¿Existe realmente leyes para lograr la libertad emocional? Tal vez no son precisamente leyes, pero sí principios elementales que nos permiten alejarnos de la dependencia emocional. Más que leyes se trata de hábitos saludables que circunscriban tus emociones sólo a lo que te compete a ti, sin influencia forzada de nadie más, y mucho menos sin que esta influencia pudiera dañarte o manipularte insanamente.

¿Qué es la libertad emocional?  

Como toda libertad, la libertad emocional es la posibilidad de elegir, decidir y asumir las emociones que uno mismo quiere experimentar sin la influencia –particularmente negativa– de otros.

Quizá alguna vez te ha sucedido que uno de tus conocidos te sugiere irónicamente “pasarte por la peluquería, porque se te nota que no lo has hecho en un buen tiempo”. Ese comentario puede:

1. a) Hacerte sentir mal, inseguro con tu imagen personal y con ganas de meter la cabeza en una bolsa de papel.
2. b) El comentario no te hace sentir mal, aunque no te ha gustado que lo señalaran de tal modo; así que le dices a tu conocido: “no he pasado por la peluquería, estoy probando un nuevo look”—e incluso puedes sonreír amablemente.

En el primer caso (a) has asumido el comentario como una crítica y has permitido que te haga sentir mal, tus emociones dependen de lo que digan los otros. Así todo lo que los demás te digan o señalen, la manera en que te traten, influirá en la forma en la que vives tus emociones y, por tanto, no eres libre. Estás a expensas de otros.

En el segundo caso (b) has decidido —porque finalmente esta libertad es una decisión personal—que los comentarios de otros no influyan en tus emociones, e incluso eres capaz de responder con asertividad. Nada en el contexto en el que te desarrollas determina cómo te sientes.

Lo importante al buscar tu libertad emocional es que tengas un conocimiento claro de ti mismo, y tu autoestima esté tan bien cimentada; que el concepto que tengas de ti mismo, de ti misma, sea óptimo y actúes en congruencia a ello.

La libertad emocional, se asienta en que te aceptes y te valores; que te expreses acorde a tus propias ideas y emociones; que nada influya en tus decisiones y la forma en la que te expresas cotidianamente.

Por supuesto la libertad emocional está vinculada a tu convivencia con los otros, de tal forma que debes tomarlos en cuenta al decidir (sin que condiciones tus decisiones) y al expresarlas.

LEYES DE LIBERTAD EMOCIONAL

1. LEY DE AUTONOMÍA: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán. Si tú fluyes contigo mismo, contigo misma, todo fluye en tu entorno y la gente viene a ti. Si en lugar de eso fueses una carga para los demás, y dependieras de los otros, quizá se cansarían y huirían de ti.
2. LEY DE PREVENCIÓN DE LA DEPENDENCIA: no hagas por los demás lo que ellos pueden hacer por sí mismos. Así les permites desarrollar sus propias habilidades y te quitas el lastre de que lo que un día hiciste por ellos un día se vuelva una obligación.
3. LEY DE BOOMERANG: todo lo que haces a los demás también lo haces a ti misma, a ti mismo. Y si comienzas con amarte a ti mismo, a ti misma, podrás amar al resto. Si eres todo amargura, sólo podrás trasmitir amargura.
4. LEY DE LA INDIVIDUALIDAD Y LA DIFERENCIA: no quieras para los demás aquello que en realidad quieres para ti. Es decir, muchas veces pensamos que los demás deben vivir cierta experiencia o tener cierto valor, pero no todos tienen nuestros mismos gustos o necesidades.
5. LEY DE LA MORALIDAD NATURAL: No hagas a los demás aquello que no quieras que te hagan a ti (éste es un clásico que todos alguna vez hemos escuchado y quizá también aplicado)
6. LEY DE LA AUTOAPLICACIÓN PREVIA: no podrás hacer ni dar a quienes te rodean lo que no puedes hacerte ni darte a ti.
7. LEY DE LA LIMPIEZA RELACIONAL: Tienes la responsabilidad de hacer limpieza en las relaciones ficticias, insanas y que obstaculizan tu crecimiento persona. Aprende a soltar.

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