7 Mitos de la amistad que debemos dejar de creer si queremos tener relaciones afectivas más sanas y sólidas.
Solemos adjudicar una carga de valor muy significativa a la amistad incluso superior a la que se da en familia. Pero no siempre la amistad es como la creemos, existen ciertas ideas erróneas que debemos dejar de creer, con el fin de vivir relaciones más sanas.
La amistad
Los amigos son nuestro sistema de apoyo: nos ayudan con cosas como la autoestima y las emociones, e incluso con la resolución de conflictos. Su presencia en nuestras vidas favorece la salud mental. Muy posiblemente, la amistad es una de las relaciones más significativas que podemos llegar a experimentar.
Tener amigos fomenta el sentido de pertenencia y sentirnos integrados en nuestro entorno más próximo suele estar directamente relacionado con un aumento de la autoestima y la motivación. Igualmente, es terapéutico poder compartir los momentos difíciles con alguien que te apoya y te anima, conectando a un nivel más profundo.
Sin embargo, corremos el riesgo de idealizar tanto la amistad que, a la postre, podemos sufrir grandes decepciones. Eso también podría deberse a que tenemos falsas ideas de cómo debe ser la amistad; mitos que es mejor esclarecer, para así así experimentar vínculos más honestos.
Mitos de la amistad
Para tener relaciones de amistad más sólidas, empáticas, honestas y duraderas, es mejor que nos vayamos deshaciendo de estos mitos de la amistad:
1. La amistad es para siempre
Las personas nos vamos vinculando para vivir ciertas experiencias y madurar de manera conjunta, colaborando unas con otras. Este proceso implica cambios en nosotros y también en quienes nos acompañan en la vida, esos cambios pueden marcar ciclos en las relaciones. Esos ciclos no son eternos, pueden concluir cuando dejamos de tener asuntos en común que deseamos compartir.
Cuando ya no se tiene el interés de experimentar con los amigos, es momento de cerrar el ciclo. La amistad, quizás, haya concluido.
Necesitamos normalizar la idea de que las amistades regularmente terminan y eso está bien.
2. Los amigos siempre están de acuerdo
Todos los seres humanos tenemos perspectivas de la vida diferentes; quizá en algunas cosas coincidimos, pero en otras la experiencia nos hace mirarlas diferente. En la amistad, cada miembro aporta su propia visión de la realidad; en muchos casos, es probable que ésta no sea igual a la nuestra y tengamos discordancias. Ello no significa que se debe terminar la relación, porque no se piensa igual; tampoco quiere decir que no sea una verdadera amistad.
Los desacuerdos son normales en todas las relaciones y hay que tomarlas como ello. Será muy importante el manejo que se dé a las discusiones, desacuerdos y conflictos. La empatía, el respeto y la asertividad será fundamentales para cuidar la amistad frente al desacuerdo.
3. Acuden sin ser llamados
Existe un proverbio que dice: “los amigos son como la sangre a la herida, que acude sin ser llamada”. La verdad es que nadie puede acudir a la ayuda de su amigo (pareja, familiar) sin que se le pida esa asistencia. Recordemos que nadie está obligado a “leernos el pensamiento”.
Cuando un miembro de una amistad se siente herido o necesita establecer un límite o quiere hablar sobre algo importante, debe decirlo. Incluso si un amigo nos conoce desde hace años no se puede esperar que conozca nuestras necesidades sin una guía. Los amigos deben orientarse en torno a esta verdad y practicar la apertura sobre sus necesidades.
4. Lealtad vs complicidad
Cuando se piensa en la amistad también se piensa en lealtad como algo intrínseco. Sin embargo, en ocasiones se puede confundir la lealtad con una malsana complicidad. En ocasiones, en aras de la lealtad, se empuja a los amigos a apoyar causas, relaciones y acciones inapropiadas.
Es válido que los amigos no nos quieran apoyar en todo; especialmente si va en contra de nuestro bienestar o seguridad y ellos lo saben. Igualmente si nuestros actos van en contra de sus principios y valores.
5. El final de la amistad no es un fracaso
Como hemos señalado inicialmente, la amistad no tiene que ser eterna; puede cumplir un ciclo y concluir. No por ello quiere decir que se ha fracasado, o que no supieron ser amigos o amigas.
Cuando las amistades dejan de sentirse mutuas, comienzan a sentirse unilaterales, pierden puntos en común o se topan con diferentes necesidades y visiones del mundo, terminar una amistad puede ser la decisión más saludable.
6. Sólo hay una forma de ser amigo
Nos han enseñado que, aparentemente, hay un solo modelo de amistad; junto con ello parecería que hay una lista de todo lo que un amigo debe cumplir (y si no es así, no es amigo). Sin embargo, los amigos sólo somos personas con las que nos vinculamos por intereses, experiencias y emociones afines, pero no hay un manual punto por punto para ser amigos.
Hay que quitarnos de la cabeza que un amigo debe ser de tal o cual modo, porque las amistades vienen en muchas formas diferentes.
Algunas amistades son extremadamente cercanas, mientras que otras existen en gran medida en círculos sociales compartidos. Podemos encontrar que nos movemos hacia ciertas personas para ciertos tipos de amistad y nos gusta una variedad de tipos. Otros prefieren conexiones más estrechas o más informales. No existe un modelo perfecto para mantener amistades mientras funcione para ti.
7. Cuando se acaba es para siempre
Como en cualquier otra relación humana, la amistad puede terminar por múltiples razones, algunas de ellas porque el ciclo ha concluido, otras porque no se supo librar el conflicto en cierto momento; pero en todos los casos el sentimiento seguirá anidando en el corazón.
Por ello no deberíamos considerar que si una amistad se acaba sea para siempre. Sólo el tiempo, las circunstancias y la forma en que lo aborden, determinará si la ruptura es para siempre o temporal.
Así también, las rupturas entre amigos pueden ser increíblemente difíciles y desgarradoras; como sucede con cualquier otra relación que finaliza. Es importante, también en el caso de la ruptura con un amigo, transitar por un duelo debido a su pérdida.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA
