Aprender a gestionar el enojo te permitirá canalizar tus sentimientos de mejor manera sin arremeter con violencia que te dañe y dañe a quienes te rodean.

Enojo, rabia o ira son matices de una emoción propia de todos; es natural sentirlo y dista mucho de ser una emoción negativa —porque de principio no existen emociones negativas o positivas—. El enojo, como el resto de las emociones, es un mecanismo de alerta al que hemos adecuado, cada uno, una etiqueta psicológica además de atribuir un comportamiento con el que aprendemos a manejarlo, sin ser necesariamente el más adecuado.

La ira aparece ante un momento de expectativas no cumplidas, en momentos que la estabilidad y seguridad (propia o de nuestros seres queridos) se ve amenazada, o bien porque nuestros valores se ven alterados por circunstancias o personas determinadas. Nos enfadamos, nos indignamos, sentimos, nos incomodamos o estamos iracundos; todos matices una misma emoción según el grado de afectación que percibimos.

Como cualquier otra emoción, de vivirla intensamente, nos puede sacar de nuestras “casillas”, hacernos perder el control y actuar de forma tan poco consciente que nos lleve a lastimarnos o lastimar a otros, incluso físicamente. Y es que el enojo suele manifestarse con agresividad, que puede o no ir dirigida a quien causó el sentimiento. A veces, incluso, desahogamos el enojo con alguien más.

Pero también el enojo, en una sociedad como la actual, en que se ve como algo “malo” puede generarnos culpa, una autoimagen negativa que puede ir en detrimento de nuestra autoestima al percibirnos como personas “malvadas”.

De ahí que sea tan importante aprender a manejar el enojo (como lo es con otras emociones), distinguir cuál es la razón, su intensidad y bajo qué circunstancias se ha detonado, de tal manera que podamos canalizarla adecuadamente.

Explora tu enojo

Los expertos en inteligencia emocional nos recomiendan reflexionar al respecto de ello completando frases como:

• Me enojo especialmente cuando______________
• Cuando me enojo, generalmente yo ________________
• Cómo suelo manifestar mi enojo ____________
• Luego de manifestar mi enojo, como suelo hacerlo, me siento _______
• La forma en que manifiesto mi enojo hace que los demás_____
• Cuando los demás manifiesta enojo yo me siento ______________

Al comenzar a identificar los motivos y manifestaciones de tu enojo, podrás ser capaz de identificar tus emociones y gestionarlas mejor.

Toma en cuenta que las emociones no son ajenas a nuestra voluntad, un factor importante a considerar es que mucho tiene que ver la interpretación que nosotros hacemos de los sucesos que experimentamos, el significado que le atribuimos a los acontecimientos y la elaboración mental que hacemos de cada suceso. Ello es el inicio para controlar la manera en que reaccionamos ante el enojo, y sobre todo para evitar herir a otros con este motivo.

Actuamos a partir de que se da una situación, asumimos un sentimiento frente a ello y tenemos un determinado comportamiento (las más de las veces aprendido e inconsciente).

ACONTECIMIENTO >> SENTIMIENTO >> COMPORTAMIENTO

Ahora bien, para gestionarlo de una manera racional, podríamos añadir a la ecuación el PENSAMIENTO, es decir: en lugar de ir del acontecimiento al sentimiento, analicemos el acontecimiento desde el punto objetivo (pensemos) y luego ya podremos sentir de forma óptima gestionando los sentimientos que nos hacen sentir incómodos, para luego actuar de manera más asertiva.

ACONTECIMIENTO >> PENSAMIENTO >> SENTIMIENTO >> COMPORTAMIENTO ASERTIVO

En el proceso de pensamiento que se interpone entre el acontecimiento y el sentimiento es donde tenemos  la oportunidad de interpretar de otra manera aquello que nos hace enojar.

Reflexiona, por ejemplo, respondiendo a este tipo de preguntas: ¿Qué elaboración hago de lo que ha ocurrido? ¿Soy objetivo/justo en esta interpretación? ¿Mi sentimiento es fruto de la situación actual o de otras situaciones que no tienen que ver con ésta? ¿He escuchado sus razones o me ha invadido el prejuicio? ¿Sólo yo tengo la razón?

La clave de este ejercicio consiste en reconocer que los sentimientos serán tanto más controlables cuanto más afinemos en la descripción del pensamiento o interpretación que hacemos de las cosas que nos ocurren.

Cuando eres capaz de mediar con el pensamiento las situaciones que te molestan, puedes ser capaz de procesar de otra manera y sentir diferente, para actuar de forma diferente.

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