Enfrentar el cambio por necesidad o por decisión no es una tarea fácil;  requiere de un proceso planificado y consciente que nos lleve por una ruta exitosa en la transformación interior.

Cuando creemos que estamos bien, pero en realidad podemos estar mejor.

Pareciera que el destino del hombre es la transformación. Es como si sólo estuviéramos hechos para cambiar y aquellos que se quedan en un lugar, donde nada cambia, son cuestionados porque están “demasiado” cómodos para moverse y ser diferentes.

Sin embargo, habría que preguntarse si es necesario cambiar constantemente o ¿cuándo es el momento de cambiar?

Hay quienes requieren un cambio porque no están satisfechos con lo que viven; quienes sienten dolor ahí en donde están; quienes consideran que su vida no está progresando, o quienes tienen indicadores de que repiten errores una y otra vez que les causan incomodidad. Hay quienes tienen algo que aprender y otros que deben desaprender… El común denominador es creer que esta situación que, en más de las veces, nos hace infelices, requiere un inminente cambio de nuestra parte.

Pero también se puede cambiar porque se está bien y se quiere estar mejor, la aspiración al perfeccionamiento que, de manera saludable, nos encamina a dar pinceladas de belleza y retoques al paisaje de nuestra vida que ya de por sí es buena. Aquí el cambio más que una necesidad es una decisión consciente y planificada.

¿Por qué duele el cambio?

Quienes se ven o sienten obligados a cambiar, porque la situación que viven es insostenible debido al riesgo o dolor por el que pasan, pueden percibir el cambio como “un mal necesario”. Algo que hay que forzar porque se debe hacer, con la esperanza de mejorar, pero sin tener del todo la certeza de que se logrará. Cambiar para ellos es renunciar a sí mismos, que puede percibirse como pérdida.  Y es que hay que dejar de ser uno mismo, como se es ahora y como se conoce, para ser una versión mejor; aunque en el camino queda atrás algo de nosotros.

Tal vez por ello el cambio nos es tan difícil, genera tanta resistencia y muchas veces, si no está suficientemente bien motivado, no se logra de manera concreta. Se reiteran los intentos, pero no se asume como un bienestar.

No obstante, los cambios que requerimos para vivir más plenamente, no deben ser tan traumáticos y costarnos tanto “sacrificio”; más bien deberían ser paulatinos, conscientes y constantes, para que a la larga se asimilen como propios de nuestra naturaleza.

¿Por qué cambiar?

Cambiar para crecer, cambiar para evolucionar, cambiar para estar mejor. Aunque por supuesto se puede cambiar para mal, pero no es a lo que nos referimos aquí. Aquí buscamos que para lograr una transformación te hagas de herramientas que le den sentido positivo al cambio.

Antes de buscar el cambio considera:

1. El cambio no es mágico, ni es perfecto. Requiere tiempo, constancia y opciones.
2. El cambio no es definitivo, tal vez cuando te hayas inclinado por una opción, descubras que lo que querías era hacia otro lado, tendrás que enfrentarte a dar vuelta de nuevo.
3. Si buscas el cambio, deberá venir de ti para que sea real; no busques que tu entorno cambie porque entonces será artificial.
4. Recuerda que, por mucho que corras, son tus pies los que te llevan. Al buscar el cambio evita creer que éste es una forma de evadirte, o de evadir la realidad.
5. Identifica la diferencia entre querer cambiar y necesitar cambiar, porque de ello dependerá la contundencia del cambio.
6. Prueba el cambio, pero no lo veas como definitivo; el cambio puede también consistir en regresar al inicio para corregir, para rectificar. No temas decir ¡por aquí no era!
7. Dedica tiempo a pensar qué es lo que quieres, por muy apremiante que parezca la necesidad de cambiar es mejor si tienes un plan.

Más informes

Para nosotros es muy importante que cuentes con toda la información que requieres, escríbenos o llámanos será un placer responder todas tus preguntas.

Montreal, Qc. Teléfono: 514.244.4592 Horarios: 8 am – 6:30 pm Lunes a Viernes, 9 am – 2 pm Sábado.