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8 cosas que debes saber de los celos y de tal modo aprender a gestionar esas emociones y heridas que los generan.

Hubo un tiempo en que se romantizaron los celos: “si no te cela es que no te quiere”. Se supuso éstos eran un indicador del amor, llegando incluso a los extremos. Ya Shakespeare nos contó también del grave riesgo que representa la celotipia incontrolada, como lo demostró la trágica historia de Otelo.  

Peor, hoy sigue habiendo violencia dentro de la pareja, excusada en los celos, los cuales pocas veces resultan una emoción positiva. Sin embargo, existen, los sentimos aunque no queramos y son parte del repertorio sentimental de las personas. ¡Qué mejor que conocer a detalle sobre los celos y así gestionarlos mejor!  

1. ¿Qué son los celos? 

Como cualquier otra emoción, éstos son un sentimiento normal: no se trata de reprimirlos, sino solucionar las causas que tienen detrás y aprender a gestionar lo que sentimos.  

Celar a alguien tiene que ver con una respuesta al miedo de perder algo que, asumimos, nos pertenece, que es de nuestra propiedad. Es decir, parte de una idea de posesión de la persona a quien celamos. Esto puede ser la pareja, los padres, los amigos y los hijos.  

Los celos nos “avisan” que hay un peligro acechándonos. Un riesgo de perder el cariño de un ser amado. Esta señal de alerta activa otras emociones como el miedo al abandono y la exclusión; enciende el enojo ante la sensación de una posible traición o engaño. Emociones que se vive de forma extrema y dolorosa, aun cuando el riesgo no sea real (como Otelo).  

2. Inseguridad puede ser su origen

Asimismo, los celos ponen en evidencia la inseguridad que vive una persona. 

En los años 90, la Universidad de Nueva York realizó un estudio para entender mejor el fenómeno de los celos y cuál era su origen. Los resultados revelaron algo que ya intuían los propios psicólogos: detrás está la inseguridad, la baja autoestima y, sobre todo, una crianza donde no hubo un apego saludable. Así, al madurar y crecer las personas generamos conductas dependientes hacia nuestras parejas, ahí donde los celos son muy frecuentes. 

3. ¿Todos los celos son enfermizos? 

Ya hemos dicho que sentir celos es normal, incluso hay quienes afirman que son un mecanismo que permite la cohesión de la pareja. En la relación amorosa son esenciales —señalan algunos— para experimentar el amor y mantener estabilidad en la relación. No obstante, cuando los límites se rebasan y llegan a un nivel violento y posesivo, debemos preocuparnos.  

Por otra parte, los celos patológicos (celotipia) son un subtipo de trastorno delirante en que una persona está convencida de que su pareja le es infiel sin que haya motivos que lo justifiquen. Se desarrolla a partir de un hecho que la persona interpreta como sospechoso. 

Los celos en estos casos se manifiestan a través de conductas controladoras y compulsivas con las que se acosa a la pareja: preguntas y comentarios constantes, detrás de ello puede haber una gran dependencia emocional.  

4. ¿Hombres y mujeres los sienten de igual manera? 

No hay un patrón de género que indique que hombres y mujeres deban sentir celos de una u otra manera; mucho depende de la personalidad y temperamento de cada individuo. Tanto hombres como mujeres sienten celos. Cierta evidencia sugiere que los hombres son más celosos cuando se trata de infidelidad sexual (real o percibida), mientras que las mujeres temen más por la infidelidad emocional. 

Sin embargo, las neurociencias explican que cada sexo tiene áreas diferentes del cerebro que responden a los celos y otras comunes para ambos.  

Algunas áreas que intervienen son: la corteza visual, el tálamo, la corteza cingulada anterior o la corteza prefrontal, entre otras, mediadas a su vez por varios neurotransmisores como la vasopresina, la oxitocina o la dopamina.  

Dicho esto, parece que también hay una mayoritaria respuesta por parte del género femenino a los celos como dolor emocional y en los hombres se tiende a la agresión física. 

5. Los celos nos hacen compararnos 

La desconexión que se experimenta del ser amado cuando sentimos celos a menudo implica una comparación social. Esto significa que suponemos que alguien más está recibiendo la atención o adoración que deseamos para nosotros.  

Muchas veces, los celos tienen poco que ver con las cualidades de otra persona o con el interés que nuestra pareja tiene en alguien más. En cambio, suelen relacionarse con la autopercepción, que se ve maximizada por el comportamiento de una pareja o de un tercero. 

Cuando sentimos celos por alguien, esa persona se vuelve más deseable, lo que a su vez intensifica el efecto de los celos. 

6. Celos reactivos 

A diferencia de los patológicos que están presentes siempre y sin un motivo específico, los celos reactivos se desarrollan porque ha habido un motivo fundamentado para tener miedo a que la pareja nos deje por otra persona. Un claro ejemplo de celos reactivos son los que surgen tras conocer una infidelidad. 

Como su propio nombre sugiere, son una reacción a algo. Surgen porque se detectó un peligro real, pues la pareja está siempre sembrando semillas de inseguridad, está ocultando cosas, ha cambiado su ritmo de vida o evidente que está teniendo una aventura con alguien. En estas situaciones, una persona que no convive con celos patológicos, puede desarrollar estos celos reactivos.  

7. No eres tú, soy yo 

Existe otro tipo de celos que se conocen como proyectivos, estos tienen que ver con los impulsos propios hacia la infidelidad. La persona tiene intenciones de ser infiel, pero proyecta estos deseos en su pareja, haciendo ver que es ella la “infiel”.  

Es decir, para no aceptar sus deseos de engañar a la pareja, proyectan toda la situación sobre su pareja, dando la vuelta a la situación e insinuando, ya que no son capaces de conciliar sus propias emociones, que es ella la que representa una amenaza sobre la relación. 

Este tipo de celos proyectivos pueden servir también como excusa para terminar una relación y desprenderse de la responsabilidad propia. Se adjudica una infidelidad a la otra persona, para terminar la relación sin culpa.  

8. Tu pasado me pone celoso 

Cuántas veces no hemos escuchado historias sobre relaciones en conflicto porque alguno de sus miembros siente celos del pasado de su pareja. Esos suelen ser los llamados celos retrospectivos, y nacen en quienes están obsesionados con el pasado, especialmente con exnovias y exnovios.  

Este tipo de celos proyecta malestar sobre su pareja con referencia a su pasado sentimental, sintiendo inseguridad por personas que ya no forman parte de su vida.  

Como puedes observar, sentir celos es normal, pero no quiere decir que en todo caso sea sano. Hay muchos comportamientos tóxicos que se desprenden de esta emoción y que incluso pueden llegar a ser una señal de alerta que puede trascender a la violencia. 

 JORGE DOMÍNGUEZ |  PSICOTERAPIA 

 

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