Estos 7 propósitos emocionales que puedes cumplir son el inicio para hacerte de hábitos saludables que te brinden bienestar.
Cada año nos proponemos mejorar de una u otra manera; hacemos una lista de propósitos que no cumplimos, quizá por falta de motivación o de disciplina, pero especialmente porque esas resoluciones muchas veces tienen que ver con expectativas externas.
Bajar de peso, estudiar un idioma, ahorrar más, dejar el cigarro… Quizá esto último sea lo que más sentido tiene en la búsqueda de un bienestar personal, las otras en algunos casos tienen que ver con requerimientos que el entorno deposita en nosotros. Ser “mejores” para adecuarnos a las exigencias sociales.
Sin embargo, pocas veces buscamos en los propósitos anuales un bienestar integral. Con frecuencia dejamos fuera nuestro mundo emocional, como si éste no fuera una prioridad. Estar bien emocionalmente debe ser tan importante como contar con un mejor físico o con la estabilidad económica.
Especialmente este año que termina, ha dejado secuelas emocionales en todos nosotros. El miedo, la ansiedad, la soledad, la pérdida y la incertidumbre fuero, tal vez, las emociones más recurrentes durante la pandemia. Por ello hoy más que nunca es de gran relevancia trabajar con nuestra salud mental y emocional proponiéndonos algunas de estas cosas.
7 propósitos emocionales que puedes cumplir
Antes de comenzar la lista de propósitos emocionales que puedes cumplir, recuerda que éstos deben ser realistas y alcanzables. Así también, no los consideres una imposición sino un compromiso contigo para alcanzar metas encaminadas a tu propio bienestar.
1. Ser consciente de tus emociones
El primero de los propósitos emocionales que puedes cumplir que te conviene anotar es reconocer tus emociones. Las emociones y sentimientos son intrínsecas al ser humano, no podemos evitarlas y, mucho menos, evadirlas. Para poder alcanzar el bienestar emocional es importante identificar lo que sientes a cada momento y comprender las razones de ese sentir.
Conocer tus emociones te llevará a conocerte mejor y, por tanto, saber qué necesitas emocionalmente. Esto, a su vez, te ayudará a poner límites, protegerte de lo que no te beneficia y pedir asertivamente lo que necesitas para estar bien.
2. Gestionar tus emociones
Cuando conoces lo que sientes y sabes el origen de tal emoción, se torna más fácil aprender a gestionar tus emociones con el fin de que no sean éstas las que guíen tu vida. La forma en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma como las vives. La forma en que reacciones frente una emoción en concreto condicionará cómo actúa sobre ti.
3. Expresar lo que sientes
Saber lo que sientes te permitirá expresarlo de manera asertiva, con ello tus vínculos afectivos y tus relaciones podrán verse mejorados. Recuerda que gracias a una comunicación abierta y acorde a lo que sentimos las relaciones mejoran y se fortalecen.
Expresar lo que sientes te permitirá entablar diálogos encaminados a satisfacer tus necesidades emocionales. También será una posibilidad de aprender a pedir ayuda.
4. Aprender a poner límites
Los límites están estrechamente relacionados con el punto anterior. Así como expresar tus emociones te ayuda a estrechar lazos, también te ayudará e evitar que otros sobrepasen con su comportamiento y actitudes aquello que estás dispuesta, dispuesto, a soportar.
Poner límites es sustancial a la salud emocional. El establecimiento de límites ayuda a crear un clima de conocimiento y respeto.
5. Elegir tus batallas
Algo que debimos aprender este 2020 es sobre prioridades. Elegir tus batallas es seleccionar los problemas que estás dispuesto, dispuesta, afrontar porque, al resolverlos, estarás avanzando en tu camino.
Debes aprender a distinguir entre preocupaciones y problemas serios. Preocuparse por lo importante es vital, lo demás está en la elección que tú hagas. Donde pones tus pensamientos pones tu energía.
6. Responsabilizarte de ti
No hay nada más liberador que hacerte cargo de ti, hacerte responsable de tus decisiones y tus acciones. Pero esto no es nada fácil, porque asumir la responsabilidad de nuestra vida implica también asumir las consecuencias de nuestras decisiones, incluso de la forma en cómo nos sentimos.
Es mucho más fácil jugar el rol de víctima, atribuir culpas a otros o simplemente evadir nuestras emociones para no hacernos cargo. No obstante, por fácil que parezca, esto sólo nos hace vivir dependiendo de los demás.
Por el contrario, tomar el control de nuestra vida nos libera, por muy difícil que parezca. Si tomas el riesgo de vivir conforme a tus decisiones, puedes equivocarte sin dar explicaciones a los demás y también corregir el rumbo de tu vida sin esperar que nadie más lo haga. Es decir, sin depender de nadie.
7. Amarte
Si cumples los seis propósitos anteriores, prácticamente estarás cumpliendo este séptimo. Amarse a uno mismo implica un acto de autocuidado y protección que te pone a salvo de relaciones tóxicas, abusos emocionales y chantajes. Pero especialmente, amarte te permite llevar la vida que quieres, porque que lo deseas y lo puedes hacer.
No estamos acostumbrados a trabajar con estas condiciones emocionales, pero si haces pequeños cambios de forma constante, pronto será un hábito el construir una salud mental y emocional donde logres el bienestar.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA