6 Cosas que pasan si lo sobrepiensas todo 

Si comprendes estas cosas que pasan si lo sobrepiensas todo también podrás hacerte de herramientas para poner límites a tus pensamientos y fluir más con el presente.  

María suele pasar del podría hacer esto o debería hacer esto, al hubiera hecho eso o ¡cómo pude hacer eso!… Ella pasa demasiado tiempo pensando en las posibilidades, en lo que podría salir mal, en otras alternativas, en cómo lo pudo hacer mejor, en lo arrepentida que está, etc. Con frecuencia piensa demasiado las cosas y poco se concentra en la acción.  

Sobrepensar es un hábito que muchos tenemos y que, más de las veces, nos produce ansiedad. Para lo único que sirve es para postergar decisiones, para lamentarnos por el pasado o para evitar un futuro que —pudiendo ser dichoso— tememos enfrentar.  

Habrá quienes digan, sin embargo, que sobrepensar las cosas es una manera de analizar muy bien la situación, pero en realidad es más un causante de angustia que una búsqueda de soluciones. Tener una idea en la cabeza y darle vueltas, rumiando las posibilidades del antes o el después es muy poco fructífero. No podemos cambiar el pasado y no podemos frenar el futuro.  

Dándole vueltas a la idea 

Aunque exista quien diga que sobrepensar las cosas puede ser positivo si se trata de evaluar todas las posibilidades de una decisión o situación para llegar a una meta, también puede ser un hábito negativo si nos enfrascamos en el solo pensar para evitar actuar o tomar decisiones.  

Cuando sobrepensamos estamos entrando en un bucle de ideas que se repiten una y otra vez en la cabeza. Tanto si es para analizar algo bueno que ha pasado tratando de encontrar la falla; tanto si es algo negativo, buscando encontrar algo que arregle el pasado “mágicamente”. En ambos casos, una tarea inútil.  

Al final del día, la suma de tanto pensar termina en estrés, ansiedad, dolor de cabeza y fatiga mental. Incluso puede trascender el día y llevarnos a una noche de insomnio innecesaria.  

Cosas que pasan si lo sobrepiensas todo

Además de lo extenuante que resulta sobrepensarlo todo, pueden existir otras consecuencias en la salud y estado de ánimo que se deben evitar.  

1. Sobrepensar es adictivo. Una vez que entras en la espiral del pensamiento es difícil de parar. Nos acostumbramos a hacerlo para todo y en todo momento del día, incluso lo hacemos de forma inconsciente y detenerse es muy difícil.  

2. Estacionados en los detalles. Sobrepensar se vuelve una manera de dar sentido a lo que nos rodea, pero puede convertirse en un problema cuando obtenemos de ello más información de lo que requerimos. Nos volvemos observadores de los mínimos detalles, aun sin importancia, acumulando innecesariamente más datos.  

3. Tendencia al pesimismo. Generalmente cuando buscamos demás a una idea no es para destacar los aspectos positivos. Hay una inclinación hacia el pesimismo en el acto de sobrepensar. Cuando se es exhaustivo en el análisis de un hecho se buscan tantas opciones que incluso uno tiende a destacar las peores aristas de la situación. 

4. Proyectar los miedos. Darle tantas vueltas a una situación puede llevarnos a proyectar nuestros miedos y agudizar el pesimismo, del que hablé anteriormente. Quizá estamos tan intimidados de nuestra realidad que tememos las consecuencias de cada uno de nuestros actos, proyectando nuestros miedos e inseguridades, antes que afrontarlos. 

5. Arruinar nuestras relaciones. Al sobrepensar estamos revisitando el pasado de manera constante o postergando el futuro. Poca gente puede tener la paciencia de vivir con alguien que todo lo piensa demasiado, que vive enredado en sus ideas o que todo lo enreda. Para los demás ésta puede ser una situación demasiado compleja, difícil de sobrellevar.  

6. Perder oportunidades. Sobrepensando el pasado o analizando demasiado el futuro es una excelente manera de perderte el presente. Las oportunidades, lo sabemos, no estarán ahí para siempre y entretenernos en darle vueltas a las ideas solo nos impide aprovechar el hoy.  

Sopesar los pros y contras de una situación que debamos decidir está bien, es lo idea; considerar cómo arreglar una situación que nos ha puesto en un predicamento nos permite asumir nuestras responsabilidades y actuar en consecuencia. Pero sobrepensar las cosas, como podemos ver, no lleva a ningún buen puerto, lo que sí es que nos evade de vivir la realidad.  

Cómo dejar el hábito de sobrepensar 

Si deseas estar más consciente de tu realidad y sobrepensar menos, te dejo algunas claves que pueden ayudarte. 

• Amplia tu perspectiva. Si te concentras demasiado en los detalles, busca ampliar la perspectiva haciéndote preguntas elementales para resolver rápidamente la cuestión: ¿esto importará en cinco años?  
• Define un plazo para decidir. Establece una fecha concreta para consolidar tus decisiones, lo que te evitará que prolongues el tiempo dando vueltas a la misma idea.  
• Llega a la acción. Si estableces plazos podrás pasar del pensamiento a la acción y podrás estar más consciente del aquí y el ahora.  
• Pierde el control. Queremos tener el control de todo, y sobrepensar las cosas nos da la falsa sensación de que así será.  Así que deja de tratar de controlarlo todo. Tratar de hacerlo simplemente no funciona, porque nadie puede ver todos los posibles escenarios con antelación. 
• ¡Basta! Decídete a parar cuando sabes que no puedes pensar con claridad y estás llevando al extremo. 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA