En el principio fueron las sensaciones, un llamado de atención de nuestros sentidos diseñados para mantenernos vivos. Posteriormente, a esas sensaciones corporales le atribuimos el resultado de nuestras experiencias, ya fueran agradables o desagradables. Y así surgieron las emociones, etiquetas mentales que damos a nuestras sensaciones corpóreas.

Por ejemplo, a la sensación que eriza nuestra piel y prepara nuestros músculos con adrenalina para huir ante el peligro, le denominamos miedo y, por supuesto, resulta en una experiencia desagradable pues pone en riesgo nuestra existencia.

Esta es la primera utilidad de las emociones, la supervivencia, la adaptación a nuevas circunstancias y, a la postre, la manera en que aprendimos a enfrentarnos con el mundo. Así más de las veces, nuestras reacciones físicas están vinculadas con nuestros pensamientos, con nuestras emociones.

Mas no siempre somos capaces de reconocerlas, de emitir palabras concretas que describa esos pensamientos que llamamos emociones, y ello deviene en confusión, malestar, conflicto. Por ello es necesario conocernos y conocer cuándo se detona una emoción determinada y poder actuar en congruencia, para recobrar así el bienestar físico y emocional.

Desarrollar la habilidad para identificar lo que sentimos y expresarlo, nos ayudará a controlar nuestras emociones —sin negarlas— y con ello establecer la congruencia de éstas y nuestro comportamiento, ya sea con nosotros mismos o con los demás.

¿Tú sabes qué es lo que te hace sentir enojada? ¿Reconoces aquello que detona la tristeza en ti? Aunque las emociones son comunes en los seres humanos, cada quien las experimenta por motivos diferentes y en situaciones distintas. Así que sólo a través del autoconocimiento podrás identificar tus emociones y así controlarlas para alcanzar tu equilibrio interior.

CONOCERTE ES CONOCER TUS EMOCIONES

Para poder controlar tus emociones, requieres de conocerte a ti misma, a ti mismo, por ello te dejo aquí algunas claves para identificar cuándo y cómo surgen tus emociones.

1. Reconoce que estás sintiendo algo, sin juzgar si es negativo o positivo, pues las emociones no reconocen estos valores. Simplemente son…
2. Detecta cuál es la emoción. Aprende a identificar la emoción lo antes posible para que de esa forma no salga de control.
3. Identifica qué fue lo que detonó esa emoción, ¿qué hacías?, ¿con quién estabas?, ¿qué estaba pasando?…
4. Detecta que tipo de pensamiento vino a tu mente en ese momento.
5. Adquiere las herramientas para encausar esas emociones de forma óptima y que no terminen lastimándote o lastimando a otros.
6. Es momento de actuar en consecuencia con tus emociones ya conocidas y procesadas.

Para adquirir las herramientas que te permitan conocer lo que sientes y expresarlo de forma idónea, a través de conocerte desde el interior, no pierdas la oportunidad de inscribirte al curso Frente a la Vida | CONTIGO

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