dieta, por lo tanto, es un factor de gran valía para el equilibrio de las emociones e incluso puede favorecer un tratamiento psicológico, siempre con la guía de los correspondientes profesionales en ambos campos.
¿Carne o vegetales?
Algunos estudios señalan que una dieta vegetariana y colorida, calma y tranquiliza la mente, nos pone de buen humor y nos hace tener un comportamiento más pasivo, tímido y más preocupado por nuestra vida espiritual; por su parte la una dieta con mayor contenido de carne animal establece condiciones de agresividad o lleva a un carácter más testarudo.
Acidez para la irritación
Otro factor que vincula a los alimentos con nuestro estado de ánimo es el grado de acidez o alcalinidad de nuestra dieta, y que determina el Ph del organismo. Los alimentos ácidos son menos favorecedores de la salud que los alcalinos. La alteración del Ph que tiende a la acidez provoca problemas digestivos y en el plano emocional aumenta la irritabilidad, la depresión, la ansiedad y se incremental los miedos.
Chocolate para el alma
Los alimentos dulces, especialmente el chocolate, aparentan calmar el vacío emocional, la soledad o la falta de afecto. El chocolate aumenta los niveles de serotonina y de endorfinas en el cerebro y por ello puede provocar cierta sensación de bienestar. Otros alimentos que ayudan a aumentar los niveles de serotonina son el plátano, el huevo, los cereales y los lácteos.
Chatarra para la indiferencia
Otros estudios han planteado que quienes consumen comida chatarra buscan entrar en un estado de indiferencia, que nada les altere; esto llevará a no tener interés en el cuidado de la dieta, lo que puede causar merma de la salud a largo plazo. Aunque debemos tener criterio y considerar que al respecto no todo está dicho.
Adrenalina
La adrenalina, que genera en el organismo situaciones de estrés y ansiedad, puede detonarse frente a alimentos estimulantes como el café, los azúcares refinados y las harinas blancas, así como el alcohol.
Minerales para sentirte bien
Calcio, magnesio, potasio, selenio y litio, son los minerales más efectivos cuando se trata de depresión. Asimismo, el omega-3 puede ayudar a controlar los episodios de depresión leve pues hace que el cerebro trabaje mejor y preventa el riesgo de depresión.
De igual modo, cuando estos elementos, así como la vitamina C, D y E, reducen los niveles de dopamina, una hormona que genera sensación de felicidad, predisponiéndonos a la depresión.
Grasas trans
Una dieta pobre en antioxidantes, alto contenido de grasas trans y escasos micronutrientes puede dar origen a un estado emocional alterado. Alimentación alta en grasas trans descontrola el reloj biológico, impidiendo un sueño adecuado, lo cual origina estrés y malestar emocional.
Considera estos datos sólo un ejemplo de cómo los alimentos afectan en nuestro estado de ánimo, así como en otros aspectos de salud, pero no como una receta nutricional única. Si requieres incrementar tu bienestar emocional, evalúa cómo te sientes y ante cualquier duda o conflicto consulta a un profesional de la salud emocional/mental. Si lo que buscas es tener una dieta saludable lo indicado es atenderte con un nutriólogo que te diga qué alimentos son mejores para ti pues las dietas deben ser adaptados a cada organismo. JORGE DOMÍNGUEZ>>