Para vivir el desapego saludable habremos de explicarnos, en contraste, lo que es el apego y cuándo éste se vuelve insano; cuando supera las demandas naturales de los vínculos que establecemos con los demás y que nos mantiene en dependencia con otros.

El apego es la estima o afecto que sentimos hacia otra persona o cosa; este afecto hace que demos trato especial y de sumo esmero o protección a aquello a lo que nos apegamos. Los apegos no sólo son naturales, sino son necesarios porque nos permiten crear lazos que nos brinden seguridad emocional, nos dan autoconfianza, y crean una red de apoyo en nuestro entorno; su función es que seamos adultos autónomos e independientes.

Sin embargo, la exageración en el afecto y esmero empeñado en un apego, al grado de que nos haga perder la libertad y el rumbo de nuestra vida, entonces estaremos hablando de un apego insano.
El apego insano hacia otras personas —familia, pareja, amigos o hijos— crean emociones exageradas, tóxicas, que causan confusión interior; nos limitan ya que estaremos siendo dependientes de otros y generan la idea de que estar con determinada persona o personas es sinónimo de felicidad; pero, de perder a ese ser querido, el sufrimiento sería inminente.

La compulsión, la obsesión y la necesidad excesiva, así como aferrarnos demasiado a alguien son evidencias de un apego insano del que debemos ser consciente para liberarnos, pues éste puede arrebatarnos el bienestar emocional.

El resultado de un apego insano es decepcionante, nos frustran al no cumplir nuestras expectativas y generan fatiga, conflicto y ansiedad, incluso depresión. Es por ello que hay que trabajar con el desapego saludable contrarrestando los riesgos emocionales que la dependencia significa.

Claves para vivir el desapego saludable

El desapego significa dejar de necesitar, de depender, de vivir con miedo a perder aquello a lo que nos hemos aferrado; es hacernos conscientes de que todo acaba, que nada dura para siempre, por lo tanto si yo me aferro a algo y lo pierdo sufriré. Así, será mejor practicar el desapego.

Practicar el desapego, no obstante, no significa romper vínculos con todo aquello que es importante para nosotros, ni siquiera significa dejar de tener objetivos o de querer ciertas cosas. Significa tener la madurez de saber que, aun queriendo a alguien o algo, no lo necesitamos para vivir y ser felices.

Es nuestra capacidad de amar, apreciar e involucrarnos en las cosas desde un punto de vista equilibrado, liberándonos a su vez de los excesos que nos frenan y cortan la libertad.

1. Ser responsables de uno mismo. La primera clave de un desapego saludable es asumir la responsabilidad y consecuencias de las propias decisiones que encaminan nuestra vida hacia nuestros objetivos (o no). Hay que dejar de delegar nuestra felicidad a otros.
2. Asumir que somos creadores de nuestra historia. El desapego nos permite tomar decisiones por nosotros mismos, si asumimos que nadie más que nosotros podemos decidir sobre el rumbo de nuestra vida, seremos libres y dejaremos de temer a las opiniones ajenas, abandonaremos la necesidad de ser validados por otros y dejaremos de esperar la aprobación de los demás para seguir el rumbo de nuestra vida.
3. Vivir en el presente. Cuando somos capaces de ver la vida como un proceso cíclico en el que todo tiene un principio y también un fin; que nada permanece y, por tanto, no debemos aferrarnos a la permanencia de nada. Dejar que el pasado prosiga al presente, y de pensarlo como un “paraíso perdido” al que anhelamos volver. Soltemos la dura carga de estar siempre volviendo al pasado con nostalgia que altera nuestro presente. No olvidemos lo importante que es vivir.
4. Sanar heridas y perdonar. Al dejar en paz el pasado, el desapego nos da la oportunidad de sanar heridas, favorece la aceptación, nos deja asumir la realidad. Ello posibilita el perdón a otros y a nosotros mismos.
5. Enfocarse en las soluciones en lugar de en los problemas. Más que la queja, debemos tener un plan de acción frente a los problemas, actuar con proactividad y no ser sumisos a lo que ocurre.
6. Distanciarnos de opiniones ajenas. Al trabajar en el desapego debemos saber diferenciar lo que es la opinión de los demás y nuestros verdaderos deseos y necesidades. Podemos ser solidarios con otros, servir de apoyo, pero no podemos vivir la vida como otros lo desean.
7. Abrazar la incertidumbre. Si podemos hacer algo para crear claridad, adelante. Si no, vayamos con la corriente y adoptemos la actitud de que tenemos lo que se necesita para hacer frente a lo que nos depare el futuro.

Es importante trabajar el desapego de forma saludable, sin tornarnos fríos, faltos de empatía y distantes emocionalmente hablando.Si aún te cuesta trabajo este apego, podemos trabajarlo juntos para tener una vida más equilibrada.

“Desapego es aprender a amar, a apreciar lo que tenemos y a involucrarnos en las relaciones de una manera más sana y equilibrada”

JORGE DOMINGUEZ | PSICOTERAPIA