Casi llegamos a la primera mitad del año y muchos nos hemos olvidado de los propósitos o metas que deseábamos cumplir al concluir este ciclo anual. Bajar de peso, ahorrar más, dejar de fumar, viajar… Nuestra lista de objetivos se ha quedado en deseos o intenciones, y en gran medida puede deberse a la falta de motivación.
La motivación es ese impulso que tenemos para realizar las cosas, incluso levantarnos de la cama; la razón o motivo que nos lleva a desarrollar algún proyecto o simplemente llevar una vida cotidiana realizando tareas que se nos encomiendan o que hemos elegido hacer porque nos gustan.
Sentirnos motivados es fundamental, sin embargo a veces consideramos que deben existir un estímulo ajeno a nosotros que nos proporcione esta motivación para que concretemos nuestros planes. Quizá esperamos que otros nos reconozcan o nos den alguna clase de premio por esforzarnos.
Al no llegar ese impulso del exterior solemos desistir en nuestra empresa, de ahí que lo esencial sea la automotivación. Ser uno mismo capaz de encontrar y despertar la motivación para lograr todo lo que nos proponemos. Y por eso te dejo aquí algunas claves para automotivarte.
1. Cuida tus pensamientos.
Lo primero que mantiene la motivación, o no, es la clase de pensamientos que tenemos. Un pensamiento negativo, recuerda, nunca te llevará a una vida positiva.
Si en tu mente no hay pensamientos positivos de lo que puedes hacer, del éxito que puedes tener, de las barreras que puedes romper, difícilmente te sentirás impulsado a cualquier esfuerzo. Si lo que piensas es que jamás lo lograrás, que esto no es para ti, que no eres tan buena, tan bueno, para lograrlo, entonces no tendrás motivos para intentarlo.
Pensar positivo es pensar que puedes esforzarte y puedes lograrlo.
2. Recuerda tus motivos.
Tal vez hayas olvidado porqué comenzaste tal proyecto, o porqué querías cambiar algo en tu estilo de vida. La vorágine de la cotidianidad te impidió recordar el entusiasmo que tenías cuando te planteaste alguna meta. Por ello es momento de recordarlo.
Escribe tus metas y haz una lista de los motivos que tienes para luchar por ello, tener la disciplina del esfuerzo constante y conseguirlo.
Si no encuentras motivos que hoy en día te apasionen y te hagan esforzarte, pregúntate si la meta es adecuada. Muchas veces buscamos hacer cambios o proyectos que nos planteamos por presión social o imitación y moda. ¿Realmente requieres bajar de peso o lo que necesitas es quererlo como es? ¿Deseas en este momento dejar de fumar o no? ¿Estás seguro que quieres correr ese maratón?
No encontrar una razón para cumplir una meta tal vez no es falta de motivación sino una incorrecta elección de tus objetivos. Revísalos y decide si es lo que quieres y luego vuelve a la lista de motivaciones especificando qué es lo que te entusiasma de lograrlo: ahí estará tu motivación.
3. Elabora un diario personal que refleje tus progresos
¿Has visto las personas que diariamente se toman fotografías en el gimnasio? No necesariamente quiere decir que nos presumen su abdomen perfecto o su musculatura desarrollada, muchas veces esas fotografías forman parte, consciente o inconscientemente, de su automotivación.
Hacer un registro cotidiano de nuestros avances en el cumplimiento de tus metas te dejará ver cómo es que el esfuerzo sí es productivo, si te acerca a donde quieres llegar. Es darte cuenta que no estás trabajando en vano, sino que tu sacrificio está valiendo la pena.
Además, tener un diario que refleje tu progreso es también un testimonio para el futuro, en el que puedes darte cuenta que cualquier cosa que te propongas la puedes lograr.
4. Visualízate en la meta
La visualización mental es un ejercicio altamente positivo. Verte a ti mismo ya cumpliendo la meta, obteniendo los resultados deseados, con todo el detalle posible le dice a tu cerebro que lo estás logrando, que todo irá bien y que el éxito es un hecho.
Cierra los ojos y disfruta imaginando cómo percibes el momento de éxito y satisfacción en aquello que te has propuesto. ¿Cómo te sentirías, con quién lo compartirías? ¿Qué harás en ese momento?
Entre mayores detalles visualices más motivado te mantendrás y durante más tiempo. Si practicas esta imagen mental durante cinco minutos al día, tu éxito estará más cerca.
5. Acepta las fallas, pero no te derrotes
Quizá habrá un día en que te sientas más cansado, que no tengas tiempo para realizar las tareas que te has propuesto para acercarte a tu meta o que has fallado. Eso no debe ser una derrota, sino un alto en el camino que debe llevarte a continuar. Pero la regla de oro es la siguiente: puedes fallar un día, pero no dos días consecutivos.
No te boicotees a ti mismo, a ti misma, si un día no logras el cometido no ceses en el esfuerzo, al día siguiente vuelve al trabajo y persiste. Prepara a tu cerebro para que aún con la decaída, vuelvas a continuar. Recuerda que el esfuerzo que hiciste ayer, se perderá hoy si no lo intentas.
Cuando las cosas no salen como quisiéramos vienen los pensamientos derrotistas que pueden hacerte claudicar, entonces tendrás que volver al punto 1.
No tengas miedo cuando estos pensamientos te aborden, ya que es completamente natural que de vez en cuando surjan y te inviten a dejar de luchar. Si eres consciente de ellos, puedes gestionarlos para que no te afecten. Por cada momento de bajón que experimentes, ten pensado un motivo de peso para seguir luchando.
Una clave final es estar abiertos a la inspiración, la vida nos da muchas razones constantemente, hay que mantenernos atentos a las cosas que nos inspiran y nos impulsan a ser mejores.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA