Saber estas ocho claves de cómo hacer las paces con el pasado nos ayuda a vivir en el aquí y el ahora de manera positiva, sin amarguras ni otras emociones negativas.
¡Hemos llegado al fin al 2020! Sin embargo, a algunos les ha invadido cierta nostalgia por dejar atrás lo vivido, en tanto que otros parecería que tenían prisa por dejar el pasado atrás y comenzar un nuevo año. El pasado puede ser un entrañable recuerdo o una pesada carga.
Ciertamente, lo vivido puede ser motivo de angustia, amargura o rencor; pero no siempre es algo fácil de olvidar. A veces lo llevamos a cuestas como una especie de lastre que nos impide avanzar al futuro con esperanza y buenaventura.
Por ello, aprovechando estos días que suelen inspirarnos al cambio y a proponernos retos a cumplir en los siguientes meses, en esta ocasión voy a exponer por qué es bueno hacer las paces con el pasado y cómo hacerlo.
Hacer las paces con el pasado
Cuando nos reconciliamos con el pasado damos un justo lugar a las cosas —tanto buenas como malas— que nos han sucedidos. Damos la dimensión adecuada a lo vivido y lo aceptamos como experiencias vitales que nos hacen ser quienes somos.
Al hacer las paces con el pasado nos hacemos cargo de nuestras emociones, siendo capaces de gestionar lo que sentimos de manera que seamos capaces de vivir en el aquí y el ahora, pudiendo abrazar el futuro con esperanza y entusiasmo.
Procesar el pasado de manera saludable es una manera de hacer las paces con uno mismo, es ser capaces de perdonarnos los posibles errores, darnos la oportunidad de plantearnos nuevas metas, aceptar las alegrías…
También, asumir el pasado como parte de nuestra historia debería ser una forma de avanzar y no de pretextar para quedarnos atorados en la zona de confort. Para muchos, las vivencias pasadas y las heridas recibidas son pretexto de su inactividad, con frecuencia a causa de una amargura que nació de las expectativas no cumplidas, otras veces por culpa de un miedo al futuro.
En todo caso, no estar en paz con el pasado nos limita y afecta nuestro bienestar. Nos brinda la posibilidad de mantenernos ilusionados y luchar por el futuro.
¿Cómo hacer las paces con el pasado?
Si existe una parte de tu historia con la que no puedes vivir o te gustaría borrar, es momento que revises estas claves que te doy para hacer las paces con tu pasado:
1. Acepta tu historia. Tanto lo brillante como sus zonas “oscuras” nuestra historia es aquello que nos conforma y es imposible borrar lo sucedido. No debemos intentar disfrazar u ocultar esa realidad. Aceptarla con lo doloroso y lo reconfortante es el inicio de la reconciliación.
2. Reconoce tus emociones. Si echas atrás la mirada y revisas tu pasado, incluyendo aquellos episodios que te disgustan ¿qué clase de emociones experimentas? Registra tus emociones sin mentirte, llama a cada emoción con su nombre: ira, vergüenza, frustración, entusiasmo, alegría, incertidumbre.
3. Analiza lo que sientes. Ya que has reconocido las emociones que te despierta el pasado, puedes analizar aquellos detonantes de lo que sientes. ¿Qué sucedió en el pasado que te hace sentir determinada emoción?
Revisa también qué hiciste tú para que tal cosa ocurriese, así también puedes considerar si lo que sientes te corresponde asumirlo a ti o depende de las acciones de otras personas.
Este análisis sobre tus emociones vinculadas al pasado te permitirá tener claridad sobre aquello que experimentaste antes y te distanciará, ayudándote a ubicarte en el presente.
4. Dale sentido a lo sucedido. Busca un significado positivo de lo experimentado en el pasado. Así como nos enseñó Viktor Frankl, con su Logoterapia, es importante que encontremos una razón de ser positiva de lo que hemos experimentado. Ello nos ayudará a verlo de manera diferente y no sólo enfocarnos en lo negativo.
5. Trabaja con el perdón. Si lo que te impide estar en paz con el pasado es un error del que puedes pedir perdón a otra persona que se vio afectada por alguna acción tuya, entonces, toma la decisión de perdón. Lo mismo, puedes pedirte perdón porque consideras que has errado de alguna manera y ello te impide mirarte con buenos ojos.
6. No juzgues tus decisiones. Muchas veces el pasado nos “atormenta” por las decisiones que tomamos o por aquellas que no asumimos. Considera las condiciones en que tomaste esas decisiones, si tuviste la mejor información posible, si actuaste lo mejor que pudiste a partir de tus circunstancias. En este caso, también debes trabajar el autoperdón.
7. Busca una persona espejo. Si te es complicado analizar tu pasado para dimensionarlo en su justa medida, pide a alguien que haya sido testigo o estuviera contigo en esos momentos y pídele que te ayude a recordar desde su perspectiva. Esa persona puede ser como un espejo que te devuelva otra perspectiva de la realidad y te ayuda a mirar con más objetividad.
8. Trabaja con tu autoestima. Cuando tu autoestima es sólida y te miras a ti misma, a ti mismo, de manera positiva, te conoces y te aceptas con agrado, eres capaz de asumir tu historia como ese camino que te ha ido construyendo tal como eres: con lo bueno y lo malo. De tal manera serás capaz de aceptar tu pasado como una hermosa lección que ha construido lo que hoy eres.
Si el pasado ha sido aún más traumático y te atormenta, si al recordarlo sientes demasiada angustia o puede provocarte momentos de depresión, mi recomendación es que acudas a un profesional de la salud emocional para que te ayude a procesar ese momento y puedas hacer las paces con tu pasado y contigo misma, contigo mismo.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA