Enseñar a los niños a resolver conflictos es fundamental para conducirlos adecuadamente hacia el desarrollo de habilidades sociales que den lugar a una convivencia saludable con otros, desde sus hermanos hasta compañeros de la escuela o niños recién conocidos, e incluso con los adultos.
Un conflicto es una forma de disputa, una pelea o discusión que genera malestar y un ambiente de tensión negativa entre quienes se enfrentan, y también entre quienes lo atestiguan. Entre niños este tipo de confrontaciones es frecuente y está vinculado, por ejemplo, con la posesión de juguetes o la atención de los adultos, o bien la crítica de un niño o niños hacia otro; incluso el bullying —que puede rebasar los límites verbales y trascender a la agresión física—.
No obstante evitar el conflicto, o intentar detenerlos sin más con frases como “no peleen” o “deja en paz a tu hermano” es poco efectivo porque sólo suspenderá la pelea, pero muy posiblemente no aporte herramientas de resolución de futuros conflictos entre los individuos participantes; o incluso podrá suspender la pelea pero probablemente las razones seguirán y podrán desatar otra pelea posteriormente.
Enseñar a los niños a resolver conflictos les ayudará a desarrollar habilidades enfocadas a la inteligencia emocional, como reconocer sus propias emociones y las de los demás (empatía), priorizar asuntos que tengas verdadera relevancia sobre otros que no la tengan (¿vale o no la pena pelear por algo?), reforzará su autoestima al sentirse seguro de poder enfrentar a los demás, etc.
No obstante, difícilmente podremos enseñar a los niños a resolver conflictos si nosotros mismos somos incapaces de hacerlo. Con frecuencia nos enganchamos en discusiones que no nos llevan a ninguna parte y, por el contrario, nos provocan herir a los otros o sentirnos frustrados por una cierta incapacidad de arreglar las cosas con los demás.
Tips básicos para resolver conflictos
No importa si aún te cuesta trabajo a ti enfrentar y solventar un conflicto, con estas claves tú puedes aprender y enseñar a tus niños al mismo tiempo, siendo especialmente un ejemplo.
1. Identifica el motivo del conflicto. Muchas veces “tenemos ganas” de pelear porque en algún momento previo y de forma inconsciente nos sentimos lastimados, y desatamos la pelea por detalles nimios que no son realmente los verdaderos motivos por los que discutimos. Habrá que preguntarse y responder con objetividad cuál es la verdadera causa del conflicto.
Esto mismo deberá inculcarse en el niño para hacerlo consciente. Pueden utilizarse muñecos o cuentos que representen el conflicto y nosotros podemos ayudar al niño a identificar la causa de su enojo.
Al identificar el motivo del conflicto, se podrá discernir cuáles son las prioridades de cada uno de los partícipes del conflicto y determinar sus intereses. Por ejemplo, a uno le interesa la atención de sus padres, pero al otro sólo le interesa jugar con el mismo juguete.
Así con los adultos, no siempre peleamos por los mismos motivos, a veces cada quien tiene un motivo diferente y ello fácilmente evitará que se llegue a un buen fin.
2. Identifica la emoción. ¿Cómo te sientes al entrar en conflicto?
Tanto adultos como niños hemos de desarrollar habilidades en materia de inteligencia emocional y una de ellas es saber “decir” qué es lo que sentimos. Algo que no siempre es fácil por los paradigmas sociales que sancionan las emociones “negativas” especialmente. Así que si estamos furiosos tal vez nos costará reconocerlo porque puede ser mal visto por los otros. Pero en caso de conflicto es muy importante que aprendamos a señalar la emoción que estamos experimentando: dolor, enojo, celos, miedo, etc.
Para que los niños pueden procesar el conflicto deberá aprender a identificar emociones, una habilidad que poco a poco puedes inculcarle. Y para ello el siguiente artículo puede darte una pista de cómo hacerlo:
7 claves para fomentar la inteligencia emocional en los niños
3. Conciliar las partes. La resolución de conflictos implica conocer la postura de todas las partes involucradas y comunicar lo que para los otros es importante, así como sus deseos. El niño llevado de tu mano, podrá aprender sobre la comunicación asertiva. La empatía, asimismo, será una habilidad fundamental en esta etapa.
Para facilitar este paso puedes darle el ejemplo de cómo lo haces tú con su padre o tus amigos.
4. Generar soluciones. La colaboración y la creatividad serán la clave en este paso. Los niños, como los adultos, debe aprender a encontrar formas de solucionar los conflictos pactando acuerdos que satisfagan a ambas partes. Tú puedes ayudar dándole opciones y así también aprenderá la adecuada toma de decisiones.
“El pequeño ha de saber exponer su punto de vista y saber resolver las situaciones que no le gustan.”
5. Elegir una solución. Ya que el niño sea capaz de sopesar el conflicto y las posibles soluciones, podrá definir la solución y llevarla a cabo.
Al aprender una resolución de conflictos adecuada, los niños se ven beneficiados así:
- Desarrollamos las habilidades sociales del niño.
- Entrenamos su capacidad de empatía.
- El niño aprende competencias básicas de negociación, escucha y dialogo.
- Aprenden a tomar decisiones.
- Desarrollan la capacidad de enfrentarse a las dificultade