Considerar que son normales los celos en la pareja es incorrecto. La frase “si no te cela es que no te quiere” es una falacia, pues en más de las veces las escenas de celos arruinan la relación, especialmente porque el celoso se empeña tanto en comprobar lo que cree motivo de sus celos que termina hostigando al ser objeto de su amor/celos hasta lograr que éste se aleje.
Aunque a veces nos parece “lindo” que nuestra pareja nos quiera sólo para sí misma, pues nos hace sentir valorados, y que tenga el “detalle” de preocuparse por dónde estamos o qué hacemos —porque parecería que se interesa en nuestras cosas—, esto puede caer en una patología que, no sólo dañe a la pareja, sino que sea síntoma de una relación abusiva.
Una persona celosa constantemente, y sin motivo real, siente que su pareja prefiere a otra persona o personas y que, por ello, perderá su amor (y por ende a la pareja).
Detrás de los celos hay un pensamiento distorsionado e irracional acerca de la pareja y la relación; tras esos pensamientos se genera temor y ansiedad, cuya respuesta es el deseo de ejercer control sobre su pareja y lograr así una sensación de seguridad.
LA HISTORIA DE MARIO Y ANA
Mario ha visto a Ana, su novia, conversar muy alegre con José, su compañero de clases. Ambos parecen llevarse muy bien, ella sonríe y se acomoda el cabello mientras charlan. Mario cree que Ana coquetea con su compañero de clases, piensa que ella prefiere la compañía de José que la suya. Algo dentro de Mario se enciende como una alerta frente a un posible abandono de Ana y arremete contra ella, acusándolas de engañarlo. Ella no entiende la reacción de Mario, aunque le explica que está equivocado.
Este primer paso es el proceso del origen de los celos, ante un hecho interpretado de forma incorrecta, surgen pensamientos determinados en quien cela, que le lleva a tener un comportamiento determinado, que puede ir de un reclamo a incluso la violencia.
LOS CELOS PARTEN DE UN PENSAMIENTO
En los celos hay una respuesta cognitiva: una interpretación irracional sobre aspectos de la relación y/o de la pareja. En el caso de Mario, la interpretación de Ana y José conversando. En este primer momento cualquier cosa puede ser objeto de interpretación errónea que luego generará más pensamientos equivocados, como una cadena inagotable, que provoca inseguridad, malestar, ansiedad, suspicacia irritabilidad, etc.
Ante estas interpretaciones se obtendrá una respuesta emocional: el malestar se convertirá en miedo, inseguridad, dudas constantes que provocarán la percepción de amenaza. Frente al posible futuro pesaroso se desencadenará la ansiedad y la angustia. El celoso tratará entonces de evitar este miedo a través del control de la pareja, creyendo que así evitará aquello que teme.
Mario sintió miedo de que Ana, a quien percibió tan feliz con José, se fuera con él y le dejara solo. Entonces buscó en la libreta de notas cualquier indicio que le dijera que Ana le dejaría, y encontró una nota que decía “llamar a José para pedir el libro”. Bastó esta nota para que José “confirmara” sus sospechas, así que prohibió a Ana volver a la escuela, donde pudiera tener contacto con cualquier otro compañero.
DE LOS CELOS SE PASA AL CONTROL
Luego de una respuesta emocional viene la acción o respuesta motora que será cualquier conducta que tenga por objeto reducir la ansiedad, el miedo y dar lugar a la seguridad. Son todas aquellas acciones que el “celoso” pondría en marcha para tratar de controlar a la pareja, buscar indicios con el fin de confirmar o desmentir sus sospechas, tratar de impedir que se cumplan sus temores infundados… y, en definitiva, cualquier conducta que tenga como objetivo la búsqueda de seguridad y la reducción del miedo y la ansiedad que experimenta el celoso.
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS CELOS?
- MIEDO: Si se analiza a profundidad el origen de los celos, caeremos en cuenta que no es necesariamente el amor sino el miedo el que los provoca. Sentir celos es producto de un miedo —consciente o inconsciente— de perder el objeto de nuestro apego, o sea la pareja. En este miedo hay implícita una condición de poseedor, pues se pierde lo que se posee. No obstante, las personas no pueden poseerse.
- SOLEDAD: Si padecemos un miedo a perder a la pareja, cualquiera que sea el motivo, muy probablemente nos atemorice estar solos; una persona que vive a gusto consigo misma no tiene miedo a la soledad y puede amar a otros con libertad; en tanto, quien está a disgusto con lo que se es, temerá a la soledad.
- BAJA AUTOESTIMA: El siguiente punto a reflexionar en esta cascada de ideas sería entonces hablar de autoestima. Cuando una persona se valora a sí misma, se cae bien, y tiene una autoestima saludable es capaz de pasar tiempo en soledad sin sentirse ansiosa o angustiada. Por el contrario, la baja autoestima se manifiesta en las comparaciones de sí mismo, la competencia con los demás y el temor a ser remplazado.
Si en la pareja se viven celos patológicos o celotipia, es momento de consultar a un profesional para que los miembros de la pareja vivan plenamente su relación aprendiendo a manejar la situación positivamente. JORGE DOMÍNGUEZ>>